Capítulo 40 Capitulo antepenúltimo.

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María José Covarrubia.

Curioso, esa podría ser la palabra o quizás lástima o compasión talvez, no sé cuál defina mejor mi situación, mamá no me ha abandonado un solo instante, Gabriela se ha encargado de cocinar todo aquello que me hacía delirar hace años y bueno, incluso papá volvió para pedir perdón de nuevo, cuando se enteró de lo que me pasaba se derrumbó, incluso puedo creer que lo veo peor que a mi madre, pero sigo pensando que el perdón en esta ocasión, es difícil de otorgar.

Por otra parte, Pedrero, como podría descifrar o describir lo que ha pasado, la he visto llorar en la cocina, en la sala, en la habitación, incluso he escuchado su lamento al otro lado de la puerta del sanitario. Pero cuando me ve, seca sus lágrimas e intenta sonreír, muchas veces trato de ignorar o disimular que me he percatado de sus emociones, creo que fingir que no he visto nada es más sencillo para ambas.

Han pasado quince días desde que mi familia y mi novia se enteraron, he tratado de seguir normal en la oficina, aun no decido cuando iniciar con todo el tratamiento, pero lo cierto es que parece que todos lo saben y tener su compasión lo hace más complicado. El trio de arpías no ha dicho nada de mí y cuando ven a Victoria, parece que tratan de evadirla, buena lección Pedrero.

Hoy es tres de febrero, Victoria y yo llegamos juntas a la oficina, parece estar molesta, pero es que me ha presionado todos los días a cada momento para ir al médico, sigue sin entender que no estoy lista, y para variar, quizás nunca lo esté. Me metí a la oficina, abrí el computador, había muchos correos que revisar, pero no me siento bien, el estómago me duele horrible, anoche vomite tres veces seguidas incluso algo de sangre, afortunadamente Victoria no despertó. Tengo una jaqueca tremenda y me duelen todas las articulaciones. En ese instante, tocaron a la puerta...

- Adelante.

Apareció Victoria, junto a Keyla, mis padres y Gabriela, cerraron la puerta y rodearon el escritorio. Esto no está bien.

- ¿Qué pasa? ¿Todo bien?

- María José, no puedes seguir así -dijo Victoria.

- Victoria nos dijo que anoche estuviste muy mal -dijo mamá, giré para ver a Victoria, que permanece cruzada de brazos.

- ¿Por qué lo haces más difícil? -preguntó papá.

- ¿Difícil? ¿En serio creen eso?, deberían estar en mi lugar -comencé a llorar de nuevo.

- Por favor Josa, tienes que ir al médico -sugirió Gabi.

- ¿Y si no sirve de nada?

- Tenemos que intentarlo hija -agregó mamá.

- Mamá, me duele todo el cuerpo, apenas puedo hacer mis cosas, volver a las quimioterapias, radioterapias y todo eso, acabara conmigo incluso antes de empezarlo.

- Tienes que hacerlo por ti y por todos nosotros -dijo Victoria, quien camino y se puso a mi lado.

- ¿Dónde está la Covarrubia imponente? -preguntó Keyla.

- ¿En serio? ¿Crees que exista aún? La verdad espero que hallan disfrutado de ella, porque ya no existe. Ella murió el día en que me enteré que el cáncer llevaba la delantera. Lárguense por favor, váyanse todos de aquí -me puse de pie.

Victoria me vio a los ojos, veo la tristeza de su mirada y a la vez, la rabia de su expresión, un segundo después siento su mano golpeando mi mejilla..., de nuevo.

- Basta María José, deja de ser infantil, parece que te empeñas en que todos sientan lástima de ti, parece que no terminas de entender que te amamos y por eso estamos aquí, basta de lamentarte.

Una última vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora