Capítulo 3: Mal día y reencuentros.

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Clara:

Hace un mes que empezaron las clases y ha sido muy agotador, ya estoy cansada de las tareas, trabajos y exposiciones. Además el Rubio no ha dejado de molestarme en todo este mes, le he hablado mal, lo he golpeado y aún así sigue insistiendo en hablar conmigo y el tener a Fer diciéndome que se ha puesto más lindo e insistiendo para que le hable no ayuda.

Pero bueno...

Estoy feliz porque al fin llegó el viernes, preciado y querido viernes acompañado del hermoso fin de semana, aunque al parecer hoy la suerte no está de mi lado.

¿Por qué? les explico:

Primero a Fer y a mi se nos hizo tarde. Cuando entré al curso me encontré con un hermoso examen (notase el sarcasmo) no estudié por lo que es obvio que reprobé. Y como la suerte está siempre de mi lado (lo siento hoy estoy muy sarcástica) me pasó lo siguiente:

Iba caminando por los pasillos del colegio en la hora de recreo cuando siento que algo frío se desliza por mi blusa.

Levanté la cabeza dispuesta a matar a cualquiera que lo haya hecho.

—Ups. sorry no te vi.

¿Quién más si no Brittany Blackwood, con su horrible voz chillona?

—No vas a ver cuando te deje el ojo morado—dije totalmente furiosa.

El Rubio se puso delante de ella en un intento de protegerla pero ella salió de detrás de él. Mala opción porque la voy a matar.

—Ay relax, es solo refresco, además te hice un favor a ese T-shirt ya le hacía falta un lavado—dijo poniendo cara de asco.

—Sucia va a quedar tu cara, cuando termine contigo.

Iba a dar un paso hacia ella pero como no puedo ser feliz una vez en la vida, alguien me sostuvo del brazo.

—¿Qué esta pasando aquí?

—Déjame Fer, la voy a matar.

—Clara, cálmate.— dijo mirándome con advertencia— Puede venir un profesor.

—¡NO! ¡Déjame!

—Clara Lucía Daniels, Tranquila— dijo sonando tranquila pero yo estaba más que segura que estaba enojada.

Cerré los ojos, tomé aire y aflojé los puños en un intento de tranquilizarme, cosa que no logré mucho.

Clara Lucía Daniels

Era de la misma manera que me llamaba mi padre cuando me ponía inquieta, solo así me calmaba y aún sigue funcionando.

Abrí los ojos y miré a mi prima, vi que en sus manos tenía un vaso, se lo quité y antes de que le diera tiempo a decir algo se lo tiré encima a Britt.

—¿Qué te pasa estúpida?

Sonreí complacida. Puse una mano en mi cintura, con la otra agarre un mechón de mi cabello dándole vueltas, recargue todo mi peso en mi pie izquierdo y poniendo voz de niña fresa repetí sus palabras:

—Ay relax, es solo jugo, además te hice un favor a ese  t-shirt le hacía falta un lavado.

Todos nos miraban, algunos con la boca abierta, otros riéndose o tratando de contener la risa, y otros simplemente ahí parados.

Le guiñe un ojo y me di la vuelta para ir al curso a buscar mi mochila que por suerte el día de hoy había traído un abrigo, para ponérmelo encima.

—Te pasaste Clara— dijo Fer a mi lado.

—¿De qué hablas? Te gusto que le haya dado  su merecido.

La Chica Solitaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora