María José.
Frente al ventanal, con la luz de la luna, con el corazón destrozado, comencé a redactar. Algunas horas después, cerré la laptop, y me quedé dormida, no supe en qué momento. Desperté cuando escuché ruidos afuera, vi mi reloj, diablos son las nueve de la mañana, me metí al sanitario, me arreglé la ropa, me lave la boca y me acomode el cabello, mis ojos están jodidos, los pinte un poco, Rodrigo se asomó y cerró la puerta detrás de él.
- No me digas que te quedaste aquí por favor.
- No. -seguí arreglándome.
- Claro que sí, traes la misma ropa y perdón, pero tus ojos. – dijo.
- Claro que me quede Rodrigo, por favor, es una pregunta tonta. – prendí el aire acondicionado.
- ¿Qué hace eso ahí? – señalo las flores y los cristales.
- Un mal día, ¿podrías llamar a limpieza? – le pedí mientras me acomodaba la blusa.
- Claro, de hecho, lo haré en seguida, afuera hay alguien que quiere hablar contigo.
- ¿Quién? – pregunté de malas.
- Victoria Pedrero.
- ¿Qué? ¿Qué quiere?, hazla pasar. -me senté, divagando en que mierda quería.
Admito que se ve muy guapa, con el cabello recogido y ese vestido floreado, cruza la puerta, luego la cierra, gira para ver las flores y hace un gesto extraño.
- Toma asiento, ¿en qué puedo apoyarte? – le preguntó.
- Vine para agradecerte. Por lo de la aquella noche. Estaba hecho mierda. – sonrío.
- Si la verdad es que sí, Victoria Pedrero eh, pues bueno, disculpada, lo lamento tengo muchas cosas que hacer.
- ¿Estás bien?, mencionaste algo de tu amiga y al juzgar por como bebías esa noche, no estás nada bien, y bueno. – señaló las flores.
- Estoy mejor, ¿puedes dejarme a solas?, tengo dos días para hacer un proyecto y a decir verdad, estoy hecho mierda. – acomodé un par de documentos.
- ¿Puedo ayudarte?, soy buena en ello. – dijo risueña.
- ¡Mierda! ¡Dije que no! – grite y di un pequeño golpe en el escritorio, que la hizo exaltarse.
- Lo siento, solo quería disculparme, pero tienes razón, que tengas lindo día.
Se paró y abrió la puerta para luego azotarla, Dios, de verdad no puedo lidiar con tanto, froté mi frente, me di de golpes, y luego salí corriendo detrás de ella, logre alcanzarla cuando iba tomar el ascensor.
- ¡Espera!
- ¿Qué quieres?, Sara tenía razón con respecto a ti. – me dijo en tono fuerte.
- No sé quien diablos sea Sara, pero es claro que es importante en tu vida, discúlpame, me estoy desquitando contigo, y eres la menos culpable. ¿Recuerdas el café? ¿Aceptas?
- ¡Está bien!
Volví a mi oficina, guarde la laptop en mi bolso y salí de ahí, la verdad es que estoy un tanto desubicada ahora mismo, quizás el aire fresco me ayude un poco. Bajamos a la cafetería de la esquina, pedimos un par de cafés expreso y después de minutos incomodos, pronunció.
- No imaginé que el grupo progresión, sería así de cool.
- No lo es, es solo la apariencia, bueno si, pero es un tanto complicado tener un buen cargo ahí. Gracias por sacarme de ahí, la verdad es que no he dormido bien, creo que estoy apunto de perder lo único que me tiene de pie y bueno.
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Una última vez...
Teen FictionSi amaste a María José Covarrubia y Victoria Pedrero. (Sin límites y De 0 a 360 grados antes de... María José Covarrubia), no podrás dejar de leer esta increíble historia. Amor, odio, traición y mucho drama.