Joe quería que lo acercáramos al punto donde tendría su cita, sobre la cual Melanny no tenía idea. Decidió no llevar auto ya que sabía que durante la noche tendría que llevarnos a casa si es que llegábamos a beber a La uñeta. Era un buen punto y tenía razón, por lo que no podíamos negarnos.
Un par de minutos después de que apareciera en el cuarto nos pusimos en marcha. Subimos los tres en mi auto, Melanny en el asiento del copiloto y Joe detrás de ella. Nadie habló sobre lo ocurrido en el desayuno y lo agradecí totalmente.
-¿A dónde debes ir a esta hora? - preguntó Melanny mientras jugaba con el radio buscando alguna estación que fuera de su agrado.
-Debo hacer un par de cosas y arreglar algunos asuntos - respondió Joe, con la mirada perdida a través de la ventana.
-Podrías buscar un mejor panorama para un viernes - insistió ella, aunque no del todo interesada.
-A mí me parece un buen panorama - agregó, mirándome de reojo con una suave sonrisa tímida que pude ver a través del retrovisor y dejando en claro que no revelaría ningún tipo de información adicional. Me moría por saber cómo resultaría todo para él.
Dejamos a Joe en una esquina que nos indicó y seguimos nuestro camino a la banquetera donde Miriam y Victor, quienes parecían haber estado trabajando toda la noche, nos miraron casi como si fuéramos ángeles caídos del cielo mientras entrábamos en el local.
-Espero que hayan comido antes de venir, porque ahora estamos contra el tiempo y no creo que haya momento para hacer una pausa hasta el almuerzo - dijo Miriam mientras acarreaba unas bandejas a paso rápido.
Seguí a Melanny y me preparé para dar todo de mí y ayudar en todo aquello que me pidieran. Fue así como durante unas cuantas horas, y sin descanso como ya nos habían advertido, estuve corriendo para traer los ingredientes que me pedían, los utensilios necesarios, preparando productos y empaquetando los pedidos pendientes.
Dieron la 3.00 de la tarde y por fin habíamos terminado con todo. Nuestra reunión con Pía y Astrid había quedado finalmente a las 4.30, por lo que aún teníamos tiempo para descansar un poco antes de volver a salir.
Subimos a la antigua habitación de Mel para tomar una ducha y prepararnos para almorzar con sus padres.
Después de insistir un poco, Miriam había conseguido convencernos de compartir la mesa con ellos y compensarnos por nuestro arduo trabajo.
-Por un momento pensé que no podríamos terminar - habló Victor, casi entre risas -. Tuvimos que desvelarnos más que en otras ocasiones. O quizás ya no tenemos la misma fuerza de antes - finalizó mirando a su esposa con una tierna sonrisa.
-Papá, eres un hombre joven y con más energía que muchas de las personas de mi edad. Quizás sólo aceptaron más trabajos de los que podían realizar.
-O quizás nos hacía falta nuestra ayudante estrella - dijo Miriam con dulzura.
-Lo siento - se disculpó Mel -. Sé que desde que me fui el trabajo se les ha hecho más pesado y me siento demasiado culpable por ello.
-No te disculpes, mi amor. Sabíamos que tarde o temprano esto iba a suceder.
-¿Cuándo comienza tu pasantía, hija? - preguntó Victor.
-Dije que necesitaba un tiempo para poder encontrar a mi reemplazo en la banquetera. Me dijeron que no había ningún problema y que me podían dar unos días, aunque no quiero abusar y perder la oportunidad.
-Que considerados - comentó Miriam -. Jamás habría pensado que el padre de David hubiese buscado una oportunidad así para ti. Imaginaba que era más frío y calculador, pero supongo que después de todos los años de amistad entre tú y David terminaste ablandando su corazón.
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Azul Profundo
RomanceAmelie, una joven disciplinada y correcta que siempre ha puesto a su familia por delante de todo, sabe que una parte de ella puede deshonrar a quienes más ama. Sabe que puede decepcionarlos, que pueden rechazarla, pero cuando el corazón es el que m...