Capítulo 26- Tranquilidad.

79 1 0
                                    

Escrito por Lázaro.

Capítulo 26 – Tranquilidad.

          –Bien, tendremos que entrar por aquí, no hay otra entrada al escondite. –Rogger marcaba con una rama en el mapa una cruz que había allí. Había preparado exactamente todo para este momento, era algo increíble, no se podía entender bien. –Hay un guardia postrado en la puerta, lleva un arma y está preparado para cualquier movimiento que haya en el bosque. Si lo siente, mandará a los otros dos que están dentro a buscar.

            –¿Cómo es que sabes todo esto, Rogger?

            –Tú no eres el único que ha querido matarlo, Lázaro.

            Una sonrisa cómplice surgió en nuestras caras.

            –Bien, ¿Tienes idea la hora en la que transcurren sus juntas?

            –Si bien tengo entendido, a las siete de la tarde vuelven al cuartel y cenan todos juntos. No sé entre quienes, solo sé que la mayoría. Por lo menos Garriguer y Rizza siempre están allí.

            –¿La conoces?

            –¿Si la conozco? Fue una de las únicas que se interesó por mi problema cuando sucedió. De hecho, nos acompañó en el entierro de Liara.

            –¿Conociste también a su hija?

            –Oh, hasta ahí no llego. Sólo controlé un tiempo a los diferentes sectores de la guardia, de hecho todavía lo sigo haciendo. Quedó como un hobby. Simplemente espero el momento esencial. Creo que éste lo es y lo amerita. Nada en contra de sus familias. Mi alma se apenó por recordar a Clare.

            –Excelente. –Pensé y lo dije en voz alta. –Necesitaremos… Armas.

            –Para mí, claro está. Tú tienes tus poderes…

            –Verás… Yo no sé si pueda controlarlos a la perfección allí dentro.

            –¿¡Cómo puede ser!?, ¿Qué es lo que necesitas?

            –Es muy complicado, Rogger. Controlarlo se hizo muy complicado para mí. Sobre todo con la sobredosis que tuve de adrenalina éstos últimos días.

            –Pues me parece que tendrás que practicar, Lázaro. Necesitamos de tus dotes ahora. Eres lo más importante aquí.

            Me quedé pensando en el cielo. Miré por la ventana mientras la noche caía y se reflejaba la luna de a poco, innata, gigante allí arriba, la necesitaba. No sabía si realmente funcionaba, pero precisaba totalmente de ella ahora, sea real o no.

            La luz de una vela en la mesa era perfecta. Había una verdad en todo esto, yo no podía transformarme, en realidad, no quería intentarlo. Luego de la muerte de mi hermana todo se tornó bastante complicado para volver a pensar en mis… Ni sabía si eran poderes ya… El hecho de que mi hermana hubiera muerto, mis padres, mi pueblo, justamente por la adquisición de este poder, hacía que no quisiera acercarme, aunque estuviera unido de por vida.

            –Lázaro, ¿qué es exactamente lo que puedes hacer? –Me preguntó Rogger.

            –Pues mira… Te explicaré poco a poco. Los poderes de los Druidas son muy amplios, para ello necesitaría conseguir aquellas escrituras. Mi fuerza, básicamente, se centra en mi transformación.

            –¿Transformación? ¿¡Es real!?, Creí que sólo era una fuerza y no una transformación.

            –Te lo demostraré.

            Me levanté de mi lugar y vi a Rogger observarme con mucha atención. Sus ojos se centraban en mi cuerpo constantemente mientras yo me preparaba para intentar transformarme. No podía, claramente, estar cerrándome a no poder hacerlo.

            Hice un ademán de presentación, simple bullicio. Puse mis brazos al costado de mi cuerpo e hice fuerza para lograr transformarme. El viejo y Kyla podían hacerlo en el lugar, yo no se los había dicho todavía, pero yo también podía transformarme, solamente necesitaba apretar un poco mis músculos, imponer adrenalina en mí.

            Empecé a sentir ese gusto rico de la transformación. Recuerdo cuando en los inicios de este gran camino creímos que esto nos iba a doler. Fue totalmente distinto. El placer que se siente al transformarse es una felicidad absoluta. Simplemente molesta el movimiento de los huesos que se van rompiendo y mezclando con la masa la cual se transforma. Nada que no se pueda resistir. El dolor, lo controla la metamorfosis.

            –¿Y bien? –Noté que Rogger miraba con atención pero en una forma extraña.

            Miré mi cuerpo hacia abajo y me percaté de que todavía seguía en mi forma humana. Tampoco había llegado a ser un lobo entero, realmente, pero sin embargo mi quijada, garras, y gran parte de mi cuerpo cambiaba en ese instante que hacía mi gracia, así como también me inclinaba hacia abajo. Eso no había sucedido.

            –… Debería haberme transformado ya. ¡Te lo dije!, no sentía el poder de hacerlo.

            El hombre me miró con incredulidad.

            –¡Te lo juro Rogger!

            –Te creo. –Una sonrisa apareció en él, de confianza. –¿No necesitarás de la luna, como los hombres lobos?, claro que no lo eres… Imagino.

            –Dicen que ella me transmite algo más de fuerza, solamente es un rumor, todavía no lo sé, pero sin embargo, no es necesaria para mi transformación. –Me quedé divagando.

            –¿Crees que es todo lo que ha sucedido? –Me preguntó luego de unos segundos pensantes.

            –Es lo que sentí antes.

            Me embargó una tristeza aún mayor que la que ya tenía por los sucesos recientes. Todos aquellos recuerdos vinieron a mi mente. Recordé cuando Clare me decía que lo nuestro terminaba, recordé aquella primera molotov en la casa, el fuego… La tristeza me hundió de repente tanto que me recosté sobre el suelo y empecé a llorar.

            –Lázaro…

            Rogger se quedó sentado en la mesa por respeto. No quería molestarme. Ahora era un ovillo, allí tendido. Se levantó de su silla y buscó entre uno de sus armarios. Sacó una gran lona y la depositó sobre mí.

            –Será mejor que duermas, mañana seguiremos hablando de todo esto. Me aseguró. –

            ¿Qué peor momento que cuándo te acuestas a dormir por las noches luego de haber sufrido un gran augurio? No existe nada peor. Los recuerdos de Clare venían a mi mente sin cesar. Nuestro beso en aquella florería, aquél callejón. La primera vez que la vi… Había chocado contra el ser más hermoso de la tierra. Sentía la necesidad de irla a buscar por toda la ciudad y decirle toda la verdad. Pero todavía no era el momento, no era el espacio, sin embargo, nunca volvería a confiar en mí, no me creería. Yo nací para estar en contra del objetivo de su madre.

            Corchea también aparecía, se fundía en los recuerdos de Clare. Las juntaba en el espacio y las admiraba. Ambas, ambos amores en mi vida, uno amor real, otro, mi hermana. El deseo de reunirme con ella era mayor a cualquier cosa, la extrañaba, la necesitaba. Necesitaba sus regaños, necesitaba que me grite, necesitaba que también me necesite a mí… Oía su voz, su voz que me decía en sueños que tenía que seguir… por su honor.

Lazarus - El Coraje OlvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora