Capítulo 1.

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María José.

Una semana había transcurrido, llegué al bar de siempre, pedí la misma mesa del fondo y con un vaso de Whisky y un cigarrillo, mi noche había sido inaugurada; la música era interesante, pero lo era aún más las chicas sentadas en la barra, tenían faldas diminutas, de esas que dejan cero a la imaginación, piernas largas, con tacones pronunciados. Una de ellas era pelirroja, con pecas marcadas en las mejillas, la otra era rubia, con grandes ojos color café, "Cálmate", me repetí; comencé a enviar textos, cualquier cosa, para no perderme en esas piernas. Cuando José se acercó a mí.

- Hola, te traigo esto -puso un par de copas en la mesa. – Las envían -dijo señalando a las chicas.

¿Es en serio?, me repetí, las salude de lejos y levanté la copa en señal de salud, espero no mal interpretar la situación, pero de todas las opciones y alternativas, creo que no me equivoco, ¿por qué diablos alguien me enviaría un trago?, bueno quizás alucino.

Abrí el celular, stalkee a mi ex, si lo sé, soy una depravada, que aun siente cosas, hasta que apreció una foto, vaya, que rápido me olvidas, si que fui pasajero, golpe bajo Alejandra, eso si que dolió. En la foto aparece ella con un chico, abrazándola por la espalda, mientras le planta un beso en la mejilla, ok, hasta ahí, nada parece fuera de lo normal, hasta que lees la estúpida descripción de la foto.

"Eres lo mejor que me ha pasado, feliz primer aniversario"

Creo que borrarla de mis redes sociales, podría ser inmaduro, pero dando prioridad a mi severa adicción el alcohol, los cigarros y las mujeres, creo que debería revalidar esa decisión.

Cuando levanté la vista las chicas estaban paradas frente a mí, sonrientes, demasiado para ser sinceras.

- ¿Podemos sentarnos? -preguntó la rubia.

- ¡Claro! -sonreí.

La pelirroja se sentó a mi lado derecho, imposible no ver ese enorme par de senos, se abrió un poco la blusa, creo que fue a propósito, dejándome ver un tatuaje en medio de sus pechos, ¡Diablos! ¡Qué sexy!

- ¿Te gusta? -preguntó, haciéndome quedar como idiota.

- ¿Qué?

- Mi tatuaje, vi que lo observaste. -sonrío coqueta.

- Es como si te preguntará, ¿te gusto?, porque no dejabas de verme.

- Pues sí, me gustas y mucho -diablos.

- Laura y yo, pensamos que quizás te gustaría ir a otro lado, pensábamos en algo más, de tres -dijo la rubia.

- No tienes que hablar en clave señorita -tomé mi cigarrillo, inhalé y exhalé el humo. - ¿Un trío?

- Vaya, inteligente.

- Más de lo que creerías -me crucé de piernas.

- ¿Aceptas entonces? -dijo Laura, la pelirroja, mientras retocaba su labial.

En ese instante, pensé en lo mierda que era mi vida, en lo vacía que me sentía y en lo estúpida que había sido por enamorarme de Alejandra, ya no quería más amor, así que ¿por qué no?, quiero disfrutar la vida y si la vida me pone dos pares de pechos en frente, sería muy idiota, si me negase.

- Vamos.

Pagamos la cuenta y salimos de ahí, justo cuando iba cruzando la puerta, la chica de la otra vez entró, levanto la vista y me sonrío.

- ¿Ya te vas?

- ¡Lo siento!, Salió algo importante, pero la mesa está vacía, deberías darte prisa.

Una última vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora