─ 21. EL PLAN CHERNÓBIL

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   Milán había dado vueltas por toda la fabrica, todo sea por no ver a sus compañeros. Hasta se había puesto a hacer tareas que no le correspondían. Cualquier cosa era mejor que soportar a Río o Nairobi, que la ultima estaba bastante pesada últimamente, posiblemente era culpa de Berlín. Pero bueno, ¿quién podía soportar por tanto tiempo al castaño oscuro? Ni siquiera ella podía.

―¿Qué pasa, rehenes? ―la pelinegra frunce el ceño y mira confundida a Denver. ―¿Dormís a gusto pensando en vuestros tres millones de euros? ―los dos atracadores se acercan al final de la escalera, donde se encontraba el joven. ―Pues seguid soñando, porque nadie os lo va a dar. Es mentira ―»¿qué está haciendo este desgraciado?«.

―Este es gilipollas ―murmura el pelinegro a su lado.

―¿Y lo acabas de notar? ―rueda los ojos y comienza a subir las escaleras.

―Era una estrategia para mantenerlos mansos como borregos trabajando para nosotros.

―Río, ya cállate ―él le apunta con su fusil y ella hace lo mismo.

―Pero sonrientes, ¡porque aquí hay que estar siempre sonrientes! ¡¿Verdad que sí, Victoria Glanzelius, que no queremos malas caras?! ―»¿a alguien más le apetece joder un poquito más el plan? Que venga, porque le voy a dar un tiro«. 

―¿Has terminado ya? ―pregunta el líder apareciendo por el lado derecho del atracador. Él ahora le apunta al alto.

―No vamos a salir por el agujero que estáis cavando, no, ¡vamos a salir por uno que emboca directamente a la cámara acorazada! ―la sueca se acerca mientras el español está distraído y lo golpea con la culata en la nuca, él se queja. Helsinki se acerca y toma a Río antes de que intente escaparse.

―Hoy no estoy para estas gilipolleces. Alguien va a morir, y creo saber quien va a ser ―ella sonríe. ―Helsinki, vamos ―él obedece y se llevó a empujones al castaño claro. ―Berlín, siguiéndome.

El serbio va adelante y la pareja lo sigue de cerca. Río se queja en el camino pero nadie le hace caso. Los cuatro se dirigen a las puertas de atrás, para tener más privacidad. Milán aún no tenía idea de que hacer con el joven, pero sí sabía lo que él quería, no se lo iba a conceder. Hoy no estaba agraciada para esas cosas, para esas acciones.

ROBIN HOOD'S PLAN, la casa de papel¹ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora