Especial: Un Obsequio II

391 50 25
                                    

El aparente calvario afectuoso que estuvo soportando pacientemente el alíen, se alargó más de lo esperado, durante el resto del día compartieron diversas actividades cotidianas que eran comunes entre parejas. Este suceso supo cómo aliviar temporalmente al pequeño irken, quien poco a poco perdía los estribos, debido a todo tipo de disputas, muestras cariñosas e inclusive variadas tonterías, en donde en más de una oportunidad, le sacaron una molesta sonrisa, era como un acto reflejo, algo inconsciente, totalmente involuntario. No iba a negarlo, eran escasas las ocasiones donde podían convivir mutuamente, sin nadie ajeno que los moleste, aun así, esos momentos resultaban ser gratamente entretenidos, al menos para ellos, cualquier otra persona que los viera desde afuera, pensarían que era un par de locos contra el mundo, a lo que esta inusual pareja no le importaba en lo absoluto, valoraban la felicidad que encontraban el uno en el otro.

Mediante a una conversación totalmente casual, tanto el terrícola como el alienígena dictaron rumbo a un lugar desconocido, era prácticamente vagar por un camino a ciegas. El circular de las personas era casi nulo, mientras que la peligrosa apariencia de las calles no ayudaba mucho, al menos para el de lentes, que desde hace unos instantes, repetía una y otra vez la misma incógnita, poniendo sumamente nervioso al de piel verde, volviéndolo extremadamente irritante. Deseoso a la idea de noquear con fuerza a su humano, y llevarlo como un costal de papas, pero desechó la idea al creer que los inmundos terrestres confundirían el cuerpo con el de un cadáver... Suspiro, después de todo, podía valer la pena hacer el intento... ¿Cierto?

- Zim, zim, zim~ -lo llamó repetidamente, disfrutando el enojo del contrario- ¿A donde vamos? -pregunto aburrido, mirando hacia los lados.

- Por irk.. ¡Silencio! -exigió con fastidio, golpeando el brazo de su pareja- Deja de molestar, tu voz suena tan irritante.

- Auch, por lo menos yo no grito cuando hablo. -se quejó, sobándose el golpe- No estarás planeando secuestrarme. ¿Verdad? -mencionó pensativo, jugando con sus manos.

- No necesito a un espécimen cabezón para mis experimentos. -contestó divertido, devolviéndole el enojo- Y menos cuando es tan feo.

- ¡Mi cabeza no es grande! -refuto enojado, dando un largo suspiro- ¿Por que todo el mundo dice eso?

- No culpes a Zim por tu rara anatomía inferior. -alegó aburrido, desviando su mirada- Agradece que eres de mi completo agrado, larva.

- Acabas de decirme que soy feo.

- Todos los seres humanos son repugnantes, tu eres feo. -hablo desinteresado, encogiéndose de hombros- Eso es un avance. ¿No?

- Realmente eres muy amoroso conmigo, mi cielo. -refuto con cinismo, cruzándose de brazos- Envidio tu increíble amabilidad...

- No te acostumbres mucho, humano. -advirtió con seriedad el irken, mirando divertido a su acompañante- Debes comportarte como un buen esclavo si quieres que siga siendo misericordioso contigo.

- Voy a tener que ponerme un letrero de "Sarcasmo" para cuando salga contigo.

- ¿Sarcas.. mo.. que?

- Olvídalo.

- Como sea, llegamos.

Repentinamente la caminata entre ambos cesó, deteniéndose enfrente de lo que parecía ser una enorme casa abandonada, la pareja admiro por unos breves segundos la propiedad, para luego darle espacio suficiente al irken para guiar finalmente el camino, siendo perseguido por el de gabardina negra. El joven humano deambulaba con un auge de desconfianza, observando atentamente el entorno que lo rodeaba, incluso su mente se preguntaba en cómo demonios habían llegado hasta ahí, solo la idea de pensar en cómo iba a volver a su casa, le daba náuseas.

Mas allá del Odio [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora