Capítulo 5: Pequeños secretos.

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No sé cuánto tiempo estuve dentro de la ducha, sólo sé que me daba miedo salir y ver su rostro. Me daba miedo que me rechazara, que se alejara, que se enojara incluso, fue por eso que en cuanto abrí mis ojos y la vi durmiendo junto a mí decidí levantarme en seguida y refugiarme en el baño. No podía ordenar bien mis ideas, pero tarde o temprano tendría que afrontarlo.

Pero ¿qué era lo que tenía que afrontar? ¿Qué había pasado realmente? ¿Qué habría significado todo eso?

Corté el agua y luego de envolver mi cabello en una toalla me puse mi bata de baño. Me miré en el espejo mientras quitaba el vapor de este con mi mano, como intentando encontrar algo que me ayudara en la Amelie del reflejo. Respiré profundo para luego salir y encontrarla ahí, aún dormida.

Caminé lentamente al armario, temía hacer algún ruido y despertarla. Cada segundo que pasaba hacía crecer más y más la ansiedad en mí .

Cuando terminaba de vestirme comenzó a moverse y sus ojos, abriéndose lentamente, se encontraron con los míos. Me ofreció una sonrisa, tierna y cálida, y me dio los buenos días. No pude evitar que mis mejillas tomaran color al instante y, tratando de escapar, la saludé mientras corría la mirada.

-Nunca voy a aprender, este dolor de cabeza me va a matar - me miró haciendo un puchero -. Por cierto, supongo que tú me trajiste aquí anoche, así que muchas gracias.

-En realidad, Joseph me ayudó a traerte - confesé avergonzada.

-Era de esperarse, siempre me cuida - dijo con una sonrisa triste -. No hice nada raro anoche ¿verdad? Lo último que recuerdo es que empezamos a jugar y... Oh por Dios, besé a Frani - se llevó las manos a la cara, como tapándose de la vergüenza -. Por favor dime que no pasó nada más después de eso.

-Eh... no, el juego estuvo más tranquilo después de eso - respondí no muy segura. ¿Estaba pasando por alto lo que ocurrió entre nosotras? O quizás quería restarle importancia.

-¿Y no me porté mal contigo? Si es así por favor perdóname, prometo que no volverá a pasar.

¿Que si se portó mal conmigo? ¿A qué se refería? ¿Quería yo que eso no volviera a suceder? ¿O quizás era posible que ella no recordará nada?

Guardé silenció mientras volvía a ordenar mis ideas. Si bien tenía miedo de hacerle frente a la situación, el hecho de que ella no lo recordara o que no le diera la misma importancia que le estaba dando yo, me hacía sentir decepcionada.

-No, no pasó nada. Sólo... te trajimos con Joseph y, bueno, nos acostamos a dormir... - respondí mirándola de reojo, intentando leer su expresión.

-Gracias, señor - dijo al momento que se ponía de pie para dirigirse al baño. Cerró la puerta tras ella, dejándome sola junto a la cama con un enredo de pensamientos atacando mi cabeza.

Quizás debí suponerlo, anoche claramente estaba bastante ebria y en esas situaciones algunas personas no recuerdan lo que hacen, pero pese a que el momento no fue del todo perfecto, compartimos algo importante, al menos para mí.

Sus labios se encontraron con los míos, sentí su respiración sobre mí y su mano afirmándome por la cintura. Su cuerpo se apretó al mío y podía sentir como nuestros pechos se juntaban, mientras su lengua rozaba la entrada a mí boca, la cual no fue capaz de reaccionar en seguida. Imitándola tomé su cintura, mi mano recorrió su espalda y bajó a su pierna. Su boca se movía lentamente, hasta que dejó de hacerlo, al igual que ella, quien se dormía profundamente luego de unos minutos.

Una parte de mí quería llorar, pero la encerré en lo más profundo de mí como ya sabía hacerlo, así que después de contar hasta diez terminé de prepararme para el día, ordené mis cosas y mientras esa estúpida y hermosa chica se vestía, yo sequé mi cabello para luego bajar juntas a desayunar.

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