18 de agosto

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«Sea»









El basto azul lo rodeaba en su totalidad, deleitando al pelirojo con su inmensidad.

Cardumenes de peces nadaban con velocidad junto a Eijiro, recordándole lo que debería estar haciendo.

- ¡Hermano, si no nos apresuramos los tiburones se llevarán todo! -recordó afligido Denki, mirando con menosprecio a los aludido, quienes no se dieron ni por enterados de las molestias ajenas

En aquello tiempos, cuando su comida se movilizaba en cantidades tan gigantescas, había que hacer una tregua con sus enemigos, lo cuales eran, en realidad, bastante lentos para cazar.

En comparación de ellos que se movían con agilidad.

Kirishima sonrió mientras engullia sus primeros "bocadillos", observando divertido como los peces nadaban intentando alejarse de él, y, por consecuencia, cayendo en las feroces fauces de un tiburón cercano.

El cenizo miro a Kirishima de reojo, tragando lo que aún estaba en su boca, siguiendo sin discreción al pelirojo.

Los peces que terminaban escapándosele al delfín eran para él.

Sin embargo, a Eijiro no le gustó mucho eso.

Él no estaba dando su mejor esfuerzo solo para que un olgasan tiburón llegará a comer sus sobras.

- Eres patético -le dijo, valiendole tres millas de burbujas lo que el "depredador superior" sintiera con sus palabras

Si quería atacarlo, pues primero lo tendría que atrapar.

- Tú solo preocúpate de atraerme más comida, Bastardo -respondio el rubio, restándole importancia a las palabras ajenas, solo porque estaban en "pacto de tregua"

Porque, de no ser así, ya tendría a ese idiota encajado en sus dientes.

Kirishima frunció su ceño, apresurando su nado, girando y atrapando unos peces más, volteando levemente para ver al cenizo tragar.

Estúpido tiburón. Pensó

Pero a Katsuki eso poco le importó, él solo estaba ahí para comer, y no se iría hasta quedar satisfecho.

- Mueve más rápido tus aletas, Rojo, aún tengo hambre -demandó Bakugou, divirtiéndose con la expresión cabreada que se cargaba el aludido

Eijiro, ya bastante molestó con el tiburón, nado a todo lo que podía, atrapando a penas un par de peces, sin embargo, dejo a Bakugou lo suficientemente atrás como para permitirse burlarse.

- ¡Comete mis burbujas! -le gritó

Y creyó escuchar con claridad un gruñido salir de parte del rubio, quien nado en su dirección solo para empujar su cuerpo contra el suyo, mirándolo con su ceño fuertemente fruncido y sus dientes rechinando entre si.

Estaba muy molesto, pero Kirishima no pensaba disculparse.

Así que, tras sonreírle con petulancia, se marchó, dándole la espalda para seguir devorando peces.

Katsuki apretó aún más sus dientes al verse ignorado de tal manera, sintiendo su cabeza palpitar y enrojecer, provocandole un abrasador calor.

Estúpido pelirojo. Pensó, pero continuó con su estrategia anterior














Tal parece que el mar era más pequeño de lo que ellos imaginaban.

Bakugou no podía creer lo que veía, pues, si bien la época de tregua entre los tiburones y delfines ya había acabado, él no había querido atacar al molesto pelirojo. Quien ahora se encontraba revisando con entretención una extraña cosa plateada agujereada.

Katsuki tenía curiosidad. Quería ver qué era aquella cosa con la que el delfín jugaba tan entretenido, pero no quería acercarse a él.

Escucho risas, Lugo vio una agradable sonrisa, antes de que el pelirojo subiera a respirar.

Katsuki se replanteo su anterior desición. Pensando en quitarle el objeto al pelirojo y luego alejarse con él.

Pero, aún que no le gustará aceptarlo, el delfín era bastante más rápido que él, por no mencionar que también era más ágil.

Gruñó, viendo al molesto del pelirojo volver a sumergirse, mostrando un rostro no tan divertido.

Ahora se veía más bien afligido.

Y aquello causó más curiosidad en el tiburón.

Vio al delfín tirar algo con insistencia, haciendo ruidos extraños que Bakugou reconoció como pedido de auxilio.

Así que se acercó, tratando de ver mejor qué había pasado con el objeto anterior.

- ¿Qué diablos?, ¿por qué lloras, bastardo? -preguntó, rodeándolo y examinando qué era lo que tiraba

Aquel objeto que antes observaba con diversión ahora estaba envuelto aprisionando la muñeca del pelirojo, quien, al notar la presencia del rubio, se tensó.

- No te importa -respondió, alejándose lentamente, aún sosteniendo su muñeca atrapada

- ¿Qué es eso? -preguntó Katsuki, ignorarlo los intentos del pelirojo por alejarse, acercándose nuevamente a él

Eijiro dudo, pero finalmente respondió: - Una cosa rara que encontré arriba, flotando -explicó, enseñando su muñeca

Bakugou frunció su ceño al ver todos los círculos que tenía el objeto, ¿Para qué servía?, ¿Por qué había atrapado la muñeca del delfín de esa manera?

- Yo estaba jugando con ella, pero ya no me la puedo quitar -explicó, notando la confusión del cenizo, enseñándole Quezada efectivamente, la "cosa" no se quitaba de su muñeca

Katsuki atraco rápidamente el antebrazo ajeno, sorprendiendo y alertando al pelirojo, quien lo miro intentando verse amenazante.

Sin embargo, Bakugou lo ignoro, revisando el objeto y tirándolo, consiguiendo un quejido por parte del pelirojo.

- ¿Te lo quito? -preguntó Bakugou, mirándolo con una ceja alzada

Eijiro muro a un costado, asintiendo no muy convencido de la ayuda del tiburón, sin embargo, este acercó sus afilados dientes a la muñeca atrapada y rompió la cosa que la asfixiaba.

Kirishima se avergonzó de no haber pensado en eso antes, pues, si bien sus dientes no eran tan afilados ni mortales como los del rubio, quizá sí podían haber hecho algo.

- Gracias... -murmuró, tocando su muñeca y observando el lugar rojo que le quedó

Había muchas de aquellas cosas flotando allá en la superficie, esperaba que aquella desgracia no le pasara a alguien más.

Ambos se mantuvieron en silencio luego del agradecimiento del pelirojo, siendo esté el más relajado, ya que, por otro lado, Bakugou estaba bastante interesado en aquella marca genital de la cual nunca se atrevió a hablar.

Pero, desgraciadamente, Kirishima notó la mirada de Katsuki, incomodandolo el que lo mirara tan fijamente.

- ¿Se te perdió algo? -preguntó, sintiendo sus pómulos arder, pero no sé escondió

Katsuki negó, pero luego, al cabo de unos segundos, asintió.

- ¿Por qué diablos tienen esa mancha ahí? -preguntó, señalando el lugar del cual quería averiguar

Eijiro esta vez sí se cubrió, volteandose y negándole aquella respuesta al tiburon.

- Eres un tonto -reclamó, llamando la atención de Bakugou, quien miro extrañado el rostro colorado del otro

¿Qué diablos con ese pelirojo?

KiriBaku Month 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora