"The Greatest Showman". Aparentemente Joe era un fan de Hugh Jackman en secreto y pensó que esa película podría ser de mi agrado. Fue una buena decisión. No conocía la película, pero sí había escuchado algunas de las canciones sin saber que eran parte de ella y las amaba.
La habitación de Joe era sencilla, pero con actitud, al igual que su propietario. Claramente había dejado de ser la habitación del bebé para convertirse en un espacio con todo el estilo de mi mejor amigo.
Las paredes pasaron del celeste a una mezcla de azul oscuro, negro y detalles en gris. Había ubicado un pequeño escritorio con un par de repisas encima donde se apreciaba una pequeña, pero bien cuidada colección de libros. Su guitarra favorita reposaba en un atril cerca de su cama, las otras las había dejado en el cuarto de música donde en ocasiones pasaba el tiempo con David y Dan. Una alfombra negra y gris de forma circular cubría el centro del cuarto. Tenía una cama pequeña, decía que no necesitaba más que eso, pero también dijo que quizás en algunas ocasiones no sería tan mala idea tener una más grande, por ejemplo, en momentos como ese, en el que ambos tratábamos de acomodarnos en ella mientras comíamos papitas y nos preparábamos para mirar el televisor que colgaba de la pared.
-Entonces... - comencé a hablar, más interesada de lo que esperaba - ¿Cómo te fue con Dayana?
-Pues... - hizo una pausa como para pensar bien en sus palabras - Creo que mucho mejor de lo que esperaba.
-¿Hicieron las pases?
-No sé si como tal, pero la invité a salir para tener el tiempo de conversar bien las cosas y poder disculparme como corresponde.
-¿Y aceptó? - pregunté ansiosa.
-Yep. Aceptó - respondió con una expresión que no pude descifrar.
En ese momento sentí una mezcla de emociones que me costó entender del todo. Por un lado me emocionaba la idea de que las cosas fueran bien para Joe, quería verlo feliz, pero al mismo tiempo me sentía culpable por pensar que si su relación con Dayana funcionaba entonces sus sentimientos románticos por Melanny serían nulos y eso me daría algún tipo de paz interior.
Pensar en ello hizo que no me aguantara las ganas de preguntarle un par de cosas más.
-¿De qué hablaron mientras estuvieron ahí?
-Mmm... No mucho. Le pregunté que cómo estaba y qué ha sido de su vida.
-¿Se veía molesta contigo?
-No sé si "molesta" sea la palabra.
-¿Te emocionó hablar con ella?
-¿Por qué tantas preguntas? - dijo riendo.
-Entonces ¿aún sientes cosas por ella?
-Ok, yo creo que es momento de empezar la película.
Hice un puchero y una falsa mueca de descontento antes de responder a su sonrisa ladeada y asentir con la cabeza.
-¿Te sirvo algo para beber? - preguntó mientras se incorporaba con un movimiento suave.
-Mmm... quiero jugo. Las papitas no durarán ni los primeros cinco minutos de película. ¿Qué más trajimos?
-Entrega especial - dijo antes de lanzarme una bolsa de Doritos a la cara y ponerse a reír.
Ya que el espacio en la cama no era tanto, nos habíamos acomodado muy cerca el uno del otro. Apagamos la luz de la habitación dejando sólo la tenue iluminación de una lámpara al lado de Joe y pusimos play a la película. Lo que se me hacía raro no era la cercanía e intimidad que teníamos en ese momento, sino que no me molestaba para nada.
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Azul Profundo
RomanceAmelie, una joven disciplinada y correcta que siempre ha puesto a su familia por delante de todo, sabe que una parte de ella puede deshonrar a quienes más ama. Sabe que puede decepcionarlos, que pueden rechazarla, pero cuando el corazón es el que m...