María José.
Desperté, creo que ha obscurecido, la luz del cuarto, está muy baja, el reloj frente a mí, revela que tengo siete horas durmiendo, estoy cubierta por una sábana roja, y el catéter en mi pecho, me impide moverme veloz, giró, Irena está en la silla del lado, ¿qué hace aquí?
- Hola, ya despertaste. – dijo frotándose los ojos.
- Si, esto es una mierda, me duele todo. Tengo tanta fatiga, que podría dormir de nuevo, me duelen los músculos. Pero debo ir a la oficina, ¿podrías ayudarme?
- Eres la nueva directora, creo que faltar un sábado, no va afectarte, tomate esto despacio, ¿te parece si vamos a tu casa?
La verdad ella tenía razón, no estoy en condiciones siquiera de abrir los ojos, apenas puedo moverme, tengo tanto dolor que podría desaparecer ahora mismo. Llegamos a casa, me llevó hasta mi habitación, lo cierto, es que estoy agotada, apenas puedo hacer todo eso, que las personas normales hacen, como el simple hecho de moverse por sí solas.
- Oye, ¿puedo quedarme aquí hoy? – preguntó, apenas la escuché.
- ¿Por qué?
- Porque quiero cuidarte.
No respondí, no pude, desperté varias horas después, Irena estaba acostada en una enorme colcha al pie de la cama, el clima era muy fresco, era imposible no sentirme mal por ella.
- Hey, despierta. – le dije en tono bajo, pero basto para que se levantará.
- ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?
- No para nada, ven, creo que ahí abajo es muy frío. – hice señas a la cama.
- ¿Segura?
- Ven antes de que me arrepienta. -me acomodé un poco, la vi subirse y meterse bajo las sábanas, con su pijama color azul intenso.
- ¿En serio usas eso para dormir? – me eché a reír.
- Te sorprendería lo que he logrado con esta pijama. – rió.
- Estás en mi casa, cuidándome, y apenas te conozco Irena, sigo sin entender el porque, pero te lo agradezco.
- Verás, mis padres fallecieron hace un año, soy hija única, vivo aquí desde mucho antes que tú, trabajo, me dedico a esto totalmente, no tengo pareja desde hace tanto tiempo, que he olvidado lo que se siente besar.
- Dar un beso, es algo que no puedes olvidar, es como respirar.
- No todas tenemos la suerte que tú.
- Vaya suerte, tengo cáncer. – reí.
- Pero eres hermosa, aun con cáncer.
Fue imposible no sonreír, ella siguió hablando, pero el cansancio me gano y caí rendida. El domingo Irena y yo, estuvimos pegadas al televisor, viendo el gran estreno de la serie que tanto anhelaba ver, no despegué la vista del televisor, aunque debo admitir, que me dormí por algunos períodos, OITNB apareció en mi vida, cuando mi sexualidad, era tan confusa, así que si, le debo a Piper y Alex, que mi confusión fuera aún más grande.
- No entiendo porque ves eso. -dijo metiéndose un puñado papas a la boca.
- Es genial, más allá de eso. -dije cuando apareció en la TV, una escena, sexual, entre comillas.
- La vez por ese tipo de escenas, ¿cierto? -reía.
- ¡Claro!
Admito que la presencia de Irena en mi vida, fue como la primavera para mí mundo, vino a darle luz, a darle calor y a darle compañía, al invierno que se había arraigado en mi sistema. Y por otra parte, le agradecía inmensamente, que no fuera la típica mujer, preguntando cosas estúpidas, sobre mi sexualidad.
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Una última vez...
Teen FictionSi amaste a María José Covarrubia y Victoria Pedrero. (Sin límites y De 0 a 360 grados antes de... María José Covarrubia), no podrás dejar de leer esta increíble historia. Amor, odio, traición y mucho drama.