Capítulo 7: ¿Verdad o reto?

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Me había levantado de buen humor esa mañana y había desayunado pancakes porque, de milagro, tenía tiempo de sobra. Era Viernes, así que entraría a trabajar más tarde. Preparé café para Alessia, y yo tomé frappé de chocolate, no soy muy fan de las bebidas calientes. En fin, llegué al trabajo y me dieron la lista de tareas a realizar hoy, había bastante trabajo pero eso me motivaba a moverme más rápidamente. Llevé muchos diseños para aprobar, a diferentes lugares y personas, luego de unas cuantas horas, por fin era mi momento de descansar.

Fui al baño. Al terminar, me miré al espejo, tenía el cabello hecho un lío y mi maquillaje necesitaba un retoque. Decidí que debía verme presentable, entonces fui por mi bolso y volví. No me podía cepillar el cabello en seco, ya que se esponjaba y no me gustaba, para eso, mezclaba agua con crema de peinar en un pequeño frasco que llevaba siempre en mi cosmetiquera. Tomé un poco del líquido en mis manos y apliqué un poco en mi cabello, dándole forma. La parte superior de mi cabello era café, cada vez era más larga que la decolorada, pero eso le daba un toque natural al tono y me gustaba.

Observé mi rostro, limpié un poco debajo de mis ojos, ya que en las mañanas me aplicaba un maquillaje sencillo, pero que hacía mi mirada más expresiva, usaba café y un poco de negro. A veces caía un poco en las pestañas de abajo, produciendo que se viera extraño, entonces pasé mis dedos de forma ascendente y listo. Chequé mi rímel, por suerte estaba bien; me alegraba haber comprado ese a prueba de agua que vi en oferta. En mis labios, apliqué un poco de Chap-Stick de mora y listo. Verifiqué que mi rostro estaba como quería; Seguía redondeado, pero eso no lo podía solucionar, ¿Qué más da?. Mi piel no era perfecta pero estaba limpia y mis cejas eran gruesas pero les daba forma con una cuchilla y a veces pinzas. Esa era yo, y me gustaba como me veía. Mi estomago comenzó a rugir, así que decidí salir de allí en búsqueda de comida. Caminé por el pasillo y pedí el ascensor, para ir al piso de la cafetería.

Mientras esperaba el ascensor, observé alrededor. En Agust Disco, los pasillos tenían decoraciones sencillas, algunos muebles y una mesita pequeña con un jarrón lleno flores de colores, luces circulares en el techo y paredes con diferentes patrones. El ascensor llegó y subí en él, viendo al suelo. Marqué el piso 3 y una voz me sorprendió.

—¡Hola Jade! ¿Cómo estás hoy?— dijo en un tono alegre.

— Muy bien V, ¿Y tú? — Respondí algo desconcertada y alegre a la vez, no lo veía hace unos días y extrañaba encontrarlo repentinamente.

— Ahora estoy mejor, gracias.«Sería genial tener a alguien tan agradable de amigo»

Sentí el ascensor detenerse, pero aún no llegábamos a los pisos seleccionados. Lo miré con angustia y supe que algo estaba mal cuando se apagó la luz. Busqué mi teléfono celular a tientas en mi bolso. Cuando por fin lo encontré, encendí la linterna y alumbré su rostro, sus ojos me miraban, transmitiendo tranquilidad, como pidiéndome que no me alterara. Observé su nariz, es perfilada «bonita». Luego vi sus labios entreabiertos, son bien delineados, se ve claramente dónde comienzan y dónde terminan. Aprecié todo su rostro en conjunto, con la luz que proporcionaba el dispositivo electrónico, sus facciones se complementaban y generaban ese rostro digno de admirar «Estoy comenzando a pensar cosas raras». Miró en otra dirección y entonces noté que me había estado hablando todo ese tiempo.

—Entonces no te preocupes, no sucederá nada, los sistemas de los ascensores están diseñados para detenerse en caso de una falla— dijo, finalizando su discurso.

— Yo... — «Tengo miedo... ¿Y si se cae?»

— Todo va a estar bien, intentaré llamar a alguien para que nos saquen de aquí, ¿Sí?— preguntó.

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