Capítulo 4: Amigos.

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Si bien a momentos me sentía al margen, los chicos de una manera u otra lograban hacerme parte de todo. A momentos me sorprendí sonriendo mientras miraba a ese grupo de chicos que horas antes me eran totalmente ajenos. Estaban despertando algo en mí que no conocía.

Gracias a la organización que llevábamos desde meses atrás el dinero nos alcanzó de excelente manera para los gastos grupales. Con Melanny juntamos nuestros fondos para comprar todo lo necesario para nuestra habitación; mesas de noche, lámparas nuevas, un escritorio doble, un televisor, pintura y unas hermosas cortinas entre otras cosas que harían del lugar más que un sueño. Claro que el crédito tuvo que entrar en juego.

Recorrimos todas las tiendas posibles, primero todos juntos y luego en grupos más pequeños para así poder aprovechar mejor el tiempo. Los muebles llegarían a la casa dentro de dos o tres días, por lo que al día siguiente deberíamos comenzar a pintar para adelantar trabajo.

Melanny hablaba alegremente de todas las ideas que tenía para nuestra habitación, claro, estaba por terminar la carrera de diseño de ambientes y ese era su fuerte, aunque como hobbie también hacía otras cosas relacionadas al rubro. Esa fue una de las tantas cosas que aprendí de ella en el rato que estuvimos a solas. Me contó que sus padres tenían un negocio dedicado a la banquetería en el cual trabajaba constantemente, que se esforzaron siempre por darle lo mejor, así fue como pudo asistir a una buena escuela, lugar donde conoció a David. También me contó que desde que era una niña le encantaba el diseño, especialmente de vestuarios, pero decidió seguir por algo que consideraba un desafío más grande. Me contó que le encantaban los gatos y que su color favorito, al igual que el mío, era el rojo, mismo que elegimos como predominante para nuestra habitación.

Yo por mi parte, más que hablar, sólo me dedicaba a escucharla, asentir y sonreír, encantada con cada detalle que me daba de ella.

Nos juntamos en el estacionamiento con el resto para guardar las cosas que podíamos llevar nosotros mismos en los autos, para luego dirigirnos al supermercado. De alguna extraña manera, me sentí libre al disfrutar con ellos de algo tan simple como hacer las compras.

Dan puso a Frani dentro de un carro y corrió con ella por un pasillo, fue ahí cuando David me propuso hacer lo mismo. Su cara de sorpresa cuando acepté es algo que jamás olvidaré. Pese a que mi rostro no mostraba para nada mi emoción, esa era una de las experiencias más divertidas de mi vida.

Joseph caminaba junto a Melanny, quien le pidió que llevara la cuenta de los gastos en su teléfono mientras ella sacaba de su pequeña cartera una libreta donde, supuse, estaría la lista de compras. Después de recorrer varios pasillos y llenando casi ambos carros con diferentes productos, mi compañera de cuarto nos detuvo.

-De acuerdo. Saqué todas las cuentas de las primeras compras, más lo que llevamos hasta ahora y aún nos queda dinero. Completamos la lista y personalmente creo que deberíamos ocupar el resto en algo para celebrar la bienvenida a nuestra nueva casa - dijo con voz sugerente al final.

-Entonces vamos al pasillo de licores y cuando lleguemos a casa podemos pedir algún delivery - sugirió Joseph.

"Pizza" pensé al instante. ¿Sería como la escena que había soñado?

-¿No tienes que trabajar hoy? - preguntó Melanny.

-Oh, no. Hice algunos arreglos en el bar para poder hacer la mudanza tranquilo, Astrid va a reemplazarme un par de noches en lo que terminamos de instalarnos. Quizás me pase por ahí durante la semana, pero por ahora estoy libre. No podría perderme esto.

-¡Genial! Entonces podrás compartir con nosotros - exclamó mientras lo miraba con sus brillantes ojos azules.

Tras un largo debate y casi sin tomar una decisión concreta, compramos cervezas, vino, tequila, champagne, jugos y gaseosas.

Azul ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora