Capítulo 12- Lushia.

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Escrito por Lázaro.

Capítulo 12 – Lushia. 

          ¿Dónde estás? Yo te olí maldito hijo de perra. Hacía un segundo había sentido el olor de Garriguer, estaba cerca, yo lo sabía. Rodeé el espacio que había allí, el guardia todavía se encontraba inmóvil y la madre de Clare ya había desaparecido. Me encontraba entre un camino que seguramente conducía a la vía principal para llegar a Ciénaga y un árbol al costado, escondido, esperando. Decidí tranquilizarme, nada servía estar tan desesperado si no estaba poniendo de mí, todos los sentidos. El entrenamiento de hoy me había servido, habían sido solo segundos, pero fueron para mí lo más importante hasta ahora, el toque que me faltaba para entender la transformación. Seguramente Kyla y el viejo todavía piensan que no sabría cómo hacerla, pero se equivocan, tengo mi hocico y mis orejas particularmente atentas esperando la llegada de mi objetivo. ¿Por qué la madre de Clare resulta ser parte de esto? Quiero matarme. Ahora la entiendo a la pobre, debe estar atareada al tener una madre que está enlistada en el ejército de Garriguer. Maldito seas, Dios. ¿Por qué a mí? Esperé el tiempo suficiente como para concentrarme, afilé mis oídos e intenté oler sin hacer el más mínimo ruido.

            Al cabo de un tiempo y casi a la perfección escuché un par de pisadas que venían de mi izquierda, eran como de dos personas, pero a la vez fueron aumentando. Sentía que cada pisada representaba también algo encima de las personas, seguramente un arma. Esto era nuevo para mí, era increíble, estaba años adelantados a las personas comunes, esto era yo…          Agudicé mis oídos, intenté escucharlos a medida que se acercaban por el camino que tenía enfrente. Ciertamente estaba en lo correcto, ese camino conducía a las vías principales de conexiones con Ciénaga, estas personas venían de allí. Escuché una voz fuerte, fuerte que imponía respeto…

            Mi corazón latía y mis manos se acaloraban, sentía calor puro en todo mi cuerpo, mi cabeza estaba a punto de estallar. Salté hacia un árbol más cercano al bosque, sin percatarme que mis piernas habían cambiado, fue sencillamente un salto suficiente para recorrer diez metros, sin mover más que mis pies. Cada vez el sonido se acercaba… Era mi oportunidad… Garriguer se acercaba con todo su ejército, tal vez muriera pero de a poco no me importaba nada más que… matarlo.

            Retuve mis ganas hasta ver el objetivo, se acercaban con sus armas en alto, tenían armas de fuego, pólvora, eran nuevas en esta era, terriblemente mortíferas. También llevaban espadas enfundadas y algunas bolsas, de ahí venía el peso total que sentí. Poco a poco empecé a vislumbrarlo… Lo diferencié, lo tenía como objetivo, su olor era asqueroso y nauseabundo, sonreía y hacía burlas con todo el pelotón, era un total de quince hombres y poco a poco todo se fue… ¡Maldición! ¡Quiero matarlo!.

            Recliné mis piernas para atacar, preparé mis músculos para destruirlo, estaba solamente a diez metros míos, delante del árbol, por el camino, mi vida estaba puesta en esta misión. Afilé mis garras, sentí sed de sangre y estaba por explotar, no me importaba nada más. Miré hacia el lugar donde Kyla se debería de encontrar con el viejo acechando y puse una mueca de dolor. Adiós hermana… Perdón.

            Estaba por saltar encima de él cuando algo me tranquilizó, por un momento perdí la conciencia, este sentimiento ya lo había experimentado. Empecé a reducirme hasta acostarme entre el pasto y el árbol, empecé a temblar. Mientras veía que Garriguer se alejaba por el camino y empezaba a entrar en el claro hacia la cueva sentía un leve susurro.

            –Shhhh, tranquilo. –Alguien estaba domándome, estaba tranquilizándome y lo logró completamente, apenas pude advertirlo tenía a una extraña mujer acariciándome la espalda.

            –Qu… ¿Quién eres? –Ante mi calma no podía preguntar nada más.

            –Tranquilo, tendrás tu tiempo para hacerlo, todo sucederá. Tienes que lograr y madurar mucho todavía… –dijo.

            Su voz era suave, diría perfecta, era como una Diosa bajada del cielo para detenerme. No diría como me enloquecía, pero tranquilizaba, o quizá eran los efectos de que me acaricie. ¿Cómo sabía mi secreto?

            –¿Quién eres? ¡Dímelo ya! –Susurré, poco a poco ganaba fuerzas para recomponerme, ya no era un Lobo, volvía a ser un humano razonable.

            –Mi nombre es Lushia, no me conoces, no vale la pena que te explique. –Dijo–Toma esto.

            Sentí que tomó mi mano y me puso algo sobre ella, aparté la vista de la cueva y vi un trozo de chocolate sobre mi mano, al mismo tiempo, giré mi cara y la contemplé. Lushia era extraña, estaba arrodillada sobre una sola pierna mientras la otra la estiraba hacia atrás. Tenía una capa que no se llegaba a notar bien, pero creí que era de un color verde oscuro en la que reposaba un arco que brillaba en la inmensidad de la noche y un carcaj donde guardaba sus flechas que también, parecían mágicas. Llevaba una capucha que salía de aquella capa del mismo color, que se enganchaba por sobre su cuello con un extraño abridor, como una reliquia. Sus piernas estaban descubiertas, llevaba una pollera combinando y una remera blanca que des tonaba en aquella oscuridad. De su cara no pude advertir nada. Solamente se veía el pelo caer por los dos costados, de un lacio increíble, de un castaño claro hermoso.

            –¿Qué es eso que tienes allí? – Señalé aquél abridor que sostenía la capa.

            –Es lo que me representa, es lo que soy.

            –¿Y qué eres? –Estaba anonadado, no entendía por qué pero esa figura me atraía, no de amor ni gusto, sino que me atraía en el sentido de querer saber cómo era realmente.

            –Ya te lo dije, soy tu aliada, soy tu amiga, Caído. –Me respondió.

            Sabía quién era, sabía cómo tranquilizarme, esto estaba yéndose de las manos. No le hubiera gustado para nada a mí hermana. Sus contestaciones eran rectas y seguras, no daba vueltas al hablar.

            –¿Cómo es que sab…? –Puso su dedo en mis labios y no pude hablar más. Su delicadeza era increíble.

–Shhhhhhhhhhhh –Me detuvo– no importa eso ahora, lo importante es que recuerdes que nunca me viste, para nadie, ni para tu querida hermana. ¿Entendido?

            En ese instante miró por detrás del árbol y yo seguí su mirada, al mismo tiempo que escuché un ruido que provenía de allí. Logré advertir que se acercaban muy rápidamente Kyla y Ruppert. Cuando vertí mi cabeza hacia el otro costado nuevamente, Lushia había desaparecido. ¿Qué era? ¿Quién era?

Lazarus - El Coraje OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora