10 de agosto

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«Flowers»









Bakugou amaba la naturaleza, le gustaban los árboles, las plantas y, sin embargo, sus favoritas siempre fueron las flores.

Tenía muchas en su departamento y aquello implicaba gastar bastante de su tiempo libre regandolas y cuidándolas, quitándoles las malas hierbas y cualquier tipo de insecto que las moleste.

Sin embargo, Katsuki tiene un problema, pues su novio, Kirishima Eijiro, es alérgico al polen.

Por lo que no puede ir de visita al departamento de Katsuki, y él, luego de tener un par de problemas con su anterior arriendo, vive con su madre, lo que dificulta bastante las actividades de pareja que quieran hacer.

Y aquello los tiene bastante frustrados a ambos.

- ¿Te gustaría ir a esa cafetería en frente del parque? Quizá podríamos ir a dar una vuelta por allá -preguntó Eijiro, sonriendo desde el otro lado de la línea

Bakugou también sonrió, pero más pequeño, casi invisible.

- Como sea, tengo ganas de comerte la boca -respondió, escuchando de fondo la risa de su novio, quien de seguro estaba colorado por sus palabras- ¿Pasas por mí? ¿O nos juntamos allá? -preguntó

- Voy por ti, Blasty -respondió Kirishima, escuchándose demaciado meloso al llamar a Bakugou por aquel infantil apodo que le dió cuando eran adolescentes

Ambos intercambiaron un par de palabras más y finalmente se despidieron, esperando a verse dentro de un par de horas.

Por suerte era bastante temprano aún, así que Bakugou pudo encargarse de sus flores y plantas con calma.











El timbre le indico la llegada de su novio pelirojo, llevando a Bakugou a caminar apresuradamente para abrirle la puerta.

- Llegue puntual -presumió Eijiro, besando los labios de su pareja, demorandose en su beso, prolongandolo hasta que un cosquilleo en su nariz lo hizo separarse para poder estornudar- Perdón -murmuro, sacando un pañuelo desechable de su bolsillo para sonarse la nariz

- No te preocupes, mejor ya vámonos -respondió Bakugou, besando ahora la mejilla derecha del teñido, saliendo de su departamento y cerrando la puerta tras de él

Sin embargo, aquello envío, involuntariamente, un pequeño puñado del ambiente dentro del lugar, llevando a Kirishima a estornudar nuevamente.

Ambos bajaron por el ascensor hasta el primer piso, caminando y saludando al portero cuando salían del lugar.

Bakugou tenía siempre un dulce olor a caramelo mezclado con el aroma de las flores de su piso, pero eso no era nada que Kirishima no pudiese aguantar. Después de todo, ya llevaba mucho tiempo con Bakugou, se había acostumbrado a aquel aroma que ya era técnicamente parte de él.

El pelirojo tomo la mano de Katsuki, entrelazando sus dedos y caminando a lo largo de la vereda, llegando hasta el auto bus que debían de tomar para llegar al parque.

Dentro del transporte Eijiro se encargó de cuidar su pequeño mochila que cargaba al hombro, mientras que Bakugou, notando aquello, preguntó: - ¿Y esa mochila? ¿Qué traes ahí? -

Pero Kirishima simplemente estornudo.

Bakugou miro a su alrededor confundido, pues no había ninguna flor que pudiese haber ocasionado ese peculiar estornudo.

A menos que...

- ¿Estás enfermo? -volvio a preguntar, escudriñando al pelirojo con la mirada, quien negó, agregando con una cantarina voz: "alguien debe estar pensando en mí"

Katsuki codeó sus costillas con burla, simulando estar molesto por aquel misterioso personaje que estaba pensando en SU novio.

- Solo yo puedo pensar en ti, bastardo -le reclamó, sonriendo de lado al ver las mejillas de Eijiro comenzar a colorarse

- ¿Y si era mi madre la que pensaba en mí? -preguntó Eijiro, elevando una de sus cejas

- No me importa, solo yo puedo pensar en ti -declaro Bakugou, mostrándose reacio a cambiar de opinión

Kirishima termino cediendo ante las posesivas palabras del rubio, besando sus labios suavemente, separándose al cabo de un par de segundos, pues ya debían de bajarse en su destino.

Pasaron la tarde a base de mimos y bromas, riendo de idioteces que ambos hacían o, a, hasta de la gente que pasaba cerca de ellos.

Kirishima se sentía drogado, su nariz ardía y picaba incómodamente, sus ojos, según Bakugou, estaban rojos e irritados.

Pero el rubio asumió que se debía a que, en la cafetería, habían unas cuantas flores decorativas que estaba cerca de ellos.

- Te ves como la mierda, Eijiro -comento Bakugou, levemente preocupado por el estado de su novio- Mejor vámonos a tu casa -agrego, tirando la mano del pelirojo, pero este no avanzó

- Espera -murmuro

Kirishima se quitó su mochila, la cual ya había sido olvidada por el cenizo, la abrió y saco algo de ella.

Ese algo hizo reír a Bakugou, en parte por burla y en parte por nerviosismo.

- ¿Es por eso que estás así? Eres un tonto -le dijo, acercandose a su novio, recibiendo las múltiples rosas que se le eran ofrecidas

- Tal vez, pero este tonto está apunto de recibir un buen beso, ¿No? -preguntó Eijiro, alejando un poco las rosas del pecho ajeno, aguantando lo más que podía las ganas de estornudar

Bakugou viró los ojos, sujetando con una de sus manos el ramo de rosas, mientras que la otra se agarraba del cuello ajeno, acercando sus bocas y besando con fuerza los rojos labios del teñido.

Los chasquidos que su beso producía eran apenas escuchados por el par de enamorados, pues en aquel lugar había mucha gente, y, por ende, mucho ruido.

- Te amo -susurro Eijiro, separando apenas sus labios de los de Katsuki, quien volvio besar repetitivas veces los labios del pelirojo, sintiendo la sonrisa de este entre sus besos

Hasta que Kirishima no lo pudo aguantar.

Y termino por estornudar.

Katsuki sonrió una última vez antes de partir camino a la residencia Kirishima, en la cual la madre del pelirojo ya se encontraba preparándose para dormir.

- ¿Te gustaron las flores? -preguntó Eijiro, apretando la cálida mano de Bakugou, quien respondió: - Me encantaron -

KiriBaku Month 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora