─ 2O. COBARDE

3.5K 301 21
                                    

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   —¡Milán! —gritan de forma desesperada, provocando que despierte bruscamente. —¡Milán! —grita Nairobi abriendo la puerta de la sala de teléfonos, donde la joven estaba durmiendo.

No había pasado demasiadas tiempo desde la votación muy democrática, así que Milán esperara que no hubiera problemas al menos en lo que resta del día. Según parecía, eso no iba a ser así, ni de bromas.

—¿Qué, Nairobi? ¿Qué pasa? —pregunta muy calma mientras se refriega los ojos, tratando de recobrar vida después de su larga siesta.

—Tokio, Río y Denver se encerraron en el baño con Berlín, le están haciendo la ruleta rusa —explica con la respiración agitada por tanto correr.

Los ojos oscuros de la pelinegra se abren y parece estar más alerta y despierta que nunca. Se levanta de un salto.

—Hija de puta —murmura saliendo de la sala y corre a los baños. Nairobi la sigue pero más lento, no pudiendo soportar otra corrida. La sueca se planta frente la puerta y la golpea con fuerza. —¡Tokio! —grita tan fuerte que tanto la que estaba afuera y los que están dentro se sobresaltan. —¿Por qué no sales? Que tengo una bala con tu puto nombre que quiere estar entre tus cejas.

—Tokio, se te está yendo la olla. ¿Qué cojones haces? ¿Eh? ¿quieres que nos vayamos todos a la mierda por tu culpa? Vas a joder el plan —grita la morena a su lado. La joven pega su oreja a la puerta.

—¿Yo? ¿Yo estoy jodiendo el plan? —Su voz se escucha mucho más cerca de lo que esperaba.

—Déjame decirte algo. No tienes la sangre para matarlo, ¿sabes por qué? ¡Porque no tienes ovarios! No, te faltan. ¡Eres una impulsiva cobarde!

—Es que… Es que no puedes. No puedes pararte a pensar un segundo por una vez en tu puta vida, descerebrada de mierda —la furia de Milán se contagia a Nairobi.

—Yo soy una descerebrada y el plan de ir a buscar a tu hijo es una mierda —patea la puerta, logrando que la sueca se aturda y se alejé. »Eso fue un golpe muy bajo«, ella mira preocupada a la española.

—¿Qué…? ¿Qué cojones estás diciendo? —pregunta afligida.

—¿Cuándo fue la última vez que te vio? ¿qué tenía, tres años? No tiene ni un puñetero recuerdo tuyo —»ella literalmente es la persona más hija de puta que conocí en mi vida«.

ROBIN HOOD'S PLAN, la casa de papel¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora