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La semana había pasado volando y ya era viernes. No había vuelto a quedar con Ana,y tampoco había tenido muchas oportunidades para hablar con ella durante los ensayos. El ritmo de trabajo cada vez era más intenso, dedicábamos la mañana a practicar las diferentes coreografías para aprendernos los pasos lo antes posible puesto que en dos meses llegaría ya el gran estreno.

Y dado que las mañanas estaba centrada en mi trabajo, las tardes las dedicaba por completo a Lola. A la peque le encantaba cualquier plan que indicara salir de casa, así que, aprovechando la luz y el calor de septiembre, me encontraba con Miriam y Mary tomando algo en una terraza del barrio mientras Lola jugaba en los columpios que teníamos al lado.

- Bueno, ¿qué tal la primera semana como futura estrella del baile? – comentó Mary medio riéndose

- Agotadora, pero maravillosa, ha sido una suerte que me cogieran, los compañeros son muy buenos y los directores están siempre muy pendientes de nosotros.

- Sobre todo cierta compañera, ¿no? – dijo Miriam mirándome de forma pícara provocando la risa de Mary

- Que graciosas estáis las dos últimamente – contesté haciéndome la indignada – si lo sé no te cuento nada

- Venga, va, si ya sabes que estoy de broma, ¿vais a volver a quedar?

- Pues no lo sé, tampoco hemos podido hablar mucho desde el lunes, pero a mí sí que me gustaría, para que voy a engañaros ya.

- ¿Y por qué no la llamas tú y quedáis este finde? – propuso Mary

- Pues sí, toma tú la iniciativa, no te quedes con las ganas amiga, ¿por qué no le escribes para cenar mañana?  Ya sabes que yo me quedo encantada con la peque– le siguió Miriam

- Supongo que sí, así puedo aprovechar además el día con Lola, que a este paso vas a parecer más tú su madre que yo

Seguimos un rato poniéndonos al día y decidimos aprovechar e ir a cenar cumpliendo los antojos de la peque.

- Vamos ratona, que estás sudando ya – le dije a Lola para que saliera del parque

- Jo mami, yo quería un poquito más – dijo poniendo morritos

- Ya mi amor, pero si te quedas un poquito más no vamos a poder ir a cenar a ese sitio que tanto te gusta

- ¿Vamos a ir a cenar habuguesa? – me dijo ilusionada mientras la cogía en brazos

- Sí cariño, ¿te apetece? – pregunté sabiendo ya la respuesta

- Mucho mami – contestó mientras me abrazaba feliz

Llegamos al restaurante y nos sentamos en una mesa que daba a la ventana. El local estaba en Chueca, pero quedaba bastante cerca de casa. No era muy grande y siempre que entrabamos su decoración me recordaba a Grease. A Lola le encantó el primer día que fuimos al poco de llegar a Madrid y desde entonces siempre me pedía volver.

El camarero nos tomó nota enseguida y yo aproveché que Lola estaba entretenida con Miriam para mandarle el mensaje a Ana

"Hola Ana, qué tal todo?"

"Te apetece quedar mañana para cenar?"

"Esta semana nos hemos visto muy poco al final y así podemos ponernos al día" 

Mary me guiñó el ojo cuando levanté la cabeza adivinando lo que estaba haciendo y le pegó un codazo a Miriam que supo enseguida a qué venía el golpe y me miró de forma divertida.

Mi trocito de MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora