─ O5. SU PERÍODO ES REGULAR

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   Irreal, esa era palabra ideal para describirlo, irreal.

Ese estilo de vida era irreal, ¿quiénes se creían robando objetos de valor en vez de trabajar? ¿O huyendo de la policía en persecuciones ruidosa al estilo de película? ¿quiénes se creían para llevar a cabo un plan tan minucioso y calculador mientras portaban nombres de ciudades? Ellos solo eran un grupo de personas, que fácilmente se les puede confundir con cualquiera, pero detrás de todo eso, estaban los ladrones con curioso expedientes.

Sí, era muy irreal. Era irreal como ellos realmente creían que saldrían de allí con más de dos millones de euros, y lo más interesante de todo, es que ellos sí lo estaban intentando.

Victoria comenzaba a dudar si era irreal o estúpido, quizá eran lo mismo.

Pero sobre todas la irrealidad habidas y por haber, la más grande era como el plan, estudiado por cinco meses, ya pudo estropearse tan rápido por un miembro del equipo. Ni siquiera debería llamarse así, las cosas como son, Tokio lo arruinó, y Milán no estaba ni un poco sorprendida, solo indignada.

Era indignante como algo, que se había estudiado tanto y que se tenía en cuenta todos y cada uno de los pequeños detalles, pudo ser tan pisoteado por parte de la maldita Mathilda.

Milán estaba molesta, bastante. Pero se veía tan tranquila que atormentaba a la de cabello corto que esperaba pacientemente que le gritará todo lo que cruzará por su mente.

Entre todos, ella era posiblemente la más humana, la que más sentía y la que no tenía miedo de decirlo en voz alta, era brutalmente honesta pero amable, así era con todos, menos Tokio.

Tokio lo supo desde el primer momento que la vio, se iba a llevar muy mal con la pelinegra. No era personal, aunque lo pareciera, sencillamente chocaban. En un inició, Mathilda no tuvo problemas con ello, no le interesaba llevarse mal con ella pero, conforme la veía interactuar, se dio cuenta que le agradaba, y para eso ya era tarde, Milán tenia su desprecio por Tokio a flor de piel.

La situación de Milán no era diferente, a pesar de que supo desde el principio, cuando vio su foto en el expediente que el Profesor le había dado en busca de un consejo, que no le iba a agradar la joven, tenía la decencia de comportarse e intentar ser respetuosa y amable pero, en su defensa, Tokio lo arruinó. Ya cuando empezó a criticarla por su ropa y por su estrategia al robar, sin contar que insinúa que era una puta, fue ahí cuando se dio cuenta que ni con el mayor esfuerzo en el mundo se llevaría bien con ella, y lo superó.

ROBIN HOOD'S PLAN, la casa de papel¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora