Capítulo 27

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Pasaron los días y llegaron nuevamente los días laborales. Hoy toca trabajar. La cafetería está bastante llena. Eso nos deja con poco descanso y la cabeza explotada por tener que cumplir múltiples tareas al mismo tiempo, lo que provoca aún más estrés del que ya tengo, pensando las 24 horas del día en la charla pendiente con la ojiverde. Me intimida un poco el hecho de pensar en lo que voy a decirle, pero debo hacerlo. Es lo correcto.

Lauren: no lo sé, se ha estado portando muy lindo conmigo estos últimos días. - dice desde la cocina mientras habla con Oliver.

Oliver: a veces las parejas sólo se ponen mas cariñosas y ya. - responde mientras yo empujo la puerta para ingresar allí.

Camila: ¿dónde están los cafés? - algo molesta. - hay mucha gente, vamos. - Oliver se mueve rápido y me entrega las bebidas.

Oliver: lo siento. - sonríe con inocencia. Tomo los cafés y vuelvo al mostrador para entregarlos.

Por un lado, el hecho de tener trabajo excesivo es bueno. Me mantiene ocupada y un poco más alejada de mis pensamientos. Cuanto menos piense en todo lo que quiero decirle a Lauren, mejor saldrán las cosas. Las horas pasan y los clientes van y vienen. Croissants, cafés y muffins son entregados de mis manos hacia las de las personas correspondientes a lo largo del día. Finalmente, y como siempre, llegó la hora de cerrar. Todavía algunos clientes permanecen en sus mesas mientras nosotros nos encargamos de la limpieza del mostrador. Un impulso repentino me hace hablar sin ni siquiera pensarlo.

Camila: Lauren? - la miro mientras los tres, Oliver, Lauren y yo, fregamos el mármol.

Lauren: si? - responde concentrada en su labor.

Camila: podríamos... luego de limpiar y cerrar quisiera... - el sonido de la entrada de Manhattan's abriéndose con fuerza me interrumpe y los ojos de cada ser viviente dentro del local se dirigen hacia el mismo sitio.

Ty: hola a todos! - saluda en voz alta. - están a punto de presenciar un momento muy importante. - añade y frunzo el ceño. El chico se acerca a la ojiverde y sonríe. - hola. - saluda, ahora en un volumen más bajo. Lauren lo saluda, algo confundida. - Lauren... - vuelve a levantar la voz. - estoy enamorado de ti desde la secundaria. - la ojiverde me mira de reojo. - eres la persona que más amo en este planeta. - Oliver deja caer su mandíbula cuando el moreno se arrodilla frente a Lolo, abriendo una pequeña cajita de terciopelo y dejando al descubierto un bello anillo de piedra verde. - ¿quieres casarte conmigo? - mi corazón se detiene y los siguientes segundos en silencio transcurren como eternas horas.

El rostro de Lauren cambia drásticamente. Sus ojos se ven más grises y su mandíbula se tensa. Observa a su alrededor a todas las personas con los ojos posados sobre ella, esperando su respuesta. Las miradas penetrantes de los clientes impacientes parecen ponerla incomoda. Traga en seco.
Finalmente, su mirada llega hasta mí. Me mira. Nuestros ojos se conectan una vez más y juro que podría cortar la tensión con un cuchillo. No hace falta que diga nada, ella me habla con la mirada. No puedo ayudarla ahora, no puedo hacer nada. La observo expectante, todos aquí la miran con presión pero puedo jurar que mi mirada es la que Lauren siente con más intensidad. "Por favor, no lo hagas. No me defraudes. Sé que puedes con esto. No me lastimes una vez más." Pienso, mientras le suplico con los ojos. Ella muerde su labio inferior, mostrándose frustrada. Sus ojos se enternecen, llenos de tristeza, como si dijera "lo siento" a través de su gris iris. Niego con la cabeza en movimientos pequeños mientras Lauren parece romperse por dentro al observarme. Finalmente, cierra los ojos, respira profundo y vuelve a mirar a Ty.

Lauren: si.

"Si", la palabra que más me aterra en este momento. Siento mi pecho oprimirse como si un elefante me estuviese pasando por encima. La gente a mi alrededor aplaude con emoción pero todo eso queda en segundo plano para mi. Lauren fue capas de hacerme eso. Ella pudo aceptar una propuesta de casamiento frente a mis propios ojos. De un momento a otro mi vista se nubla por la gran cantidad de lágrimas amontonadas. Sin pensarlo dos veces, corro hacia la cocina y me encierro en el cuarto de almacenamiento. No me interesa disimular nada, no me importa si alguien nota mi estado de ánimo.

Una vez más, Lauren Jauregui demostró que no está dispuesta a ponerme en primer lugar. Una vez más se confirma mi teoría. Una vez más la chica que amo me rompe el corazón en mil pedacitos sin ninguna piedad ni misericordia. Me siento un pedazo de basura. Siento un agudo dolor, como si me hubieran apuñalado en el medio del pecho una y otra, y otra, y otra vez.
Me siento en el suelo y abrazo mis rodillas pensando en todo lo que he pasado. Todo lo que he soportado por estar con Lauren, aunque sea de forma secreta. Ahora ella se casará. Seguramente se encuentra festejando en el frente del local junto a Ty y Oliver, mientras yo estoy aquí, en el fondo, llorando. No se ha molestado en seguirme, en consolarme, en intentar aunque sea mejorar la situación de alguna manera.

Va a casarse. Va a hacerlo aunque ambas sabemos que no quiere. Va a seguir lastimándome de la forma más cruel. Continuará hiriéndose a sí misma tomando decisiones incorrectas, siendo consciente de que lo que está haciendo no es lo que verdaderamente siente.

Ya perdí la esperanza. Perdí la fe en ella, en que en algún momento esto iba a cambiar.
¿Por qué? ¿Por qué dijo que si? Por miedo, por cobardía, por negación.
¿Acaso es tan cobarde que es capas de lastimarme de esta forma con tal de no tener que enfrentar sus miedos?

La verdad, es devastador admitirlo pero... estoy decepcionada de ella. Realmente me ha fallado. En el fondo yo esperaba que Lauren tome coraje y demuestre que está dispuesta a soportar golpes por nosotras, pero ahora me doy cuenta que no. No está lista, no tiene lo que se necesita, es una maldita gallina egoísta.

Y aunque no quiera... la amo, y eso es lo peor de todo. Haga lo que haga yo sigo estando cada vez más enamorada de ella. Lauren me ha golpeado una y otra vez, sin parar, pero jamás pude dejar de sentir lo que siento, y la odio por eso. ¿Por qué tiene que ser tan hermosa? ¿Por qué tiene que hacerme sentir cosas tan fuertes? ¡¡¿Pero por qué tiene que ser tan idiota?!!
La odio tanto, la odio!

Estoy harta de esto. Esta fue la gota que rebalsó el vaso, y vaya gota.
Solo es cuestión de tiempo hasta que algo pase, solo es cuestión de tiempo hasta que las cosas cambien, para bien o para mal.

El sonido de mi celular me devuelve a la realidad de repente. Limpio mis lágrimas, aclaró mi garganta y atiendo la llamada.

Camila: hola?

Silver.

Avenida Madison                                                      - Camren - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora