Capítulo 8: Sentimientos.

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La noche seguía avanzando, dándome cada vez más momentos que recordar y dándole un valor aún más especial al día que marcaría el antes y el después en mi vida.

Me encontraba con Mel y todas sus amigas nuevamente, instaladas en la barra de nuestra sala de estar, conversando y riendo. Sentía el alcohol correr por mi cuerpo por primera vez, junto con esa sensación de libertad que tantas veces había escuchado que entregaba.

-No puedes negarlo - decía la chica de cabello corto y de color verde, Tara -. Eres por lejos la más ebria del grupo ¡Quizás incluso la más ebria de toda la fiesta!

-Por votación popular sabes que es cierto, no hay forma de que lo niegues - se sumó Frani.

-Yo no era del grupo, pero definitivamente apoyo la moción - dije, mientras la abrazaba por la cintura y reía junto a ella.

-De acuerdo, lo acepto, pero ustedes llevan más tiempo bebiendo que yo. Tengo menos resistencia y se aprovechan de eso.

-Nadie te obliga a irte de copas - dijo Astrid -, así que no nos culpes de nada.

-¡Esto no es justo! Ami, diles que no es justo - me dijo en un puchero.

Después de un rato, Ami se había convertido en mi nuevo apodo, el cual sólo ella estaba autorizada a usar.

-Está bien, no es justo. Ahora ¿por qué no cambiamos el tema?

-¿Y por qué mejor no jugamos a algo? - dijo Joe detrás de mí, quien se acercaba con un grupo de chicos, de los cuales ya reconocía a la mayoría.

Eran cerca de las 4 de la madrugada y pese a que varias personas se habían ido ya, la casa seguía en su mayoría llena. La piscina había sido el foco principal de atención, pero la cocina, comedor y la sala del segundo piso, recibían a varios de nuestros invitados.

Mientras tanto en la sala de estar nos encontrábamos nosotros, un grupo de aproximadamente quince personas , quienes supuse, sin contarme, eran los de mayor confianza.

-¿Qué tienes en mente? - le pregunté a Joe.

-No lo sé, sólo quería unirme a ustedes y los chicos también.

-Verdad o reto - dijo Dan.

La mayoría dio su aprobación, ante lo cual tomamos nuestros vasos y nos sentamos en los sillones y el suelo formando un amplio círculo al centro de la gran sala. Mel se ubicó junto a mí, haciéndome sonreír.

Llegados a un punto de la fiesta, volví a encontrarme con ella, desde ese momento no volvimos a separarnos y supuse que gracias al efecto del alcohol su lado más meloso estaba saliendo conmigo. En muchas ocasiones estuvimos abrazadas o se acercaba para hablarme al oído. Tenerla a tan poca distancia de mí me producía un sin fin de sensaciones que no sabía bien cómo controlar, pero que sin duda alguna me gustaban. El sólo hecho de poder sentir su aroma o rozar su mano con la mía, poder rodear su cuerpo en un abrazo o tenerla cerca, me hacía sentir más cosas de las que jamás había experimentado.

-¿De qué va este juego? - le pregunté al oído, aprovechando nuestra cercanía.

-Es sencillo. Una persona empieza, elige a alguien del grupo y le pregunta "¿Verdad o reto?". Si elige verdad, se le hace una pregunta que debe responder sí o sí. Si elige reto, lo mismo y una vez que lo haga es su turno de elegir a alguien más.

Asentí justo antes de que comenzaran. Parecía sencillo.

-De acuerdo, yo empiezo - dijo Dan, elevando su vaso y poniéndose de pie para llamar la atención de todos -. Mi primera víctima será... Amelie. ¿Verdad o reto?

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