Viaje?

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Silver recogía las cosas necesarias para el viaje en una bolsa que Falcón le había dado. Lo hacía lentamente con su mente en otro lado. Unas manos masculinas se unieron con las suyas ayudándola a doblar el último conjunto de ropas.

-Si quieres puedes quedarte- Falcon le dijo a su lado.

-Está bien, es necesario que vaya y un cambio de ambiente me hará sentir mejor- ella asintió dejando que el terminara el trabajo que ella podía hacer en menos de quince minutos pero llevaba más de dos horas.

Falcon se incorporó y acarició su mejilla enredando sus dedos con las hebras negras de su cabello. Después la rodeó en un abrazo, pero no uno simple. Dejó que sus feromonas se mezclaran con el cuerpo de ella como Zacarias había recomendado. Había esperado que se hubiera relajado para aquello y se hacía camino con calma viendo la reacción de su cuerpo. Sabía que la conversación de la mañana había sido perturbadora en más de un sentido. A él mismo lo había tomado por sorpresa. Ella era una persona fuerte pero todos tenían un límite.

-¿Necesitas que guarde algo más?- le dijo contra el oído mientras acariciaba su espalda deleitándose con la forma delgada que se acomodaba a su cuerpo.

La sintió negar contra su pecho.

-Entonces ve a comer algo que saldremos dentro de una hora. Yo aún tengo cosas que hacer-
Silver se separó más relajada y sin rechistar hizo caso a sus palabras pero aprovechó para seguir trabajando vía internet, revisando los avances que había realizado su equipo y se sintió complacida al ver los resultados. Solo le quedaba tomar la decisión de la solución final del identificador del proyecto para empezar a trabajar en las demás áreas editoriales.

El viaje fue más extenso de lo que ambos creían. Falcon había decidido manejar el mismo. No confiaba en otras habilidades además de las de Leo que había tenido que quedarse al mando de la empresa y las propias, y ahora que tenía a su pareja dormida en el asiento del copiloto aún menos.

Sonrió levemente al ver por el rabillo del ojo el rostro de su omega. Al fin estaba a su lado. Ahora debía cuidarla y atesorarla, después de todo, muchos anhelaban encontrar a su pareja destinada y él había sido de los pocos afortunados. Esperaría lo que fuera necesario por ella. Tomaría la relación que apenas iniciaba con calma, primero necesitaba estabilizar su cuerpo y después vendría su unión mediante la creación de un lazo. No se arriesgaría a complicar más su complicado estado de salud.

Aparcó dos o tres veces antes de llegar al hotel para estirar las piernas por al menos diez minutos. Odiaba los viajes largos ya agotadores, eran un dolor de cabeza. Era de noche cuando se detuvo en donde había tenido información de estar algo disponible. Leo nunca fallaba.

Dejó a Silver unos segundos en el auto y caminó rápido hacia la recepción donde los atendió una mujer joven que pudo definir como beta por su leve olor.

-¿Buenas, tiene habitaciones disponibles?- preguntó cortésmente.

La chica alzó la mirada del expediente delante de ella y Falcon pudo decir que literalmente se lo comió con la mirada y automáticamente mostró una sonrisa de aquellas que conocían que era para coquetear.

-Sí, aún nos queda una disponible, es una suit personal-

-¿Solo una habitación?-

-Lo siento, pero estamos llenos, tiene suerte de que esta estuviera disponible pues nuestro cliente canceló a última hora-

El alfa se masajeó la sien. El dolor en su cabeza comenzaba a agudizarse levemente, siempre ocurría en los primeros días cuando el celo se acercaba, pero aún no podía tomarse los supresores. Eran muy fuertes y solo hacían efecto durante el ciclo de las 24 horas. Buscó en su pantalón y sacó su tarjeta de crédito dándosela. La chica la tomó y rozó a conciencia sus dedos y él gruñó en respuesta advirtiéndola. La mujer se sobresaltó y lo miró con los ojos muy abiertos. Acto seguido toda la ilusión que tenía con él se había esfumado y tecleaba en la computadora lo más rápido que le era posible.

-Aquí tiene su llave- la chica le dio una tarjeta para acceder a la suit junto con la de crédito temblando ligeramente.

Falcon volvió al auto junto con uno de los empleados que agarró sus dos maletas para encargarse de ellas. Abrió la puerta de Silver y la movió ligeramente por el brazo.

-Preciosa, llegamos- pero solo recibió de respuesta un leve gemido de su garanta.

Zacarias había mencionado que la medicina hacía dormir pero no tenía idea de cuánto la había afectado. Tomó las muñecas de ella y los enrolló en su cuello cargándola en sus brazos siguiendo al empleado para que le indicara el camino. Allí, con ella tan cerca se sentía poderoso, protegiendo lo que era suyo. Si al menos ella se quedara tranquila a su lado todo sería más fácil.

El hombre joven abrió la puerta y los dejó pasar. La habitación para ser una suit no tenía las cinco estrellas a las que estaba acostumbrado Falcon pero para un hotel de cuatro estrellas no estaba mal. Era amplia, decorada principalmente en colores dorados y marfil. Las sábanas de la cama de dosel junto con las cortinas eran de satín y algodón negro que contrastaba con las paredes. Al otro lado había un inmenso ventanal que daba a una pequeña terraza donde era posible sentar a relajarse. En resumen no estaba mal. Despidió al chico y llevó a la omega a la cama.

Con solo dejarla esta se giró de lado y abrazó la almohada siguiendo en su sueño. Falcon se preocupó ¿Aquello era normal? Sacó su teléfono y marcó el número de Zacarias.

-Se puede saber qué haces llamándome en tal momento- Falcon pudo sentir un leve gemido de fondo y suspiró. Buen doctor y alfa poderoso como pocos, pero la palabra promiscuo se le quedaba corta, y él había caído en sus redes varias veces dejándose llevar cuando era más joven, y salían a la caza.

-Silver está durmiendo desde hace rato y le cuesta levantarse-

-No te alarmes por cada cosa que le pase a la omega- otro gemido- despertará cuando esté mejor, mientras más toxinas más fuerte los efectos. En dos o tres días ya no será tan crítico-
Falcon acarició los cabellos de ella aun sin aliviar la preocupación.

-Está bien, gracias, te dejo- y colgó antes de seguir escuchando el espectáculo particular de su amigo.

Besó el hombro de la omega y reposó su frente después.

No me asustes así y despierta pronto, prefiero verte enfrentándome que tan indefensa. Suspiró y después de acomodarla empezó a desempacar. Se había fijado que la habitación tenía un closet inmenso por departamentos. Lo que le inquietaba era la cama, la única cama. Era inmensa, pero aun así no sabía si su omega estaría cómoda cuando se despertara con ese hecho. Por el momento solo le quedaba esperar.

Después de cambiar su ropa y darse una ducha se detuvo a atender a la mujer y al ver que esta no despertaba todavía le tocó hacer una tarea que requeriría de todo su autocontrol. Limpiar el cuerpo de la omega.

YOMEGA. Destinada a ser suya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora