Capitulo Sesenta-Siete: "Y dentro del Odio... "

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Empezaba a creer que el "Dolor" se había convertido en algo ridículamente cotidiano en su joven vida, es decir, apenas era un estúpido adolescente a pasos de convertirse legalmente en un desdichado adulto, tenía sueños mediocres, pero sumamente apasionados, nuevas convicciones para encarar debidamente al futuro, su destino no estaba escrito o definido, las variables eran dependientes de sus mismas elecciones, meditando cuál sería el mejor camino que debería tomar para seguir adelante. No obstante, constataba con la severa seguridad de que quería mantener algo a su lado por el resto de su vida, "eso" tan preciado que muchos humanos buscaban a lo largo de su efímera existencia, a veces sin ni siquiera tener el privilegio de conocerlo, y disfrutarlo.. Eso era: El amor de su vida.

Si, lo entendía a la perfección, sonaba como una de las típicas anécdotas provenientes de un adolescente en plena etapa puberta, en donde las torpes hormonas se descontrolaban subiéndole la sangre a la cabeza, remotamente ciego a un amor tan casual sumamente excitante, que impedía ver con claridad los defectos de la persona amada. Sin embargo en su caso.. No era así. De hecho, era estúpido compararlo, ya que su amor nació del cliché más tonto, cotidiano y barato. El incomparable "Del odio al amor". Agh, con solo pensar en eso, le daban náuseas.

Como sea, su idea del amor nunca fue pensada, es más, como en otras ocasiones lo medito, nunca imaginó que llegaría a amar de forma tan leal y profunda al narcisista, egocentrista, con complejo de diva, y gritón como lo era su pareja, ni hablar de lo chillona, ruidosa y escandalosas rabietas que emitían a través de su voz. Dio un largo suspiro, percatándose de lo fácil que hubiera sido su vida si tan solo seguían siendo enemigos, no tendría que soportar esos sentimientos de apego, preocupación o cariño mezclados dentro de su tambaleante corazón, ni siquiera debería ocuparse de los inestables deseos, sueños o en este caso, "Misiones" de una necesitada venganza.

Por supuesto si no amara como lo hacía ahora, a ese revoltoso e adorable alíen, estaría acostado plácidamente en su cama, probablemente leyendo un buen libro o matando el tiempo viendo su programa favorito, pero no.. Ahí estaba con unas cuantas heridas, gracias al buen golpe que obtuvo al estrellarse de frente con la estructura reforzada de la Inmensa, repudiaba con toda su alma a los dilemas existenciales que lo acomplejaban por culpa de ese irken.

¿A quien engañaba?. Fue por su propia voluntad a comprobar su absoluta seguridad, no se perdonaría en esta vida, ni en la siguiente, si algo le sucedía a la persona que amaba. Claro estos pensamientos solo quedan en eso PENSAMIENTOS. Si ese tonto alienígena supiera la enorme magnitud de lo que siente por él, sería tratado mucho peor que un esclavo.

Volviendo a la situación que ahora enfrentaba, el de lentes estaba atravesando con suma rapidez los diversos pasillos metálicos, proporcionados por la monstruosa embarcación espacial que desde hace unos minutos atrás, comenzó abruptamente a tambalear, aumentando el pánico interno en el frágil interior del humano, mientras corría desesperado por hallar finalmente al pequeño invasor. Apenas podía moverse con libertad, debido al extremadamente incómodo y ajustado traje enterizo de una gama azulada con ligeros detalles en negro, junto a unas fenomenales botas anti-gravedad bastantes pesadas, pero con esfuerzo logró acostumbrarse a ellas, sin olvidar de un disimulado tanque de oxígeno que iba instalado en ciertas áreas primordiales de su cuerpo. Todo esto era estrictamente necesario para su supervivencia, después de todo, no buscaba perecer sin encontrar antes, al dueño de sus desdichas, era inevitable no extrañarlo, luego de estar años acostumbrado a tenerlo relativamente cerca, sus peleas, disputas, besos.. caricias..

Desafortunadamente perderse en lo más profundo de su propio subconsciente traía consecuencias, la principal contrariedad fue que por el efecto de la velocidad, chocó estrepitosamente contra alguien, causando que retrocediera varios pasos, sin caerse. Soltó un gruñido, poniéndose en posición defensiva, creyendo por unos breves instantes que podría tratarse de algún soldado que montaba guardia por las cercanías, no por algo era la Inmensa, una base espacial donde se supone que tenían que proteger a sus Altos. Toda duda o incertidumbre se fue por el caño cuando vio a la persona, o mejor dicho irken, el cual estaba justo a su lado con esa mirada tan furtiva y fría que le helaba completamente la sangre. Algún día debería superar ese odio desmedido que sentía hacia él, o al menos a controlarlo. Hicieron un muy corto duelo de miradas, esperando con impaciencia saber cual de los dos sería quien iniciaría un descomunal combate verbal.

Mas allá del Odio [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora