6 de agosto

1.3K 188 83
                                    

«Fanboy»





Kirishima Eijiro escondía un secreto, un gran secreto.
Con el cual ya no podía cargar.

Necesitaba desahogarse, pero no tenía amigos, ni novia, ni padres que lo escucharán.

Estaba solo.








Bakugou escucho la puerta de su vecino volver a cerrarse.
Lo único que sabía de él, era que se dedicaba a la fotografía; sin embargo, aquello no justificaba sus tempranas salidas y luego sus tardíos regresos.

Él necesitaba dormir sus ocho horas, pero, con el idiota pelirojo haciendo ruido a las 3 de la mañana no podía estar al 100%.

De hecho, aquella noche era una de esas noches en las que su vecino llegaba con escándalo.

No escucho la puerta abrirse, pero si la ventana cerrarse.

- Jodido raro -murmuro, intentando volver a su sueño profundo

Cosa que se vio nuevamente evitada, esta vez por un sollozo.

Su vecino lloraba. También parecía estar desquitandose con las paredes y el piso.

Totalmente infantil.

Las vecinas de abajo estarían quejándose mañana...

Decidido a interrumpir, se levantó de su incómoda cama y caminó hasta salir de su cuarto.

Toco la puerta del pelirojo con tres fuertes toques, pero nadie le respondió.
Insistió tres veces más, esta vez incluso con más fuerza.

- Voy -se escucho desde adentro

La voz del chico se oía temblorosa, tal vez preocupada.

Bakugou decidió esperar.
El pelirojo tardó un par de segundos, no más, luego salió vestido con ropa ancha que lo cubría por completo.

- ¿En que lo ayudo, vecino? -dijo, metiendo sus manos cuidadosamente en sus bolsillos delanteros del pantalón

Pero, antes de que las manos ajenas se ocultan por completo, Katsuki alcanzó a distinguir los rojos nudillos del pelirojo.

- ¿Podrías tratar de hacer menos ruido? algunos intentamos dormir -preguntó, usando un tono excesivamente agresivo para expresarse

Eijiro asintió, avergonzado de que su vecino hubiera escuchado su pequeña "pataleta".

- Lo siento, no volverá a suceder -susurro, realmente apenado por su actuar

Katsuki asintió, regresando a su cuarto sin mirar atrás.

Se volvió a acostar y se durmió.








Kirishima sentía que aquel chico cenizo que, según le dijeron, trabajaba de mesero, era realmente muy solitario.

Sin embargo, Kirishima también sentía que aquel chico era sumamente fuerte. Lo veía en su mirada, en sus palabras, en sus acciones, en su todo.

Le gustaría poder ser amigo de aquel rubio.

Claro que... Aquello no sería fácil.

- ¿Que mierda quieres, puerco espin? -escupió Bakugou

- Solo te saludaba, eso hacen los vecinos -sonrió Eijiro, mostrando sus singulares dientes puntiagudos

Bakugou chisto su lengua contra el paladar, volteandose dispuesto a irse a su cuarto y descansar, pero Kirishima lo volvió a llamar.

KiriBaku Month 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora