Engaño?

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Cuando Silver recobró el conocimiento estaba más aturdida que despierta. Sentía su cuerpo como si estuviera en una enorme bola de algodón que se movía de un lado a otro débilmente acunándola. Muy cómodo y acogedor. Podría quedarse así por siempre.

Y aquel olor. Delicioso y atrayente que inundaba todo su ser y la mantenía en un trance total. Se acercó más a la fuente de aquel sabroso aroma y lo abrazó con la poca fuerza que le quedaba pegando su nariz y aspirando.

-Si despiertas así todos los días, creo que me volveré muy adicto a ti por completo-

Los ojos de Silver se abrieron al escuchar aquella voz. Se separó con dificultad solo para ser atraída de nuevo y su nuca detenida con la mano manteniéndola pegada al pecho masculino.

-Zacarias me advirtió que no debías agitarte mucho, es malo para tu cuerpo-

Zacarias, quien demonios era Zacarias, debía ser otro alfa. Todavía quedaba algo de la esencia de supuestamente este. Por otro lado que hacía ella abrazada a Falcon. No recordaba los últimos acontecimientos, solo el baño y después...

Con lo que pudo miró donde estaba por el rabillo del ojo y admiró la enorme habitación decorada moderna pero elegantemente con combinaciones negras y blancas. La sábana de seda que los cubría era suave pero aun así le apreció que le pesaba una tonelada.

-Presidente Falcon-

-Falcon, no estamos en el trabajo-

-Presidente Falcon- volvió a recalcar ella, romper esa fina línea que los separaba como empleado y empleador sería muy peligroso, tal vez más de lo que se imaginaba- podría soltarme, necesito ir al baño-

El alfa abrió los ojos quitándose el brazo que cruzaba su frente y suspiró. La soltó y dejó que ella se apartara de su cuerpo perdiendo así la comodidad del calor femenino que ya le parecía tan natural. Silver había mentido. No tenía ganas de ir al cuarto de baño, solo quería separarse para refrescar sus neuronas y ponerlas en orden. Se arrastró al otro lado de la cama al confirmar que sus piernas no la mantendrían en pie por lo menos en unos minutos y sacudió la cabeza despeinándose totalmente.

-¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?- formuló basándose en sus dudas.

-Estas en mi casa, más específicamente en mi cuarto de invitados- se incorporó sentándose en la cama dejando visible su pecho bien formado debido a la camisa de lino blanco abierta mostrándose adrede- y lo que ocurrió es que te desmayaste en el baño, ya un doctor amigo mío vino y te examinó-

Ella se mordió la uña, como siempre hacía cuando estaba nerviosa. Ahora todo parecía encajar un poco, los medicamentos de la mañana, la razón por la que los tomó, el malestar que la había atormentado y todo cuando se volvió negro al ser cargada por él.

-Lo siento- se disculpó apretando el tabique- Disculpa las molestias ocasionadas, me iré a mi casa cuanto antes- 

Se movió para levantarse de la cama cuando Falcon la agarró de la muñeca y la devolvió al mismo lugar solo que él frente a ella.

-A donde piensas que vas, preciosa, tú y yo tenemos mucho de qué hablar, sobre todo de los químicos que tienes en tu cuerpo que ocultan que eres una omega-

-¿Qué?- Silver pestañeó varias veces antes de responderle sin comprender- debo tener químicos en mi sangre, tomo medicamentos por un accidente que tuve no porque quiera ocultar que soy una omega, eso es ridículo-

Falcon frunció el ceño y rodeó su cintura atrayéndola quedando ella sentada sobre sus duros muslos.

-Me parece que o estás jugando conmigo o te han tenido engañada toda la vida- acarició su cabello.

La beta no se movía, la sensación de estar en sus brazos y el olor que desprendía le impedían mover un músculo como si reclamaran que ella tenía que obedecerle.

-Zacarias es un reconocido doctor y amigo mío y a su olfato nadie lo engaña, me lo confirmó y se llevó de paso una muestra de tu sangre para sacar el resultado, lo que más le preocupa es el estado de tu cuerpo por los medicamentos. Estan reprimiendo lo que eres naturalmente- le explicaba suave poniendo un mechón de cabello negro tras su oreja.

-Y si es así qué- la voz fría de ella lo sorprendió- que importa si soy una omega o una beta ahora, que pretendes, que deje todo como lo conozco para saltar a tus brazos como tu supuesta pareja destinada solo porque así lo quieres mientras tienes una amante de alta alcurnia para presumir, dejándome a mí para tu satisfacción sexual-

Silver se sacudió y se separó de sus brazos cayendo torpemente en la cama para arrastrarse al borde e incorporarse con dificultad.

-No dije eso- Falcon la siguió con la mirada molesto porque ella no aceptaba sus palabras- y no metas a Dulse en esto, ella es mi problema-

Silver apretó sus puños y respiró profundo, que el mencionara el nombre de otra mujer, específicamente esa mujer le dolió igual que cuando lo había visto. No sabía porque, no era que tuviera sentimientos románticos por el alfa, solo había algo dentro de ella que se removía cuando estaba cerca.

-Quiero irme a casa- soltó cansada- puedes decirme donde está la puerta-

Falcon se levantó y se acercó a ella que retrocedió hasta toparse con el borde de la pequeña mesa que decoraba la habitación. Percibió el miedo en sus ojos, no podía culparla, ahora mismo, estaba molesto y su imagen eso era lo que proyectaba.

-No puedes irte, no es recomendable ni a esta hora ni en tu condición, descansa un poco más- insistió serio pero ella no cedió.

Miró hacia los lados con la espalda recta. Parecía lista para enfrentarlo si algo ocurría.

-Silver- la llamó y caminó unos pasos hasta ponerse frente a ella- no hagas las cosas difíciles, no te haré nada, pero necesitas dormir- 

-Quiero ir a casa- su voz salía sólida pero sus manos sudaban y temblaban ligeramente.
-Quédate- Falcon había perdido la paciencia, había utilizado sus Voz.

El cuerpo entero de Silver fue atravesado por una oleada de dolor que la paralizó en el lugar y solo pudo asentir temblando. 

-Eso está mejor, prepararé algo de comer, mientras tanto recuéstate- el alfa acarició su mejilla antes de salir del cuarto.

La beta se quedó allí tiesa. Cada parte de su cuerpo palpitaba y la sangre que recorría sus venas quemaba en su recorrido. La sensación de los dedos masculinos en su mejilla aún estaban vigentes y una lágrima de impotencia la recorrió evaporándose antes de caer al suelo.

YOMEGA. Destinada a ser suya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora