La Fracción Suicida

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El alemán había llegado hace poco, Williams ya le había adelantado las malas noticias, sabía que ese viaje sería peligroso, pero jamás que sería algo de ese estilo. Nunca debieron ser emboscados de esa manera, el enemigo había usado muchos recursos en un ataque como ese.

Se hizo paso a través del campamento, no veía caras nuevas y era claramente porque no habían llegado a tierra con vida, siguió avanzando hasta donde estaban las tiendas de campaña médicas, en donde se encontró al rubio en la entrada. Al menos Bakugou seguía con vida.

—¿Ella está?

—Sigue con vida, pero no ha despertado desde ese día.

—¿Qué hay contigo?

—Me fracturé el brazo al caer, una de esas cosas consiguió morderme en la cintura y fui atacado por ese tipo llamado Glass en la pierna, hasta ayer no podía ponerme en pie— Respondió, totalmente frustrado al ver en lo que aquello se había transformado— Yo no disparé cuando debía, no quise matar a otro...

Cerró sus manos con fuerza, el hombre que antes se mostraba orgulloso y seguro de sí mismo temblaba de ira y también de arrepentimiento, podría incluso decir que lloraría en cualquier momento, la frustración podía ser un sentimiento muy difícil de controlar.

—Escúchame, no gastes energía culpándote, eso no resolverá nada.

—¡Tú no estabas allí, YO SÍ! si hubiese disparado a matar, si hubiese ido con el único objetivo de explotarles la cabeza ¡ELLOS SEGUIRÍAN VIVOS! —

Conocía ese sentimiento, demasiado bien, siempre que volvía a vivirlo era igual de insoportable que la primera vez.

—¿Era la primera vez que matabas a alguien? — Asintió— ¿Y seguiste reaccionando pese a ello? — Volvió a asentir— Ya hiciste más que muchos que han estado en tu posición, a mí aquella vez me salvó el culo Williams, mataste a una persona, le volaste la cabeza de una explosión ¿Cómo procesas esa mierda en fracciones de segundos mientras frente a ti ves morir camaradas?

Le indicó que le acompañara, Bakugou soltó un gracias, apenas audible pero allí estaba, sabía que lo que le había dicho no era para nada comparado a las 20 sesiones de terapia con un psicólogo a las que debería ir, pero cuando le pasó a él, y le ocurrió a otros compañeros, sabía que escuchar que aquello no era tu culpa, ayudaba un poco a que las cosas no fueran tan mal.

La culpa era la peor compañía en un lugar como ese, había aprendido que ese sentimiento no servía de nada, que si ibas a sentir algo fuese odio y lo usaras como el mecanismo de impulso para hacer pagar al que sea que había provocado aquello.

Con la culpa te hundías en la miseria, con el odio dabas caza al maldito que los había jodido. Con las dos definitivamente terminarías mal de la cabeza, pero al menos en la segunda opción tenías una especie de cierre.

Dentro de la campaña no es que hubiera muchos heridos, ya Williams le había hecho saber que eran pocos los sobrevivientes, así que realmente lo que estaba lleno era el lugar que estaba destinado a los cadáveres. Ambos fueron hasta el fondo donde el comandante le esperaba, allí estaba reposando Uraraka, con verla supo que la descripción que le había dado de los hechos se quedaban cortos ante lo que realmente había ocurrido.

—¿Lleva dos días así?

—Sí, como te comenté, la detuve apenas la encontré. Calculo que estuvo al menos 15 minutos golpeándolo. Incluso al dormirla, tardó que perder el conocimiento.

Müller tomó su mano derecha, podía notar los terribles cortes, no sería de extrañar que algún tendón se hubiese dañado. Williams le había contado que la encontró sobre Glass, no decía absolutamente nada, solo seguía golpeando su rostro sin parar usando únicamente su mano derecha. La manopla estaba totalmente deformada para cuando la separaron de él, el comandante le había descrito que al verla, no había nada en su mirada, es como si alguien sin alma estuviera allí, no veía una persona.

Sin lugar para los débiles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora