─ 18. YO SOY HITLER

3.9K 317 7
                                    

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Ese ataco tenía todo, lo deseable y lo indeseable, todito. Desde problemas entre los atracadores, herir a un rehén, huida de rehenes, romances, embarazo, drama, pero faltaba algo. Por supuesto que era una muerte, sea de quién sea, pero alguien tenía que morir para que el atraco se sintiese “realizado”.

Era tan tarde para arrepentirse, Milán ya se hubiera arrojado del barco de no ser que el mar está infestado de tiburones, solo quedaba un camino, chocar con el puto iceberg.

La pelinegra se ve obligada a soltar a Oslo cuando los tres no pasan por la puerta de la sala de teléfonos, de todas formas ella iba a hacerlo porque ya no aguantaba el peso.

—¡Hombre herido! ¡Hombre herido! ¡Ayuda!

—¿Qué ha pasado? —pregunta Denver y lo ayuda a recortarlo. —Helsinki, ¿qué ha pasado?

—Rehenes, fuga, golpe muy fuerte, traumatismo —explica dificultosamente. —Denver, ¿tú sabías de fuga? ¿qué rehén hizo la fuga? —el de ojos azules se muestra dudoso y mira a Milán y Berlín, quien se había acercado. —¿Qué rehén hizo la fuga? —insiste.

—Arturo… lo dijo, pero no… pero no llegue a tiempo.

—Eso es imposible porque le ordene a Helsinki específicamente que lo aislada para prevenir este tipo de cosas —ella lo mira, sin recibir respuesta. —Lo hiciste, ¿verdad, Helsinki? —él no responde y ella tira su cabello negro. —Knulla inte —murmura estresada.

—Helsinki, —Berlín llama su atención —Oslo está muy malherido.

—No, no —se niega. —Malherido no. Solo necesita descansar y medicina.

—Dudo que la medicina pueda cortar el sangrado que debe estar teniendo dentro o alrededor del cerebro.

Ella fue ignorada olímpicamente. Rueda los ojos y un sonido de abajo la distrae, ya que estaba bajo el marco de la puerta, sale y decide ir abajo a ver que esta pasando.

Una de sus cejas oscuras se enarcan cuando ve a todos los rehenes de pie, aplaudiendo. »Este era el toque extraño que le hacía falta« pensó soltando un suspiro y terminó bajando las escaleras, viendo a un Río entrar en pánico. Miró a Tokio con curiosidad.

ROBIN HOOD'S PLAN, la casa de papel¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora