17- Mi vida contigo

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Esa mañana había comenzado como tantas otras, entre estados de cuentas, rendición de jornales, pedidos de auditorías...

Todo parecía normal hasta que escuchó un golpe suave en la puerta, quitó su mirada del ordenador y se posó en un hombre rubio, elegante y bien vestido.

Era muy apuesto pero su mirada carecía de brillo alguno, parecía abrumado y se sobresaltó cuando Kanon le habló.

-Buenos días, señor... soy Kanon Katsaros para servirle...

-Asmita Khan, mucho gusto... yo creo que me confundí de oficina... eres muy joven para ser el auditor contable que busco...

-En realidad no se equivocó, yo soy el auditor contable y tengo todos los títulos que me avalan por haberme recibido con honores ...

-No quise ofenderlo, joven... disculpe...

-Por favor, señor Khan, ya me es común que todos esperen ver a mi padre aquí...

Pero yo hice mi propia carrera y mis oficinas son independientes de sus empresas. En qué puedo serle útil?

Su mirada se posó en esas esmeraldas llenas de confianza y jovialidad y eso le decidió.

-Necesito de su ayuda urgente, joven...

Una sonrisa se instaló en el menor y le invitó a sentarse.

-Llámeme Kanon, por favor...

-Y tú dime Asmita... soy mucho mayor que tú pero puedes tutearme

Pronto una empatía se instaló entre ellos, haciendo más llevadera la difícil situación que rodeaba al empresario.

El capital había sido, literalmente, saqueado de sus cuentas y se hallaba al borde de la bancarrota.

Tras un arduo proceso de reestructuración de las empresas, el hombre se veía imposibilitado económicamente de invertir o pedir créditos por lo que, con mucho pesar, estaba dispuesto a liquidar a sus empleados y presentar quiebra.

-Asmita... yo... yo quisiera ayudarte en esta difícil situación...

Me parece muy injusto que pierdas el trabajo de toda tu vida por culpa de una mujer sin escrúpulos! No lo puedo aceptar...

-Pero Kanon... es muchísimo dinero y yo no sé si te lo podré devolver... además, no quiero que te endeudes por mi culpa...

-¿Quién dijo que lo haría? Yo tengo mi propia herencia! mi madre al morir, nos dejó a Saga y a mí todos sus bienes y yo los he manejado a mi antojo y fuera del imperio familiar.

Puedo hacer de ella lo que quiera y deseo ayudarte...

Y así comenzó su historia...

Los bienes de Kanon entraron a la empresa como una bocanada de oxígeno, devolviendo credibilidad y estabilidad...

Todo se puso en marcha y mientras Asmita trabajaba arduamente en conseguir nuevos socios e inversionistas, Kanon reacomodaba los balances hasta que todo volvió a la normalidad...

Fueron meses enteros en los que se veían a diario, a veces ni comían ensimismados en sus respectivos trabajos, pero al final de tanto tiempo y sacrificio, Asmita tenía sus empresas en pleno apogeo, con nuevos proyectos y los balances daban liquidaciones a favor en grandes cifras...

Kanon estaba feliz, ese hombre apesadumbrado ahora parecía haber rejuvenecido y sonreía... le sonreía...

Aquel mediodía aún no lo había visto porque había junta en la empresa; le había extrañado mucho, tenía un sentimiento muy profundo arraigado en su corazón por ese hombre...

Amar en silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora