Lo que hacemos desde las sombras

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Despertó, la luz del sol le molestaba y un na da agradable dolor de cabeza le recordó de inmediato que anoche se había puesto a beber, jamás pensó en sus tiempos en la academia que al salir compartiría mucho tiempo con la botella, pero desgraciadamente era así.

Se dio la vuelta en aquella cama que sabía que no era la suya, para encontrarse entonces frente a ella el rostro tranquilo y pacífico de Bakugou, quien dormía con una paz absoluta.

Levantó la sábana, se dio cuenta que ella no traía puesta la ropa que había usado anoche, solo una camisa negra con una calavera en el medio que pertenecía al rubio, levantó levemente la sábana del lado de Bakugou y él estaba prácticamente desnudo, solamente tenía puesto su bóxer.

Hizo memoria, aunque aquello era una tarea inútil, recordaba perfectamente el bar, los regaños del bartender diciéndole que ya era suficiente y que no le iba a servir ese quinto trago de whisky, tenía que disculparse con él, realmente la peor parte de ella estando borracha siempre se la llevaba él.

Recordó la llamada que hizo, así como la voz femenina que había escuchado, luego de eso vagamente recordaba que había salido del bar, obviamente con Bakugou, quien de alguna manera había adivinado el lugar en donde estaba, porque recordaba que no le había dicho dirección alguna.

No podía recordar si quiera el momento en que había llegado a su apartamento, por lo que no sabía si aquello había ido a más.

El rubio a su lado comenzó a despertarse, soltó un gran bostezo y al ver que ella se había despertado se rió al verla con una expresión de confusión y alarma.

—Te estás imaginando cosas, cara de ángel.

—Entonces...Anoche nosotros ¿No pasó nada? — Dijo mientras se quedaba mirando al rubio, quien ahora estaba sentado en la cama y dejaba al descubierto su torso desnudo.

—No necesito aprovecharme de una mujer borracha.

—¿Entonces por qué estoy con tu camisa puesta?

—Vomitaste en el camino, tuve que poner a lavar tu ropa.

—¿Y por qué estamos en la misma cama y tú semidesnudo?

—Porque duermo así, además es mi apartamento, no voy a dormir en el sofá solo porque llegaste bebida.

Bakugou se levantó de la cama, buscando una franela para colocarse mientras Uraraka seguía tratando de procesar lo que le había dicho, sentía cierto alivio de que no hubiese ocurrido nada entre ellos, aunque estaba más que avergonzada por todo.

—Lo siento, por lo de anoche y...porque siempre terminas siendo quien ve este lado de mí.

—Es molesto— Dijo mientras se acercaba a ella— Al final del día cuando todo sale mal, soy la persona a la que llamas.

—Lo siento, supongo que dependo mucho de ti.

—No me molesta que me muestres tu lado desastroso— Indicó acercándose a ella, mientras sus ojos iban directo a aquel collar que le había pedido que llevara— Lo que me molesta es a quien le das lo mejor de ti.

Se alejó de ella, dejándola allí con la palabra en la boca, sin saber qué responder a ello.

Él salió de la habitación, probablemente a preparar el desayuno, tenía tiempo desde que le decía algo como aquello, Bakugou solía ser bastante directo cuando hablaba con la gente, pero por alguna razón cuando se trataba de ese tema, no solía serlo.

Ella tampoco era honesta, aunque no es que realmente supiera la respuesta.

En la academia se había enamorado de Izuku, estaba más que segura de ello, luego de pelear contra Bakugou en el Festival Deportivo comenzó a acercarse más a él, ganándose así su amistad, una bastante peculiar porque los dos solían competir entre sí e incluso discutían con bastante frecuencia, pero aunque algunos juraban que era porque los dos no podían estar en la misma habitación, era por algo más.

Sin lugar para los débiles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora