Capítulo 13: Poco a poco.

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Terminaba de secar mi cabello cuando Melanny salió del baño en pijama y recién duchada. Se acercó a mí y me abrazó por la espalda, cruzando sus brazos sobre mis hombros. Por un momento me puse un poco nerviosa, pero a la vez su abrazo me hizo sentir una enorme paz. Volteé en mi silla para verla de pie detrás de mí, estirándose y bostezando.

-¿Ya estás lista para dormir? - pregunté, intentando hacerme el ánimo para preguntar lo que en realidad quería saber.

-Casi, primero debo secar mi cabello - dijo, haciendo un puchero.

-Ven aquí, yo lo haré.

Me puse de pie y apunté la silla para que se ubicara en ella. Tomé el cepillo del escritorio para poder desenredar su cabello, cepillándolo con toda la delicadeza que había en mí. Recordé la primera vez que la vi, su melena era más corta, era adorable. Ahora tenía el cabello más largo y sabía muy bien como acomodarlo según la ocasión, cada uno de sus peinados era acorde a su vestimenta o al día.

Tomé el secador y comencé con mi labor mientras con mis manos ayudaba en la tarea, aprovechando al tiempo de acariciar su cabeza como si fuera una niña pequeña. Ella reaccionaba de la misma manera y a los pocos segundos noté como el sueño la invadía.

-Mel, no te duermas aún. En un rato ya estará listo.

-No estoy durmiendo - dijo entre un bostezo - pero se siente tan... agradable.

Sonreí sin que ella lo notara y seguí secando su cabello. Ya faltaba poco y los nervios por preguntarle aquello que me carcomían la mente se esfumaron en cuanto ella se me adelantó.

-¿Ami?

-¿Qué pasó?

-¿Puedo dormir contigo esta noche?

Noté como su cara se sonrojaba pese a que la ocultaba de mí. Me había quedado sin palabras y no noté que aún no respondía a su pregunta.

-Si no quieres está bien, quizás me adelanté. Y yo fui la que pidió ir lento, soy una tonta...

-No es eso - me apresuré a responder -. Lo siento, es que yo también quería preguntarte lo mismo - confesé.

-Entonces, supongo que ¿es un sí?

-Por su puesto.

Guardamos silencio hasta que apagué el secador. Apagué la luz del cuarto y me dirigí a la cama con ella. Pasé al rincón y ella se recostó junto a mí, sin tocarnos en lo absoluto. Mientras pasaban los minutos, la distancia y el silencio se hacían cada vez más incómodos.

-¿Mel...?

-¿Sí?

-¿Podríamos... acercarnos?

No respondió en palabras, pero su cuerpo rápidamente se amoldó al mío. Su espalda pegada a mi pecho, mi brazo rodeándola por la cintura y nuestros pies abrazándose a su manera.

La tensión desapareció y ahora sí me sentía lista para dormir. Pegué mi cara a su cabello, sintiendo su aroma y me acerqué un poco más para besar su mejilla.

-Buenas noches, Mel.

-Buenas noches, Ami - dijo ella, en el momento en que giraba lo suficiente su cabeza para depositar un casto beso en mis labios.

Mientras cerraba mis ojos pensaba en lo diferente que era poder dormir abrazada a alguien, a diferencia de todas las experiencias que había tenido anteriormente. Jamás pude tener algo más que esos encuentros casuales y a escondidas en algún parque lejos de casa o en los baños más ocultos de la universidad. Nada romántico ni con futuro, sólo momentos sin significado alguno. Sentir el calor de alguien era algo nuevo para mí, conversar sobre nosotras y tener algo más que sólo una aventura casual. No sabía realmente a dónde iría todo esto, pero atesoraría estos momentos para siempre.

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