Engel des todes

993 132 43
                                    

Uraraka no se imaginaba que estaría en un bar de ese estilo un viernes por la noche, por lo general evitaba ese tipo de locales y tampoco era de beber, pero se sentía exasperada de su situación, una que no podía explicar, porque ni ella misma entendía qué era lo que le molestaba.

Ya habían pasado tres años desde que se graduó de U.A, era una heroína profesional y tenía una relación estable con Deku, todo en su vida se supone que estaba bien, tenía aceptación en su trabajo, era reconocida y hasta ahora había estado a la altura de las situaciones, pero algo le estaba molestando y no solo en su trabajo.

Le pidió al bartender otro trago de sake, era el tercero de la noche, revisó su teléfono y se encontró con otra llamada del peliverde, optó por no responderle porque seguía sin humor para mantener de nuevo aquella conversación sin sentido con él. Le había respondido de mala manera ese día, tras explicarle lo que había ocurrido en la ciudad con el incidente de hoy, Deku no conseguía entender qué era lo que le estaba molestando a ella y honestamente no podía enojarse con él, aquella frustración y estancamiento que sentía era una sensación a la que no le conseguía explicación alguna.

Se llevó el trago a sus labios, ya no sentía su garganta quemar cuando bajaba aquel líquido por ella, lo encontraba reconfortante.

—Cara de ángel en un bar de mala muerte, eso es raro.

— ¿Y tú qué haces acá? — Soltó molesta al encontrarse al rubio con aquella sonrisa egocéntrica. — ¿Vienes a consultarle algo a la bebida?

— ¿Es lo que estás haciendo? — Se sentó a un lado de ella en la barra mientras pedía un trago para él— Supongo que no te animarás a hablar.

—Como si fueras a escucharme— Indicó mientras tomaba su trago y se lo llevaba a los labios— O si quiera entenderme, probablemente vas a pensar que son exageraciones o algo así.

El rubio no tenía una mala relación con Uraraka, solían discutir seguido y aunque muchos lo vieran como que no se llevaban bien, era la forma en que los dos se lograban entender. Muchos preferían tomar distancia si ambos estaban en la misma habitación porque sabían que en algún momento terminarían intercambiando palabras con un claro mal humor y no era nada agradable estar en el medio.

Ese día pese a todo, Bakugou no se sentía con ganas de responderle para provocarla, al contrario, había estado observándola y creía saber más o menos el problema que la estaba molestando, uno que honestamente también él estaba sufriendo.

Tomó su trago de sake y lo bebió de un solo golpe, se acercó a Uraraka quien no se alejó a pesar de tener tan cerca aquellos ojos rojos intimidantes.

—No estás acá solo porque el nerd de mierda hizo mal las cosas.

—¿Tienes curiosidad en lo que me está afectando? Eso es nuevo para ti.

Definitivamente esa noche Uraraka cargaba veneno en la boca y no temía soltarlo con él. Estaba acostumbrado, pocos conocían ese lado de la chica dulce de la gravedad, aquella heroína podía ser hiriente cuando se encontraba exasperada por algo, y usualmente no solía expresárselo a nadie...

—Lo que no es nuevo es que me trates del culo cuando quien escucha tus problemas por lo general soy yo— Indicó el rubio sin alejarse un poco.

—Tú tampoco es que me trates muy bien.

—Te hago enojar.

—Y yo te exaspero ¿cierto?

Bakugou pidió que le sirvieran de nuevo, la conversación estaba tomando otra dirección ahora, estaban bebiendo los dos, era tarde, posiblemente aquello iría a dar en algo más.

Sin lugar para los débiles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora