Capítulo 32- Pesadilla.

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Capítulo 32 – Pesadilla.

            Lázaro corrió al cuerpo de Lushia derrotado en el suelo. El viejo yacía unos metros más lejos, poco a poco se reincorporaba y se volvía a su estado natural. Rizza miraba todo, totalmente congelada, no podía creer lo que sus ojos veían, no podía realizar la idea de que su hija estaba tumbada allí, quizá viva, tal vez muerta, atacada por un plan macabro en la que fue un punto fundamental.

            Las lágrimas de Lázaro empezaron a caer encima del cuerpo de Clare, sus ojos lo miraban inmunes, también de ellos corrían lágrimas saladas que pasaban por su cara llena de mugre, había caído girando al suelo.

            –No… No lo sabía… Yo…

            Lázaro la miró, le suplicó con aquella mirada que no hablara. Las palabras que salían de su boca salían con una dificultad sin escrúpulos. Clare estaba sufriendo una herida mortal en su estómago y la sangre recaía completamente en las manos de la persona que la amaba mientras intentaba tapar la herida para retener aquella hemorragia fatal.

            –Yo… Ahora lo se… Kyla era tu herm… –Lázaro no pudo demostrarle con aquella mirada lo necesario y tapó su boca con uno de sus dedos.

            Clare tosió. En aquél momento se retorció bajo su dolor, era increíble y obvio al mismo tiempo. A unos metros, el viejo se levantaba lentamente del suelo ya, tomándose su otro brazo para soportar su dolor, su herida. Garriguer, Rizza y los guardias miraban impresionados la escena que sucedía allí cerca. Lentamente, la madre de Clare, viró sobre sí misma y miró a su capitán.

            –A veces hay que abandonar algunas cosas para obtener otras, mi querida. –Garriguer buscaba en sus adentros alguna nota de pasión, de coraje para enfrentar la situación con serenidad.

            –Jack, ¿¡Cómo pudiste!? –Rizza rompió a llorar.

            –¡No lo sabía! ¡Rizza! ¿Cómo querías que lo sepa? ¿¡Cómo imaginarme que tu hija era una de ellos!?

            La madre cayó al suelo inundada en lágrimas, miraba hacia atrás el cuerpo de Clare en el suelo y a Lázaro intentando ayudarla.

            –¿Cómo pudiste…? –Su voz fue apagándose.

            –Rizza, yo… Piensa en lo que podemos lograr ahora, tenemos lo que necesitábamos, todo está acabado para aquellos malditos druidas, el poder, la gloria, este es nuestro mundo ahora. ¡Despierta Rizza! ¡Nuestro sueño se hará realidad!

            –¿Nuestro sueño dices?... Lo has arruinado todo, Jack, ¡lo has destruido! –Su mirada enfureció en un instante y se levantó de su lugar, empuñó su arma y apuntó a la cara de Garriguer.

            –¿Estás segura de esto, Rizza?

            –Acepta tus culpas, Jack, por lo menos antes de morir.

            El viejo observaba cada movimiento, estudiando las posibilidades que tenía, su trabajo todavía no había terminado allí. Lázaro, en cambio, intentaba ayudar a Clare a escapar, quizá para que resistiera un poco más la llevaría al sanador de la ciudad en cuanto terminara todo en ese lugar. Estaba pensando en irse en aquel momento, pero Lushia había asegurado que aquellos escritos tenían poderes sanadores, los quería recuperar. Lushia… ahora lo recordaba, ya no era más su nombre.

            –Rizza, ¡Te digo que no lo sabía!

            –Confesar tus culpas, Jack, no significa que mi hija esté tirada allí. –Su arma se dirigió un segundo a la dirección donde Lázaro observaba y volvió a apuntar a la frente de Garriguer. –Significa mucho más que eso.

Lazarus - El Coraje OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora