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Me desperté algo desubicada hasta que reconocí el cuerpo de Ana al lado del mío. La canaria respiraba junto a mi cuello y aquella sensación de tenerla tan cerca era indescriptible. Me quedé observando lo bonita que estaba dormida y comencé a hacerle caricias por su brazo intentando despertarla, pero conseguía el efecto contrario y Ana se unía todavía más a mí si era posible.

- Ana – le susurré en el oído sin dejar de acariciarla – amor, que se nos va a hacer tarde y tienes que volver a demostrar al público lo bien que cantas

- Mmmmm, lo que menos me gusta de ti es que siempre quieres despertarme – dijo abriendo un poco los ojos y provocándome una carcajada ante su comentario

- Bueno, yo me voy a la ducha, tú sabrás lo que quiere hacer – le respondí con una sonrisa traviesa mientras me levantaba de la cama

- Eso es juego sucio – contestó levantándose y siguiéndome hasta el baño.

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Ana me dejó en mi portal y se fue para su casa. Su padre y su hermano se iban al día siguiente por la mañana y quería disfrutar del poco tiempo que le quedaba con ellos. Y a mí me ocurría parecido pues mi madre y mi hermana se iban al día siguiente después de comer y entre la actuación y que había dormido con la canaria, quería pasar algo de tiempo con ellas.

- ¡Hola, mami! – Lola me saludó en cuanto me vio entrar por la puerta

- ¡Hola, ratona!, ¿te has portado bien?

- ¡Sí! Y he dormido con la tita – comentó feliz - ¿Tú te lo has pasado bien con Ana? – me preguntó haciéndose la interesante

- Voy a tener que hablar muy seriamente con tus tías a ver qué cosas te enseñan – dije mirando a mi hermana y a Miriam que también estaban por allí – y sí, muy bien, cariño – comenté esta vez mirando a la pequeña

Mi madre se acercó también a saludarme y pronto nos pusimos a comer ante los piques de Miriam y Patri que parecían haber encajado muy bien y les encantaba comentar mi relación con Ana.

Aproveché que tenía tiempo de sobra antes de la función y descansé un rato en la cama acompañada de Lola que desde que había llegado no quería separarse. Se abrazó a mí y mientras le hacía caricias en el pelo terminamos las dos profundamente dormidas.

- Miriam, hija – mi madre entraba en la habitación intentando no hacer demasiado ruido – se te va a hacer tarde

- Gracias, mamá – me incorporé un poco en la cama y vi cómo mi madre se acercaba y se sentaba en una esquina de la cama observando a Lola

- Mira que es bonita – comentó mientras yo afirmaba dándole la razón – estoy muy orgullosa de todo lo que has conseguido, de lo que has superado para llegar hasta aquí y muy contenta de verte tan feliz con Ana, esa chica te hace mucho bien.

- No habría sido posible sin ti, gracias por haberme apoyado en todo siempre – le sonreí intentando no emocionarme mucho – Te quiero mucho, mamá – le dije abrazándola

- Y yo a ti – me respondió – anda, que vas a llegar tarde al final y nos estamos poniendo intensas

Le dejé un beso en la cabeza y me incorporé para prepararme. En menos de una hora ya estaba entrando en el teatro preparada para nuestra segunda función. La actuación fue muy bien, la crítica había valorado muy positivamente la obra y eso nos había permitido volver a llenar. Con un poco de suerte tendríamos representaciones para tiempo.

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El fin de semana terminó pasando muy deprisa y, aunque me dio mucha pena tener que despedirme de mi madre y mi hermana, estaba muy agradecida por haberlas tenido allí en aquellos días tan especiales. Lola también estuvo algo tristona ante la despedida, pero tener a Ana de nuevo por casa le devolvió la alegría.

Mi trocito de MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora