La semilla de un ideal.

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Un niño pequeño de rasgos extranjeros, piel pálida, de cabello rubio y ojos amarillos como el ámbar se encontraba en el centro médico con sus padres, una pareja entre un hombre extranjero cuyos rasgos son similares al niño excepto por los ojos, los cuales en este eran verde oscuro y una nativa del Japón, con su cabellera negra y ojos cafés.

La familia esperaba los resultados del estudio para saber si su hijo posee alguna peculiaridad, ya que hasta ahora no ha manifestado ninguna. El padre posee el quirk de la telequinesis (aunque no se dedica al negocio de ser héroe) y la madre tiene un quirk de electricidad estática.

Al cabo de un rato el doctor llegó con los resultados. -Lamento informarles que su hijo no tiene ningún quirk. Las placas de rayos x de su pie lo demuestran.-

La familia se mantuvo en calma, ya que ambos padres no lo veían como una limitante demasiado grande. Después de todo, ninguno de los dos se había dedicado al negocio de los héroes. Hiro por su parte si estaba algo decepcionado. Los otros chicos en su colegio ya habían empezado a manifestar sus poderes. El seria el único diferente. Sin poder. -Papá, mamá ¿creen que los otros chicos me van a odiar por no tener quirk?-

-Claro que no hijo. Serian unos tontos si solo te odiaban por algo así cuando eres un buen chico.- Le respondió su padre mientras le daba unas caricias tranquilizadoras en su cabello.

-Tu papá tiene razón mi amor. Además no eres la única persona que no tiene alguna peculiaridad, por otro lado, a menos que quieras ser un héroe, un quirk no te sería de mucha utilidad, de hecho esta prohibido usarlos sino eres un héroe con licencia.- Le dijo su madre por el otro lado.

Hiro en realidad nunca había pensado en ser un héroe. Le gustaba la vida tranquila que tenía con sus padres, sin muchas preocupaciones. Ambos tenían un buen trabajo y salarios, ademas vivía en una gran casa, no había ningún motivo para alterar esa tranquilidad, menos buscar el peligro por propia voluntad. Así, sus preocupaciones se disiparon con las palabras de sus padres.

Sin embargo pasaron pocos días para que esas preocupaciones se volvieran una realidad bastante dolorosa. En el jardín de infantes estudiaba junto a él, un niño de pelo rubio claro, que salía hacia todas direcciones como un puercoespín, sus manos generaban explosiones, todos lo alababan por su fuerte e impresionante quirk. Se llamaba Bakugou y no era muy amable que digamos. Había un chico de pelo verde que siempre iba detrás del chico rubio, que también era quirkless... el chico rubio y sus amigos se tornaron violentos contra él. Se llamaba Izuku y Hiro sentía lástima por él pero también miedo porque él era una muestra de lo que le pasaría si los demás sabían que era un quirkless. Sus padres se habían equivocado. Al menos en parte, pues sí era cierto que Hiro no era el único quirkless por ahí...

Más días pasaron y Hiro intentanba pasar desapercibido, al menos para el chico puercoespín, si se enteraba que era quirkless... solo pensarlo le daba miedo. Aunque su suerte no duró mucho más... era un día normal en el centro de educación, Hiro se encontraba coloreando un dibujo con una hoja y colores que les había dado la maestra, en una mesa en una esquina del salón de clases. Estaba tranquilo, concentrado en su dibujo cuando de repente escuchó cuando el chico puercoespín empezó a gritar por todo el salón que tenía el mejor dibujo y comparándolo con el de los otros, mesa por mesa.

Hiro empezó a ponerse nervioso -¿Que hago? ¿Que hago?- pensaba mientras empezaba a temblar y sudar frío. Hasta que una voz ruda corto su línea de pensamiento.

-¡Oye! ¡Muestrame tu dibujo!-

Hiro se quedó en su silla congelado, sin saber cómo reaccionar. Sus nervios no lo dejaban pensar claramente.

Romper las cadenas (BNHA x Male!OC villano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora