Capítulo 30

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María José.

Inhale y exhalé, trate de concentrarme, ¿qué puede ser Susana contra el cáncer? ¡Nada! Y al cáncer le gané, así que una zorra como ella no es problema. Abrí la puerta de golpe, tan fuerte que trono y del mismo impulso se regresó sola. Luego la azoté a mis espaldas, Susana dio un sobresalto, me acerqué, rodeé su escritorio y me puse frente a ella, se paró a prisa, la tengo a escasos centímetros, su labio comienza a hacer ese tic involuntario, señal de nerviosismo.

- ¿Nerviosa Hernández?

- Ni un poco -se cruzó de brazos.

- Deberías. Tienes -vi mi reloj-, exactamente una hora para vaciar la oficina.

- ¿En serio? -levantó las cejas.

- ¿Parece que estoy bromeando? -me acerqué un poco más, mordí mi labio, sé cuánto la enloquece eso.

- ¿Qué haces aquí?, pensé que te ibas a morir.

- Lo siento, parece que tu deseo no se cumplió. Este lugar -lo observé un momento-, parece demasiado grande para ti, es evidente que el puesto no es para cualquiera.

- Eres una perra María José.

- Sabes lo estuve pensando demasiado, ¿te sigo gustando?

Me acerqué aun más, su respiración inunda mi espacio, levanta la mirada, observa mis labios y luego me empuja hacia atrás.

- ¿Es eso? ¿Es qué acaso nunca pudiste superarme? ¿Te arrepentiste de cogerte a mi padre? Apuesto a que jamás imaginaste que yo llegaría hasta aquí y ahora te arrepientes.

- ¿Amarte? -reía.

- De otra manera no puedo explicar porque estás tan nerviosa. En fin, no tengo tiempo de esto, te espero en la sala de juntas ahora mismo.

- ¡Espera!

No me moleste en detenerme, seguí caminando hasta la sala, el lugar estaba abarrotado, en la mesa de enfrente, Iris, Mateo, mi padre y otra persona, a un costado Rodrigo, el trío de arpías, varios editores y Pedrero.

- ¿Puedes explicarme para que estamos aquí? -preguntó el licenciado Mateo, a la par que Susana cruzó la puerta, con una cara espantosa.

- Claro, no los haré perder el tiempo, estoy aquí por varios puntos, ¿sigo siendo la directora del grupo, cierto?

- ¡Claro!, nadie te ha echado -dijo Iris, la dueña del lugar.

- ¡Gracias por aclararlo!, ahora bien, partiendo de ahí, anteponiendo el estudio previo que hacemos de manera mensual, por favor Pedrero, ¿podrías explicar cuál ha sido el crecimiento de grupo progresión en mi ausencia?

- Tuvimos una decadencia del tres por ciento, la competencia nos robó la portada del mes -dijo segura de sí misma, adoro su seguridad.

- Gracias, ahora bien, licenciada Romina, ¿hubo bajas en ese tiempo?

- Sí, dos chicos renunciaron -dijo temerosa.

- Perfecto, en mi dirección, no tuvimos bajas y los números eran positivos, subíamos en potencia, luego me dio cáncer y eso cambió, por cierto, si me permiten, Jesica, Patricia y Carolina, no me dio SIDA, tenía cáncer, la nota que la directora Susana Hernández público es totalmente falsa -me veían boquiabierta-, el grupo se caracterizó siempre por ser honesto y responsable y bueno, puntos menos para ella, no sé cuál era el plan. ¿Podrías aclararlo Hernández?

- ¿Qué? Pero... - me veía muy asustada.

- Bien, no te preocupes, entiendo que no es fácil cuando te dejan en ridículo frente a todos, creo que lo que va suceder aquí en los próximos diez minutos, será para el bien de grupo progresión, me he desvivido por llegar hasta aquí y no pretendo que todo se vaya a la basura, así que... -me acerqué a mi bolso, saqué algunos papeles que le extendí a Susana -. Según el código de nuestro contrato, en la cláusula diez, dice clara y textualmente lo siguiente: Por cualquier motivo, que el director o dueño de la empresa consideren pertinente, la baja del C. en cuestión, será de manera inmediata, anteponiendo a esto una de nuestras políticas más importantes, no se aceptan recontrataciones por ningún motivo. En fin, retomando mi cargo de directora del grupo, sugiero a la licenciada Romina que en este momento, levante tres actas administrativas, para las señoritas Jesica, Patricia y Carolina, por no respetar mi cargo, por hablar de mi persona y porque se la merecen. Por otra parte, el papel que tienes enfrente Susana, es la baja inmediata de grupo progresión, no necesitamos de personas que se dediquen a difamarse entre compañeros, esa no es la visión del grupo, y tampoco -vi a mi padre, que negaba con la cabeza-, podemos tener a personas que hagan mal uso de los recursos, la señorita Hernández no tiene muy buenos antecedentes, así que por favor, firma esa hoja y desocupa mi oficina ahora mismo.

- No es justo -se puso de pie.

- ¿Estás segura de lo que haces? -preguntó mi padre.

- ¿En serio?, si alguien más tiene algo que decir es momento, vamos a limpiar este lugar de una vez. ¿Cuento con su apoyo? -pregunté directamente a los dueños de la empresa.

- Adelante, confiamos en ti -se pusieron de pie-. Haz lo que tengas que hacer -dijeron, cerraron su maletín y se marcharon.

- ¿Te vas a quedar ahí? -le grito Susana a mi padre.

- Por favor chicos, vuelvan al trabajo, editores, necesito un escrito por día, recursos humanos necesito más personal, necesito que envíen la información hoy mismo, Pedrero necesito que canalices los correos por prioridad de respuesta. ¿Alguna duda?

Nadie dijo nada, tomé mi bolso y salí del lugar, siento algo extraño en mi pecho, es normal, el parche sigue ahí y la huella se quedará toda la vida; pero parece que me he recargado y quiero hacer tantas cosas, que no sé por donde comenzar.

Entre al sanitario más privado y puse llave a la puerta, me recargué sobre el lavabo y me eché un poco de agua en la cara, ¿qué acabo de hacer? Porque se siente como la maldita felicidad, recobrando sentido.

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Encantada con este capítulo, adoro como muchas dicen, que Covarrubia recobre su poderío y demuestre ese carácter del que yo y muchas nos hemos enamorado.

Espero que el capítulo haya superado expectativas, aún hay mucho por contar y aun falta desquitarnos de varios personajes.

Un abrazo con mucho amor.

Una última vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora