Capítulo 27: El fuego de la vida

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Al siguiente día, de regreso a Landale, los chicos y Jade iban hablando de cuál sería el siguiente elemento que buscarían esa noche. El tiempo apremiaba y debían usarlo efectivamente, así que debían dividirse y conseguir dos de los tres elementos que aún faltaban.

Justin y Parker tomaron el diario de la celeste Kim por primera vez y leyeron las diferentes pistas:

*Junto al árbol de la bondad infinita, permanece una flor, oculta a plena vista. Busca la flor que dará pureza con un simple roce.

*Se derrama innecesariamente por la estupidez humana, pero es tan preciada como el agua. Pide un poco donde yace la historia, los secretos y la verdad.

*Todo fluye, todo cambia, nada permanece. Busca la fuente que nunca se extingue.

Esta última pista se encontraba acompañada de una frase que les llamó la atención: "El fuego de la vida, pirámides de Egipto". Parker se comenzó a emocionar, siempre había amado las películas de Indiana Jones, él definitivamente quería vivir una aventura así. Sin pensarlo, le dijo a Justin que fueran por ese elemento, y él gustoso aceptó al ver a su amigo tan feliz.

V y Jade debatían entre ir por la flor, que ya sabían donde encontrar, o descifrar la pista que faltaba. Decidieron dejar la flor para el final, pues les tomaría menos tiempo y se encontraba cerca a casa. Ellos irían a conseguir información en Arp, mientras Parker y Justin se encontraban en Egipto.


~~

Narra Parker

Antes de dormir, Justin y yo habíamos buscado una imagen de Egipto, más específicamente de las pirámides para ir lo más rápido posible por la vela. Una vez la encontramos en la computadora, la imprimimos y nos acomodamos para ir al Dreamworld, él en un colchón y yo en el sillón.

Unos minutos después, nos encontrábamos en el Dreamworld y Justin, o mejor dicho, su cuerpo, tenía la foto de nuestro lugar de destino en sus manos. Nos quedamos viendo la impresión, visualizándonos en el lugar y unos segundos después estábamos en Guiza, una ciudad cerca a la capital de Egipto. Allí apenas estaba amaneciendo, caminamos un poco por el lugar, teníamos tres pirámides en frente, y debíamos elegir una, la que tuviera más probabilidades de alojar la vela en su interior, «Probablemente sería la del medio, que también es la más alta».

Buscamos un lugar para entrar. Cuando lo divisamos, caminamos hasta allí, pero antes de entrar sentí un escalofrío que se sintió hasta los huesos y miré a Justin, él también lo había percibido. Buscamos con la mirada la presencia extraña, pero sólo vimos una sombra que desapareció en segundos. No dudamos en ir a investigar, pero cuando revisamos, no había nada.

Pasamos a segundo plano el último acontecimiento y nos adentramos en la pirámide. Yo tiendo a tropezar un poco, pero no esperábamos que sirviera de algo en esta misión, pues cuando intenté frenar mi caída apoyándome en la pared, presioné un ladrillo que al parecer estaba flojo y una piedra amarillenta que simulaba una pared común más adelante, se movió dando paso a un cuarto más pequeño.

Había unas montañas no muy altas de monedas, piedras preciosas y algunas copas, vimos unas escaleras y nos dispusimos a subirlas. Llevábamos diez minutos subiendo más y más escaleras, hasta que llegamos a un piso donde habían charcos con algo como lodo. Caminamos hasta el final de la sala evitando la arena movediza, porque al acercarnos nos dimos cuenta de lo que realmente era.

El lugar era bastante oscuro y se sentía un aire pesado y olía a aceites con esencia, llegamos al final de la sala y había una mesa con muchas velas de diferentes tamaños y formas. Seguimos la luz que entraba por el techo del lugar, estaba diseñada para indicar una y sólo una vela. Parecía más una señal divina, que una pista de los que construyeron la pirámide, al final lo que importaba era que encontramos finalmente por lo que tanto sufrimos, por que sí, en ese momento mis piernas ardían por subir tantas escaleras, se sentía como un entrenamiento de las coreografías más difíciles.

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