🔹️Capítulo 11🔹️

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Narra Mayte:

¿Que va a hacer? - pensé al verlo arrodillarse a mis pies.

De repente me tomó de la cintura, sentí una corriente de electricidad recorrer mi cuerpo. Miré hacia abajo y lo oí hablarle a los bebés. Les decía que el iba a cocinar, que a él no se le quemaba la comida, así que le pegué despacio y rei.

-No puedo dejar que cocines tu, ya hiciste mucho por mi hoy - le dije.

-Ya oyeron, su madre no los quiere dejar comer - lo oí decir

Levantó la mirada y me dijo - ¿Me dejas cocinarles? No te arrepentirás - junto sus manos como rogando y se me llenó el alma de amor.
No podía creer tener un hombre así a mi pies, me acababa de conocer y ya me había robado el corazón con cada uno de sus gestos. Lo único que pude hacer fue asentir y sonreír.

-Esta bien, pero solo porque mis hijos no mueran de hambre - rei.

-¿Solo por eso? Señora Lascurain no me niegue que se muere por probar mi comida - dijo mientras se levantaba.

-Mhh, no lo sé, ¿Será tan buena como usted dice?

-¿Esta usted acaso dudando de mis habilidades culinarias? - dijo haciéndose el ofendido.

-Seria incapaz señor Rivera, pero yo no creo hasta que lo veo - dije lo más seria que pude.

¿Acaso me estaba coqueteando o algo así? No, seguro es mi imaginación, sería demasiado bueno para ser cierto - pensé.

-Bueno, se lo voy a demostrar, mientras vaya a sentarse que yo me encargo de este desastre - me dijo.

-No, como crees que también vas a limpiar, seria explotarte.

-Claro que no, ve y siéntate que yo cocino - me dijo sonriendo.

-¿Estoy soñando verdad o eres un ángel caído del cielo? - le pregunté sonriendo.

-Ni una ni la otra, ve a sentarte o te tendré que llevar yo - dijo acercándose.

-Esta bien, esta bien - me rendí y fui a la sala a mirar la tele.

*En la cocina*

Que hermosa mujer, no se que me esta pasando si la acabó de conocer, pero único que se es que no quiero verla derramar ni una lágrima más. Que bonito seria formar una familia con ella, pero jamás me haría caso, la diferencia de edad es mucha y está esperando niños de otro hombre - pensaba Carlos en lo que hacía la cena.

*Media hora después*

Entró a la sala con una bandeja de comida y se encontró con una imagen hermosa. Estaba Mayte dormida abrazada a uno de sus igores. ¿Cómo no podía enamorarse al ver tan linda y tierna mujer? - pensó.

Dejó la bandeja sobre la mesa y se acercó a Mayte despacio para no despertarla. Se arrodilló y le comenzó a hablar a los bebés.

Niños, me parece que su mamá está muy dormilona el día de hoy. Les agradezco porque de seguro son ustedes. Verla así me hace apreciar su belleza, ya van a ver que todo se arregla y va a volver a sonreir, yo todavía no la vi pero espero estar ahí para verlo, de seguro es muy hermosa porque si su sonrisa estando triste enamora, no quiero imaginarme lo que será cuando lo haga de felicidad. Pero que esto quede entre nosotros tres - dijo bajo para que Mayte no lo escuchara.

Narra Mayte:

Carlos pensaba que yo estaba dormida pero oí todo lo que decía. Hizo que algo se despertara en mí, algo que creía muerto. Estaba sintiendo amor pero tenía miedo, lo acababa de conocer y no soportaría que me volvieran a romper el corazón.

Senti como acomodaba mi cabello detrás de mi oreja mientras decía mi nombre, como tratando de despertarme. Así que seguí actuando, hice como si recién me despertara.

-Despertó la bella durmiente -  dijo riendo.

-No me di cuenta y me dormir, son los bebés que me dan sueño- le sonreí.

-Tienes razón - se levantó y estiró su mano - ¿lista para degustar la octava maravilla del mundo?

-Eso lo veremos, primero jugaremos los tres su platillo - le dije siguiéndole la corriente.

Me ayudo a levantarme y fuimos a la mesa. Nos sentamos y me sirvió, tomé un bocado mientras me miraba como esperando una respuesta.

-Dios, ¡está delicioso! - dije llevando otro poco a mi boca.

-Te dije que sabía cocinar, espero que les guste a los bebés - río.

-Créeme que te adoran - le respondí con una sonrisa.

Charlamos un rato, el tiempo al lado suyo se iba volando, ya eran casi las doce de la noche. No quería que se fuera pero lo retuve casi toda la tarde.

-Mira la hora, perdón, no era mi intención retenerte tanto - le dije.

-No pasa nada, fue el tiempo mejor invertido de mi vida - dijo sonriendo y me hizo sonrojar.

Lo único que logré decir fue gracias. Lo acompañé a la puerta y nos despedimos. Me dio un beso cerca de los labios y me sonrojé aún más. Luego me abrazo y fue tan cálido que no lo quería soltar.

Se alejó y me dijo - Si necesitas algo estoy al lado, cualquier cosa no lo dudes.

-Gracias, tu también puedes venir cuando quieras. Nos vemos - Le sonreí.

Para volver a amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora