El grupo se reune

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El observatorio aterrizó suavemente sobre la costa del pueblo donde se suponía que Mario estaba. Rosy bajó y dejó a Destrella a cargo del resto de destellos, ya que sería peligroso que todos fueran con ella.

Destrella : Vaya, sólo espero que realmente sea él, ella luce tan esperanzada.

Rosy comenzó a caminar por las calles del lugar, el cual parecía bastante vacío. Daba la impresión de que estaba en una ciudad costera, con casas hechas de madera y pequeñas canoas del mismo material. Cuando finalmente encontró lugareños, tuvo algo de dificultad para comunicarse con ellos. Debido a lo lejos que quedaba ese planeta de su ruta de viaje, el idioma del lugar era de los que menos manejaba. Luego de una áspera conversación, logró obtener lo que quería: la ubicación del forastero.

Sólo en caso de que te preguntes como son las creaturas que habitan este planeta, estas no tiene una forma definida, sino que adaptan la forma que el que les habla encuentra más apropiada. No son muy sociables, por lo que al hablar entre ellos se ven como simples maniquís genéricos sin rostro.

Al cabo de unos cuantos metros de caminata, Rosy llegó a la cabaña del forastero, la cual estaba bastante apartada del resto del pueblo. Tocó la puerta y su corazón dio un vuelco al reconocer la voz, 'su' voz.

Mario : Ya voyyyy.

Mario abrió la puerta y se topó cara a cara con la guardiana del cosmos. Iba vestido con unas sandalias, una pantaloneta azul y una camisa a cuadros rojos y blancos la cual llevaba desabotonada. No parecía presentar heridas y lo más importante: era más alto, aunque seguía siendo más bajo que Rosy (le sacaba media cabeza).

Rosy (sonriendo tímidamente) : Hola ¿me reconoces?

Mario entrecerró los ojos haciendo un esfuerzo titánico por recordar, pero pareció no dar resultado.

Mario : Lo siento, pero no te reconozco. No te preocupes, no sé ni mi nombre. Sólo sé que tengo poderes extraordinarios, como lanzar fuego, y sólo recuerdo un nombre...

Rosy : Rosalina...

Mario : Eh, sí, pero ¿como lo sabes?

Rosy (poniendo sus manos en sus hombros) : Porque yo soy Rosalina.

Mario la miró un buen rato y no pudo evitar sentir la misma paz que sentía cuando pensaba en la persona a la que le pertenecía aquel nombre.

Mario : ¿E... en realidad eres tú?

Rosy (acercando su rostro al de él) : Sí, soy yo, que... que no me recuerdas.

Mario (comenzando a cerrar los ojos) : No, pero podrías ayudarme.

Rosy no lo pensó más y lo besó en los labios mientras lágrimas corrían por sus mejillas. Pronto, los recuerdos golpearon a Mario y lo recordó todo: las estrellas, Geno, Dimentio, su vida...

Sin pensarlo, tomo suavemente la cadera de Rosy y la pegó a él profundizando el beso. No pudo evitar comenzar a llorar también. Rosy se separó del beso, pero no dejaron de abrazarse.

Rosy (llorando) : Pensé... pensé que te había perdido para siempre... pero aquí estas.

Mario : Yo también pensé que sería el final, de hecho no sé ni como es que aún estoy vivo, pero lo que importa es que estoy contigo (acariciando su mejilla y secando sus lágrimas) mi adorada estrella.

Rosy no pudo evitar sonreír. Mario la soltó, pero la guió hacia adentro de su casa tomados de la mano. La hizo sentarse a la mesa y le trajo algo de beber mientras ella terminaba de secar sus lágrimas, lágrimas de felicidad. Mario se sentó enfrente de ella, feliz de poder ver nuevamente esa radiante sonrisa, más brillante que las estrellas del firmamento.

Guardianes del cosmos (MarioxRosalina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora