28 de agosto

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«Neighbors»












Eijiro estaba feliz, nunca (en sus dos años de ser vecino de Katsuki) había sido invitado a su residencia.

Sus manos estaban sudorosas, sin embargo, por suerte, su cuello y axilas mantenían un buen olor.

Suspiro, quería ser puntual en su "cita", sin embargo, su madre no se lo estaba dejando fácil.

- Recuerda ser cuidadoso al comer, no querrás que la señora Bakugou piense que eres un maleducado -le recordó su progenitora

Su padre acotó algo desde la sala, haciendo a Eijiro bufar.

- ¡Ya sé! Ya me tengo que ir -interumpió, colocándose sus zapatos y, finalmente, saliendo

Al estar afuera, solo le hizo falta caminar un par de pasos, quedando cara a cara con la gran puerta de mármol de la residencia Bakugou.

Tres toques en esta fueron suficientes para llamar la atención de el único adentro.

Katsuki camino con calma hasta abrirle a su amigo, dejándolo pasar al interior de su casa.

- Te tardaste. Y eso que vives en frente -comentó Bakugou, avergonzando al pelirojo

- Lo sé, lo siento -se disculpó este, inclinándose para quitarse sus zapatos

Katsuki simplemente suspiro, ingresando junto con el pelirojo hasta llegar a su habitación.

- ¿Y tus padres? Pensé que era una cena familiar -preguntó Eijiro, removiendose nervioso en su sitio

No quería pensar cosas malas, pero que otra opción había si Bakugou lo había invitado a su casa estando solo ellos.

Con nadie más.

- Se fueron ayer a una mierda del trabajo de la bruja -explicó el cenizo, acostándose en su cama, mirando desde ahí al pelirojo- ¿Qué? ¿Te quedarás ahí toda la noche? -preguntó irritado el cenizo

¡¿Toda la noche?! Pensó sobresaltado Kirishima

Bakugou le estaba dando a entender que él se quedaría allí toda la noche.

Juntos.

Solos.

Toda la noche.

- ¿Qué diablos te pasa ahora? -preguntó nuevamente el rubio, frunciendo su ceño al ver el rostro de Eijiro enrojecer rápidamente

- Nada... No me pasa nada, Bakugou -respondió, susurrando con miedo de ser oído

Pero Katsuki lo escucho a la perfección.

- Si sigues con esa actitud de mierda mejor devuelvete a tu casa -demandó cortante Katsuki, cruzando sus brazos por sobre su pecho, mirando con una ceja alzada al pelirojo, quien, luego de negar a lo que él dijo, se acercó para acostarse a su lado en la cama

- Katsuki -murmuro, llamando la atención del cenizo, quien no recordaba haber acordado comenzar a llamarse por su primer nombre con el pelirojo

Y, aún que no le disgustaba, se mostró reacio a dar indicios de aceptación.

- ¿Puedo... Besarte? -preguntó Eijiro

Y ahora sí que Katsuki explotó.

- ¡¿Qué?! -























Kirishima suspiro mientras limpiaba los restos de humedad de sus mejillas.

Debió de tener más cuidado.

Debió suponer que Bakugou no tendría las mismas intenciones que él para pasar la tarde.

Debió suponer que lo echaría por haber intentado propasarse con él.

Soltó otro suspiro, apoyando su cabeza en sobre los barrotes de su balcón, el cual daba de frente con el del cenizo. Sin embargo, Katsuki casi nunca salía al suyo, por lo que Eijiro ya tenía un lugar acomodado que lo ocultaba de todos, sin que nadie se molestara.

Ahora estaba ahí, a un lado de un gran masetero, el cual lo ocultaba con sus frondosas plantas.

- Soy un tonto... Mañana me disculparse como se debe -se decía, susurrando suavemente, solo para él

Pero, un sonido provenientes de la habitación frente a la suya llamo su atención.

Bakugou estaba acostado en su cama.
Alcanzaba a verlo gracias a las suaves persianas.

Eijiro sonrió, sonrojandose al poder ver tan fijamente el atractivo perfil del cenizo.

Mordió el interior de sus mejillas para evitar soltar algún ruido, pues, definitivamente, él lograría hacer cambiar de opinión a Bakugou con respecto a su relación.

No es de hombres darse por vencido.

KiriBaku Month 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora