Es otro día nuevo y me encuentro caminando por la calle en donde transcurre mi vida, la avenida Madison. Hoy es viernes, eso significa una sola cosa para mi, hoy me toca trabajar. Mis horarios son algo extraños, ya sé. Trabajo los viernes y sábados desde las 11:00 am hasta las 8:00 pm. El resto de los días voy a la universidad y asisto a la cantidad de audiciones que mi cuerpo pueda resistir. Ese es el trato que hice con mis padres hace 2 años, cuando me mudé a Nueva York. Debo trabajar para obtener ingresos y poder mantenerme. Mis padres me transfieren algo de dinero porque saben que lo que gano no es suficiente, pero me dan sólo lo necesario. No quieren que sea una mimada que se acostumbre a trabajar poco y tener mucho, y estoy de acuerdo con ellos.
Trabajo en una pizzería. Llevo trabajando allí desde hace un poco más de 4 meses, y espero mantener mi empleo por mucho más tiempo. Sé que el dueño tiene algo contra mí, creo que es porque soy latina. Además, no soy la mejor preparando pizzas. Como ya mencioné en otra ocasión, la cocina no es lo mío. Es por eso que siempre intento ocupar el lugar de la caja.
Camila: buen día, Charlie. - le sonrío a mi jefe.
Charlie: llegas 5 minutos tarde, Camila. Ya hablamos sobre lo importante que es la puntualidad aquí. - me dice serio. Chequeo la hora en el teléfono... sí, efectivamente llegue tarde. Maldición.
Camila: lo siento, no volverá a pasar, lo prometo. - me disculpo mientras, apurada, me coloco el delantal de la empresa y el sombrero decorativo del uniforme.
Charlie: si me dieran un dólar cada vez que dices eso, sería millonario. - niega con la cabeza, algo molesto. - hoy te tocan los pepperonis y a la hora del almuerzo vas a la caja. - me ordena y yo asiento sin reprochar. Camino a paso apurado hacia la cocina.
Janet: hola, latina. - me saluda mi compañera. - te quedas hasta el último turno hoy? - el último turno es hasta la 8:00 pm. Ella sabe que siempre me quedo hasta esa hora porque necesito el dinero, solo lo pregunta para molestar.
Camila: sabes que sí, Janet. - respondo, concentrada en colocar la cantidad adecuada de pepperonis en cada pizza.
Janet: estoy jugando, Camila. No te enfades. - la pelirroja ríe, pícara. Yo finjo una risa forzada.
Luego de una larga hora escuchando los comentarios de Janet mientras acomodo pepperonis, me toca ir a la caja. Una tarea que puedo tolerar con tal de dejar de escuchar la chillona voz de mi compañera de cocina.
Camila: hola, buenas tardes. ¿Qué va a pedir? - pregunto con una gentil sonrisa a la mujer frente a mi.
... así pasaron las horas, de cliente en cliente. El sol se fue escondiendo tras los edificios hasta dejarme con la compañía de la luna. Se hicieron casi las 8:00 pm. Me encuentro con la cabeza apoyada sobre mi mano y el cuerpo reposado en el mostrador, concentrada en mis pensamientos. No hay nadie para atender y el cansancio me dificulta mantener mi posición corporal.
Lauren: Camila? - escucho su voz y automáticamente recupero mi postura. - trabajas aquí? - sorprendida por su presencia, le respondo.
Camila: s... si, yo... qué vas a ordenar? - decido no concentrarme en mantener una conversación. Es mejor que ella ordene lo que quiera y se vaya.
Lauren: ... una grande de mozzarella. - baja la mirada y responde después de un pequeño silencio. Claramente se dió cuenta de que no estoy tan feliz de verla.
Camila: grande de mozza! - grito hacia la cocina. - serian $3 dólares con 50. - le informo mientras finjo marcar cosas sobre la computadora táctil para no tener que verla a los ojos.
Lauren: ten - me extiende el dinero y lo tomo con desinterés. Guardo los billetes y sigo actuando como si tuviera algo que hacer en la computadora. - Camila yo... - dice y rompe el silencio pero la interrumpo.
Camila: no, Lauren. No hace falta. - mantengo mi vista en la pantalla.
Lauren: no, déjame hablar! - levanta la voz. - se que apenas nos conocemos, pero en este corto tiempo pasaron muchas cosas y... lo lamento, de verdad. - muerdo mi labio inferior. - no quise que todo esto pasara. No quiero que las cosas terminen así. Solo... no sé que debo hacer, no quiero que se arruinen las cosas. Quiero estar bien contigo... me importas, Camila. - suspiro.
Camila: Lauren, olvídalo, si? Apenas me conoces. - digo, manteniendo la calma.
Lauren: lo sé pero... - se queda sin palabras.
Camila: déjalo así. - conecto miradas con sus malditos ojos.
Lauren: no quiero que estemos así...raras. - suena angustiada. No respondo. - ¿qué te sucede? - insiste.
Camila: nada, déjalo así! - levanto la voz.
Charlie: está todo bien? - se asoma mi jefe por la puerta de la cocina.
Camila: si, no te preocupes, Charlie. - el hombre se vuelve para adentro. - ¿por qué se demoran, Janet? - pregunto por la ventana que conecta la cocina con el mostrador.
Janet: ya casi, Camila. Espérate. - reprocha.
Lauren: solo quiero arreglar las cosas - está decidida a averiguar lo que me pasa.
Camila: no hay nada que arreglar. - respondo, firme.
Lauren: está bien. - dice firme también. - si tú no estás dispuesta a hablar, yo si. Sé que las cosas están raras desde la ultima vez que nos vimos. Estuve pensando mucho y la verdad es que... me agradas y no quiero perder contacto contigo. Me gusta que pasemos tiempo juntas. Te aprecio mucho, y enserio pienso que podemos llegar a ser grandes amigas. - se apoya en el mostrador.
Camila: no es momento para esto - irritada - estoy trabajando.
Lauren: no me detendré hasta que no me des otra oportunidad. - sonríe, ganadora.
Camila: ten tu pizza. - le entrego su comida después de recogerla de la mesada.
Lauren: Camila... vamos. - no respondo, con esperanzas de que se rinda. - por favor. - mantengo silencio. - Camila.
Camila: ya basta, Lauren! No entiendes? - exclamo, molesta.
Charlie: qué está pasando aquí? - mi jefe aparece por la puerta de la cocina, con expresión de enfado. - Camila, como vas a gritarle así a una clienta?
Camila: lo siento, Charlie. No es lo que... - me interrumpe.
Charlie: estoy cansado de tus disculpas. Estás fuera Camila, hasta aquí llegué! - exclama con furia.
Camila: qué? No no no, Charlie, por favor, necesito el trabajo. - mis ojos se humedecen.
Lauren: señor, espere no... - Charlie habla por encima de Lauren.
Charlie: estoy arto de tus incumplimientos, Camila. No eres digna de trabajar aquí. Hoy fue tu último día. - vuelve a la cocina.
Lauren: espere señor, por favor. No es su culpa! - levanta la voz para que Charlie pueda escucharla e intenta convencerlo.
Camila: ni te molestes. - dejo escapar un profundo suspiro.
Lauren: Camila, lo siento. Soy una idiota. - niega con la cabeza, frustrada. - voy a arreglarlo
Camila: solo... adiós, Lauren. - digo y me quito el delantal y el gorro.
Lauren: por favor. Pasa por Manhattan's mañana. Prometo no intentar nada como esto. Solo ven. - deshago mi cola de cabello. - de verdad lo siento. Lo arreglaré, te lo juro. - no estoy mirándola pero me basta con escuchar su voz para darme cuenta que está devastada, tanto como yo.
Escucho los pasos de la ojiverde alejarse, seguidos del sonido de la puerta de salida cerrándose.
Silver.
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Avenida Madison - Camren -
FanfictionBienvenido a la Avenida Madison, una de las Avenidas más transitadas de Manhattan. Repleta de negocios, autos, ruido, gente. Camila Cabello es una de las cientos de personas que viven sobre esta alborotada calle. A lo largo de ella transcurre su vi...