🔹️Capitulo 17🔹️

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Narra Carlos:

Me negaba a separarme de sus labios pero la falta de aire y la risita de Camila nos hizo separarnos. Estábamos tan metidos en nuestro mundo que nos olvidamos de todo, hasta de la pequeña que nos acompañaba.

Al separarnos la mire, se había sonrojado pero no evitaba mi mirada. Solo la vi voltear cuando Camila habló.

-Que bonita pareja hacen - dijo sonriendo.

Ninguno de los dos supo que responder, aún no eran pareja, pero no les faltaba mucho...

-Somos amigos - dijo Mayte sin saber que más decir.

-Pues yo creo que deberían ser novios - dijo la niña cosa que los puso como tomates a los dos.

-Yo opino lo mismo que ella - dijo Carlos mirando a Mayte.

-Carlos yo...- iba a hablar pero la interrumpió.

-Yo sé que tienes el corazón roto pero quiero que me permitas repararlo. También se que nos conocemos hace poco pero no puedo dejar de pensar en ti, cuando estoy contigo es un día especial, es un día que no quiero que llegue a su fin. Me gustaría despertar a tu lado todas las mañanas, compartir mis días contigo pero esta solo en ti permitirmelo. Así que... Señora Lascurain ¿Quisiera ser mi novia? Prometo... - iba a seguir hablando pero Mayte lo beso.

Narra May:

No podía creer lo que oía. Nunca nadie me dijo algo tan hermoso, en ningún hombre confié tanto como para entregarle mi corazón en tan poco tiempo. Sin embargo, apareció él. Me lo robó desde el primer momento, desde el primer gesto.
¿O mi corazón siempre le perteneció? Quizás estábamos hechos el uno para el otro. Esta vez no iba a dejar ir la oportunidad que la vida me había dado sin siquiera yo pedirla. Así que lo besé, lo besé como si fuera el último día de mi vida y él me correspondió de la misma manera.

Cuando nos separamos lo miré a los ojos, creo que ellos lo decían todo, no era necesario responder con palabras pero aún así lo hice - Si, si quiero ser tu novia - lo vi sonreír.

-Te voy a hacer la mujer más feliz del mundo - dijo y me abrazó.

La niña por su parte solo observaba la escena sin saber que lo que había presenciado era el comienzo de una hermosa historia de amor de la que ella también formaría parte.

Los aplaudió contenta y fue a abrazarlos, no sabía porque lo había hecho sin embargo ellos correspondieron el abrazo y fue ahí cuando sintió lo que verdaderamente era la felicidad.

Camila siempre fue una niña a la que le faltó afecto, no sabía lo que era una familia. Siempre estaba sola, no tenía amigos porque no iba al colegio y su "madre" la usaba para vender flores o dulces en los semáforos. Por eso cuando la abrazaron se sintió querida y protegida, eso hizo que quisiera estar con ellos para siempre, pero se acordó que su vida era completamente distinta. Las lágrimas comenzaron a rodar por su carita, se le hacía imposible dejar de llorar. Así que simplemente se acurrucó en el cuello de Mayte y dejo que todo el dolor que llevaba adentro saliera. Mientras que Carlos y Mayte solo se miraban desconcertados.

Una vez que la niña dejó de llorar, él le secó las lágrimas y le preguntó - ¿Por qué lloras princesa?

-Es que nunca me habían abrazado - dijo mientras las lágrimas volvían a asomarse por sus ojitos.

¿Cómo era eso posible? - se preguntó Mayte.

-Ya no llores pequeña, nosotros te daremos todos los abrazos que quieras. Podemos encontrarnos siempre en el parque si eso es lo que quieres - May le dio un beso.

-¿De verdad harían eso por mi?

-Eso y mucho más - le sonrio Carlos.

Comenzó a llover así que se ofrecieron a llevarla a su casa. Cantaron todo el camino pero cuando estaban por llegar Cami dejó de hacerlo para darle indicaciones a Carlos - Es aquí a la vuelta pero pueden dejarme en la esquina - dijo.

-Claro que no, te llevaremos hasta la entrada - una vez llegaron bajaron los tres del auto y se despidieron. Le prometieron volver a verse todos los fines de semana en el mismo parque para comer helado o hacer un picnic, lo que dejó a la niña contenta.

-Adios chiquita, cuídate mucho. Este es mi número cualquier cosa me llamas - dijo May dándole un beso.

Lo mismo hizo Carlos. Esperaron a que entre a la casa para subir y partir a sus respectivos hogares.

Para volver a amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora