Capitulo Treinta-uno: Cuestión Sincerarse.

1.6K 251 54
                                    

"¿Comprendes el grado de temor de mis sentimientos?"

"Exacto, lo que sentimos no es lo mismo para los dos."

En ese oscuro pero acogedor cuarto, un humano estaba temblando ligeramente, debido a aquellas atroces y peligrosas palabras, que además eran acompañadas con una pizca de miedo, las cuales salieron sin preludio, de los finos y delgados labios del extraterrestre. Esa inesperada revelación fue una estrepitosa sorpresa, que con fuerza se imponía arruinar todo sus elaborados planes para estar a solas y a gusto con su alíen, el cual este mismo, aún mantenía una mirada centrada mostrando una postura tensa.

Esto era una clara advertencia de una mayor disputa a futuro, una mezcla de emociones viajaron por su garganta para encontrarse en su estómago, dando una ligera sensación de náuseas, estaba plenamente consciente que lo que estaba por venir, no era nada bueno.

- ¡¿ACASO NO ESCUCHASTE, LARVA HUMANA?! ¡TU PLANETA SERÁ DESTRUIDO!

- ¡YA TE ESCUCHE, MALDITO EXTRATERRESTRE!

"¿Que ganaban al gritarse mutuamente? Nada en realidad..

Sólo más amor... y más gritos."

- Ah.. -suspiro- Okey.. -repitió para intentar calmarse- Zim. -lo llamó con falsa serenidad- Necesito que me expliques.. ¡¿Que diablos ocurre?! -exigió de forma "calmada"- AHORA.

- Tsk.. -se quejo- No le des órdenes a Zim. -se cruzó de brazos- Jamás me tomaría la molestia de advertirte nada, no soy el mensajero de nadie. -bufo con molestia por el tono autoritario del contrario- Y mucho menos si es para verte sufrir en formas crueles e inigualables. -expresó con emoción el irken.

- Si, si.. -adulto haciendo un gesto con su mano- Me quedo mas que claro. -rodó los ojos- Este no es el momento, Zim.

- Arruinas mi diversión, despreciable humano. -expresó de manera burlona.

- Es mi trabajo, criatura espacial. -sonrió de manera ladina- Hay una razón para que vengas a mi para decir todo esto... ¿Verdad?

- Absolutamente. -contestó mirándolo con desdén- No quiero que esta apestosa bola de Tierra, sea conquistada por alguien que no sea el majestuoso Zim. -explicó con enojo- Aunque ya no tenga interés en algo como eso. -agito su mano al aire- ¡Mi orgullo como invasor me impide que alguien que no sea el todopoderoso Zim, ponga sus sucias garras en MI planeta!

- Wouh, wouh... -se alejó un poco- Espera, no es "TU" planeta Zim. -corrigió observando al irken- Es MI planeta. -respondió con orgullo- Además, tu mismo dijiste que no conquistarás la Tierra así que... -pensó un poco- Entonces... -una mueca de disgusto se formó en su rostro- Tsk, es el.. ¿Verdad?

- Aja. -asintió con su cabeza- De algo sirve esa enorme y vacía cabeza tuya.

- ¡HEY!

- Como sea. -se encogió de hombros- Zim cumplió con su deber en informar como cualquier otro humano normal. -se levantó de la cama- Bien, el increíble y majestuoso Zim, se va. -se encaminó hasta la ventana- ¡Buena suerte, apestoso terrícola!

- ¿Eh? -balbuceo, crédulo- Ah no, no, no... ¡No te vas!

Sin perder más tiempo, el de gabardina negra se puso de pie con rapidez, hasta llegar justo detrás del irken, el cual estaba a punto de escapar por la ventana, pero sin éxito alguno. El humano tomo del hombro al alíen, obligándolo a darse la vuelta involuntariamente, una vez que lo consiguió, lo confronto con la mirada, sus ojos se encontraron, mostrando diversas emociones y sentimientos. Un duelo silencioso, buscando alguna respuesta que se ocultan el uno al otro.

"Esa mirada en tus ojos me estremece..."

El extraterrestre no tardó en forcejear, quería irse de ahí lo mas rápido que le fuera posible, intentaba luchar con el agarre que lo apresaba, pero era en vano, para su sorpresa, el amante de lo paranormal, lo sostenía con una fuerza bastante admirable, eso sí, sin provocar presión, una fuerza cálida y protectora como nunca antes la había sentido. Excepto una vez, en la que una mano fría y robótica lo había recibido al mundo, cuando apenas inició su existencia, pero eso eran casos completamente distintos, bueno según el.

"...Siento que no debo creerte..."

- ¡Dib-olor, suéltame!

- No lo haré. -negó con dureza- Zim, dime la verdad. -lo miro con seriedad- ¿Piensas conquistar la Tierra? -preguntó con severidad.

- No lo haré.

"...Compartimos y reflejamos el mismo miedo.."

- No me mientas, Zim. -exigió agitando un poco los hombros del contrario- ¡Dime de una vez, la maldita verdad, extraterrestre!

- NO LO HARÉ. -gritó con frustración- ¡ZIM NO LO HARÁ! -repitió con enojo empujando al contrario- ¡Zim no lo hará porque ya no es ...! -

"Miedo, de perderte otra vez."

Abrupto silencio. Solo un duelo de respiraciones llenaban el lugar.

- ¿Ya no eres que, Zim? -cruzó sus brazos con impaciencia- Dímelo.

"Miedo, de confesarte la verdad."

- Zim ya no es un invasor.

Un pequeño pero silencioso sollozo escapó de los labios del irken.

Una fuerte declaración para ocultar un motivo de guerra...

¿Cuándo fue que olvidó, cómo tratar a su alíen?

¿Cuándo fue que olvidó, cómo tratar a su alíen?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mas allá del Odio [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora