Capítulo 16

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Alex: ...luego volví a casa, pedí helado y vi una película. - termina de contar la anécdota a la que poca atención pude prestarle. - Camila... - la miro, de forma algo brusca. - qué sucede? - frunce el ceño.

Camila: nada. - le sonrío cálidamente, mientras en mi interior me prendo en llamas pensando en lo ocurrido anoche con Lauren. - quieres pedir algo de comer? - tomo mi celular, dispuesta a llamar al delivery. - sushi? - mientras navego por la página web.

Alex: qué tal una pizza? - propone aunque su idea no me emociona mucho.

Camila: anoche comí pizza. Podemos pedir una ensalada. Lechuga, tomate, huevo... - enumero los ingredientes.

Alex: sin lechuga. - me interrumpe.

Camila: sin lechuga? - rio. - la lechuga es lo que completa una ensalada, Al. - la miro extrañada. Ella solo se encoge de hombros mientras yo hago el pedido.

Seguimos hablando sobre nuestra semana, mis clases, su trabajo, mis audiciones. Obviamente salteándome la dramática escena anoche en la cocina. Nuestra plática es interrumpida por la llegada del almuerzo.

Alex: a comer! - exclama hambrienta mientras dejo la comida en la mesa.

Camila: que hambre tengo. - me siento y comienzo a comer sin rodeos.

Alex: mierda - se queja, a lo que yo observo atenta para descubrir el problema y la encuentro quitando lechuga de su plato.

Camila: deben haberse equivocado. - especulo. - unas pocas hojas de lechuga no van a hacerte daño. - sonrío de lado, ella ríe de forma extraña haciendo que mi sonrisa se desvanezca lentamente, transformándose en una fruncida de ceño. - qué pasa? - dejo de comer para escucharla.

Alex: nada. - concentrada en su plato.

Camila: Alex... - insisto.

Alex: tu dijiste que no te pasaba nada y no insistí aunque sé que sí te pasa algo. - ahora me mira. - no me pasa nada. - termina. Sigue comiendo mientras la observo por algunos segundos, algo sorprendida por su reacción.

Continuamos comiendo en silencio. Ninguna dice nada, en la sala solo se escucha el ruido de los cubiertos de metal rozando con los platos de cerámica. Sé que Alex no es una mala persona, así que no me enfadé por lo resiente, solo permanecí en silencio. Sé qué hay una buena explicación para esto y más tarde se arrepentirá de la forma en la que actuó, me pedirá disculpas y todo estará bien.

Alex: estoy embarazada. - rompe el silencio. Dejo caer mis manos a los lados de mi plato para mirarla, atónita.

Camila: qué? - rio un poco, sin entender. - estás jugando. - afirmo, como suplicando que su respuesta fuera "si", pero la ojiazul niega con la cabeza, algo avergonzada. El silencio nos invade por algunos segundos. - vaya, pues mío no es. - rio irónicamente. Alex mira sus muslos, parece tener ganas de llorar. Permanecemos en silencio por un tiempo más, deslizo mi mano derecha por mi rostro, abatida.

Alex: estoy en pareja hace 2 años con un chico llamado Steve. - suelta como bomba. - vamos a tenerlo, al bebé. - afirma, aún sin mirarme a la cara. - Camila, mis intenciones contigo nunca fueron malas, tú de verdad me gustas y no supe cómo decirte todo esto, pero yo amo a Steve y... - comienza a hablar con la mayor rapidez.

Camila: no, cállate Alex. - la detengo. - no quiero que me expliques, solo vete. - la miro, esperando que se levante y me deje sola.

Alex: Camila, por favor entiende que... - sus ojos me miran y muestran tristeza.

Camila: está bien, solo vete, por favor. - digo de forma serena. Alex suspira y se marcha sin más, cerrando la puerta de mi departamento detrás suyo.

Permanezco sentada en mi lugar, inmóvil por algunos minutos. La soledad me invade y mis ojos no pueden contenerse de empezar a lagrimear. Trago en seco, pensando en la cantidad de información que me toca procesar en tan poco tiempo.

Camila: mierda. - susurro, tomándome la cabeza. - mierda. - digo un poco más alto, levantándome de la silla. - mierda, mierda, mierda. - repito furiosamente mientras golpeo los almohadones del sofá. Finalmente me derrumbo sobre ellos, mojándolos con mi llanto.

***

Camino por avenida Madison, después de haberme lavado la cara y cambiado de ropa para seguir con mi día. No puedo concentrarme en las angustias que me causan un par de chicas de ojos claros, debo continuar con mi rutina. Me dirijo a una audición para Broadway. Me decidí por audicionar para el nuevo elenco de un musical llamado "West Side Story". Creo que sería una buena candidata para el papel de "Maria", una chica latina que vive en los barrios neoyorquinos y se enamora de un chico americano que pertenece a otra pandilla distinta. Es una muy buena obra. Además mis rasgos cubanos podrían jugarme una buena pasada en esta ocasión.

Camila: hola, las audiciones para "West aside Story"? - pregunto amablemente.

Secretaria: aguarde aquí y la llamarán. - responde con desinterés.

Me siento junto a la gran cantidad de personas que vienen a la audición. Algunas de ellas estas disfrazadas, otras muy bien maquilladas. Algunas chicas practican las líneas de la escena correspondiente para la audición, otras calientan la voz, y un grupo de ellas estira los músculos. Es este momento en el que todo actor amateur como yo se pone nervioso. Al ver tantos talentos al rededor mío, comienzo a sentir presión e inseguridad, pero no es nada nuevo. Siempre pasa cuando asisto a una audición y es muy normal en los actores sin mucha experiencia. Respiro profundo y decido repasar las líneas que pronto tendré que recitar frente a los directores de la obra.

"Camila Cabello" dice una mujer alta, robusta, de tez morena y ojos grandes que se asoma por la puerta del salón de audiciones. Inflo el pecho con valentía y entro en la sala para dar lo mejor de mi y conseguir el papel que me propuse conseguir.

Silver.

Avenida Madison                                                      - Camren - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora