Capitulo Setenta-Dos: Odio Inherente.

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Aturdido, confuso y prácticamente frustrado, eran los sentimientos predominantes e intensificados que con firmeza se instalaron dentro de su cabeza, esto iba en ascenso a medida que profundizaba cada vez más en sus memorias. No importaba cuánto intentara ignorar el fastidioso cúmulo de emociones regeneradas, las diversas imágenes no se alejaban, incluso se presentaban con una absurda claridad y un mortífero detalle, mostrándole una película mental de lo acontecido a lo largo de su prolongada vida, causando que la acción de mantenerse impasible fuese sencillamente imposible. Desde el grandioso suceso de su creación, donde se inició en las tareas básicas como cualquier otro infante smeet, se alineaba junto al curioso, laborioso y dificultoso desarrollo de un irken, con la motivación de llegar hasta una exitosa vida de invasor. Suceso que ocurrió, siendo medianamente aceptado por el irken menor, pero no tardó demasiado en digerirlo, rápidamente se sintió orgulloso consigo mismo, aumentando exponencialmente su narcisista personalidad.

No obstante, el problema original era otro, siendo más específicos, cuando el espléndido, magnífico, y espectacular sueño de una vida pasada se esfumó, marcándolo por completo.. Ese vulgar día en que lo clasificaron como un irken "Defectuoso", y por ende, todo lo vivido, experimentado y logrado a través del tiempo fue nulo, trayendo como consecuencia únicamente desgracias, una tras otra. El destierro deshonroso, junto al cruel engaño de ser la burla incondicional de sus Altos, y la mentira creada para conquistar un falso planeta, fueron acompañados por la restaurada carga emocional que le recordó enteramente su dolor, odio y sed venganza, creando de este modo un malévolo plan para eliminar a sus líderes, y gran parte de su propia raza. Derrocando a una jerarquía establecida, para acto seguido, ser obligado a afrontar una fatídica realidad, creyendo por un segundo que todo lo vivido hasta el momento, era tan solo un frágil sueño pasajero, una bien elaborada mentira, una desbordada ilusión, pero.. No era así.

Las dudas poco a poco se fueron apaciguando, mientras que el de orbes magenta escuchaba con una inusual atención al investigador, el cual lo ayudaba incentivandolo a recordar, relatandole determinados acontecimientos para que el invasor fácilmente pudiera visualizarlos y recrearlos. Un sencillo procedimiento que detonaba un rotundo éxito, esta táctica sutil produjo la recuperación parcial de gran parte de su vida, sin mayores inconvenientes, al menos hasta que comenzó a recordar a una persona en particular: Un humano.

Apenas pudo concentrarse para intentar mantener vivida su imagen, estaba metafóricamente atrapado y rodeado en una densa oscuridad, conservando una mayor desesperación al no poder reconocer a esa persona, esto empeoro cuando esa silueta se alejó, dándole un fuerte motivo para perseguirlo, quería detenerlo, con la efímera esperanza de que al volverlo a ver, se desatara una respuesta positiva a muchas de sus preguntas, e incluso que sea la principal causa de sus inestables emociones. Sin embargo, los recuerdos se estaban desbordando, iluminando un camino invisible que recreaba la mayor parte de una peculiar relación, abarcando desde un odio desmedido hasta deformarse en un amor furtivo. El orgullo del invasor se vio afligido al sentir ese tipo de sentimentalismo, después de todo era un irken superior que se suponía no debía tener esa clase de impulsos, aun así esta reglamentación autoimpuesta no quitaba el tortuoso remordimiento emocional que le causaba un humano desconocido, quien lo estimaba, siendo en realidad algo mutuo, al punto de caer en lo más bajo... Sentenciándolo con un "Te amo".

Seamos sinceros.. "¿Quien podría amarlo?" Y si es así.. "¿Los irkens podían sentir un genuino "Amor"?"

Aquellos pensamientos fueron abruptamente interrumpidos cuando un peso ajeno chocó contra él, sintiendo el desagradable contacto físico que despreciaba tanto, parpadeo varias veces reaccionando a su entorno, dándose cuenta que inconscientemente salió de su base, caminando automáticamente sin tener una pizca de conocimiento del porqué de su acción. Gruño asqueado ante el golpe involuntario, causando que el irken por inercia empujara al humano, sin prestarle ni la mas mínima atención. Una inesperada tentación surgió, teniendo la necesidad de gritarle y reprocharle, pero no estaba enojado, tal vez molesto por tocarlo, pero... Nada fuera de lo normal.. ¿Verdad?

Mas allá del Odio [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora