Capitulo Treinta-dos: Consolar.

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Esas contundentes y severas palabras resonaban con pudor en su cabeza, una expresión genuina de angustia y pavor se dibujó en el rostro del amante de lo paranormal, aun mantenía la mirada absorta en los falsos ojos violetas del extraterrestre, que delataban tristemente una frustración cargada de un odio absoluto, provocando que a su vez, el mismo se identificará cruelmente con ese sentimiento tan familiar. Se identificaba por completo con el de piel verde, lo comprendía absolutamente en todo, con su carga emocional.

Todas las dudas que alguna vez tuvo sobre él, comenzaron caer como piezas en un diabólico juego de ajedrez, que le permitió entender a la perfección de una vez, las intenciones y deseos de su irken.

"Tu dolor es igual al mio."

Cuando quiso darse cuenta, su cuerpo había reaccionado por sí mismo, entre sus brazos, tomó con seguridad el frágil cuerpo del pequeño invasor, que aún permanecía estático, recapacitando dócilmente en su mente, por la repentina confesión de su más oscuro secreto. A lo que el humano, lo arropaba con una inexplicable calidez en un abrazo, conteniendolo con fuerza, mientras que recordaba las exigencias y expectativas que muchas veces le impusieron en el.

Por otro lado, Zim comprendió a la perfección las acciones del de lentes, por lo que optó a rendirse, para así dejarse llevar por el consuelo del débil e inútil sentimiento humano. Desgraciadamente, trajo como consecuencia, una sensación tan adormecedora que lo llenaba, solo un poco, aquel vacío que secretamente carcomía sus entrañas.

"Por solo un momento, serían ellos mismos, mostrando su mutua vulnerabilidad."

- Soy defectuoso. -admitió con tristeza- Estoy condenado a ser un patético irken incapaz de hacer algo bien. -confesó agarrando con fuerza la ropa del humano- Y lo peor es que he sido engañado por mis Más Altos, para ser exiliado y humillado en este planeta.

- Tu no eres defectuoso, Zim. -acarició con suavidad su cabeza- Eres perfecto así como eres... ¡Tan Zim! -exclamó apretando un poco el abrazo- ¿Y sabes? Si tus líderes no comprenden lo importante que eres, quiero que sepas que eres lo mas valioso e irreemplazable para mi, Zim.

- ¿De verdad, Dib-cosa? -se apartó un poco- ¿Acaso te estás rindiendo a la majestuosidad del poderoso Zim? -preguntó clavando su mirada en el.

- Asi es, chico espacial. -sonrió de lado- Has invadido mi corazón.

- Agh, eso sonó demasiado asqueroso. -se quejó burlón- De hecho.. -llevo sus manos al rostro del humano- Zim te lo agradece, humano apestoso. -

Un tímido e inexperto roce de labios que ocultaba una felicidad de ser aceptado.

- Mmph.. Que dulce mi cielo. -mostró una pequeña sonrisa burlona- ¿Acabas de besarme tu mismo? ¿Por propia voluntad?

- Tsk, no te acostumbres inmunda larva. -refuto molesto con un leve azul en ambas mejillas- Es una muestra de aceptación, para que entienda tu gigantesca cabeza que le perteneces solo a Zim.

- ¡Hey! ¡Que no estoy cabezón! -reprocho entendiendo sus palabras- Maldito alíen manipulador y quejumbroso. -se acercó peligrosamente al contrario- Te pertenezco y tu me perteneces. -lo tomo de la barbilla- ¿Entendido?

- No recibo tus ordenes, humano. -

"Los sentimientos reprimidos necesitan liberarse."

Unieron sus labios nuevamente, esta vez de una manera más intensa y apasionada, sus cuerpos se movieron involuntariamente, dejándose llevar, para luego recostarse sobre la cama con una insaciable necesidad de invadir el cuerpo del otro, siendo el único impedimento el tan molesto oxígeno, que era vital para la extraña pareja, en donde solo daban pequeñas bocanadas de aire en ciertos y precisos momentos.

"Me complementas para provocarme."

Sin embargo, un fuerte y tenaz ruido se filtró en el lugar, llamando la atención de los "enemigos", destruyendo en el proceso, la suave atmósfera que habían logrado entablar. Un tanto fastidiados, separaron sus cuerpos con rapidez, para acto seguido, levantarse abruptamente de la cama, acomodarse y sin perder más tiempo, salir del cuarto para luego, bajar con cuidado, y de manera silenciosa las escaleras. Observando a cada paso, varios cristales esparcidos por todo el suelo.

Tanto el humano como el irken estaban consternados, lo que incentivó a que siguieran bajando, cautelosos y alarmados, se miraron entre sí, para continuar el rastro de los cristales de vidrio, intentando averiguar lo que estaba pasando. El de gabardina negra, hizo unas cuantas muecas acompañadas de silenciosas señas hacia el extraterrestre que le permitió entender a la perfección la forma que debía de actuar. Se conocían demasiado bien como para dudar ahora.

Algo desconfiados, comenzaron a caminar, intentando en el trayecto, prepararse de manera mental, para lo que podría llegar a pasar, el camino los condujo hasta la puerta del laboratorio de su padre, en donde se resguardaba todo su trabajo, desde sus más peligrosos e impresionantes inventos, hasta la tecnología avanzada para la humanidad, y ni hablar de los sofisticados experimentos en los que estos días había trabajando.

La extraña silueta de una persona, se podía divisar entre las penumbras, lo que llamó poderosamente su atención, tanto el humano como el irken se separaron, para luego, ir cada uno por su lado y así lograr acorralarlo. Demostrando una cooperación mutua, que rara vez existía entre ellos, variando entre el sigilo y silencio, se emprendieron a dar pasos lentos, para lograr acercarse lo suficiente, pero para su mala suerte, no funcionó.

Aquella sombra al percatarse de la existencia de ese par, no dudo en escapar, a lo que la pareja descarto definitivamente su plan original, para empezar rápidamente a perseguirlo. Una carrera vital había comenzado, a medida que subía los escalones, las piernas de él de lentes empezaban a tensarse, debido a la fuerza requerida, para subir las interminables escaleras, mientras que el extraterrestre usaba sus infalibles extremidades de su pak, imitando a si, a una araña.

Orgulloso y confiado, el de piel verde estaba apunto de sujetarlo para así atraparlo de una vez por todas, pero para su sorpresa, abruptamente decidió inhabilitar la función de su pak, escondiendo en su "mochila" las patas metálicas, al ver a la persona que estaba cerca de su posición. El chico gótico extrañado por la acción de el extraterrestre, siguió corriendo hasta alcanzarlo y poder ver lo mismo que el.

- ¿Papa?  

- ¿Papa?  

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Mas allá del Odio [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora