Capítulo 28: Traición.

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-La verdad, no me sorprende para nada - dijo Ben mientras pasaba un brazo sobre los hombros de su novio -. El radar comenzó a sonar cuando te conocí.

-Pues yo no me lo esperaba - dijo entonces Michelle -. Aunque, bueno, eso no cambia nada las cosas.

Después de mi pequeño descuido en el que prácticamente grité mi orientación sexual, los nervios comenzaron a aparecer ante los susurros y preguntas de la gente a nuestro alrededor. Fue entonces cuando, afortunadamente, crucé miradas con Joe y recordé nuestra charla cuando salí del clóset ante él. Me sonrió y asintió con la cabeza, como dándome un pequeño empujón y diciendo que todo estaría bien. Y así fue.

Cuando Andrés me preguntó directamente (a diferencia del resto) si es que era lesbiana, respiré profundamente y asentí con el mejor intento de sonrisa que pude, tratando de ocultar el temblor en mis manos y esperando que eso no cambiara la relación que estaba creando con el grupo.

Sin embargo, como ya me habían dicho antes, mis miedos no tenían razón de ser, dado que después de dar mi respuesta no hubo ningún comentario de desaprobación o similar, por el contrario, comenzaron los chistes sobre el "lesbian power" y el hecho de que junto a Astrid habíamos ganado el juego.

-No les voy a mentir. No sabía cómo contarles y estaba bastante nerviosa cuando pensaba cómo podrían tomarse esto, pero me alegro de que todo haya salido bien.

-Amelie - me interrumpió Alan -, en este grupo hay dos gays, dos lesbianas, bueno, tres ahora, unos bi y más de alguno que no es tan hétero como dice. ¿Qué pensabas que iba a pasar?

-Buen punto - respondí -, pero en mi defensa, soy nueva aquí y ya les dije que nunca había salido del clóset y que tampoco había tenido un grupo de amigos como ustedes.

-Pero ya nos tienes y finalmente saliste públicamente. Así que brindo por eso - dijo Joe alzando su cerveza.

Ya había pasado un rato desde que había terminado el juego. Éramos menos de diez personas las que conversábamos entonces, mientras el resto se había separado en diferentes grupos y hacían diferentes cosas. Y Melanny seguía sin aparecer frente a mis ojos.

Me preguntaba si se habría enterado de "la noticia" y si quizás eso la impulsaría a dar ese paso conmigo. Llegados a ese punto de la fiesta, la verdad es que todo lo que había sentido antes estaba quedando de lado, ahora sólo quería verla, seguir celebrando junto a ella, quería ver cómo sus mejillas se sonrojaban con el alcohol y que comenzara con esas excesivas muestras de afecto que en ocasiones me tomaban desprevenida.

Me separé del grupo diciendo que iría al baño, ocultando mi verdadera intención de ir a buscarla, pero en cuanto me puse de pie, Dayana se levantó para ir conmigo.

-¿Cómo va la fiesta? - pregunté mientras entrábamos a la casa.

-Mejor de lo que esperaba.

-¿Te asustaba venir aquí?

-Pensaba que sería imprudente de mi parte, pero Joe me lo pidió y no podía decirle que no.

-Me alegra que hayas venido - confesé con una sonrisa.

-A mí también. Oye, gracias por haberte acercado a mí cuando llegué. Creo que gracias a eso algunos pudieron ceder un poco conmigo.

-¿Tan mala fuiste con los chicos?

-Creo que sí. Mi actitud con ellos no fue la mejor y creo que no los traté de la manera correcta - confesó con una clara expresión de tristeza -, pero espero poder solucionar las cosas. No soy la persona que ellos recuerdan.

-Quizás no sirva de mucho, pero tienes mi apoyo.

Los baños estaban ocupados y, para evitar ir a mi habitación en caso de que Melanny estuviese ahí, le dije que fuéramos al del taller de Mel. Cuando llegamos nos miramos como preguntando quién entraría primero. Finalmente entramos juntas mientras seguíamos conversando.

Azul ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora