Sola?

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Falcon apretaba sus puños mientras miraba el celular sobre la mesa de descanso delante del sofá de su sala. El reloj marcaba cerca de las 2:00 de la mañana y aun no recibía la llamada o el mensaje que tanto estaba esperando. 

Solo se había quitado la chaqueta y corbata, pero aun así se sentía sofocado. Sus esperanzas de que ella se comunicara con él estaban desapareciendo. Se culpó a si mismo por ilusionarse tanto y de paso ser tan terco. Se había enganchado tanto de aquella mujer que sin darse cuenta la quería a su lado en todo momento.

Podía ser debido al lazo de parejas destinadas, pero conocía uno que otro caso donde esto no resultaba así, y ambas personas convivían solo porque el lazo los hacía rechazar a los demás, no porque se quisieran.

Pero la personalidad fuerte y decidida de ella, la forma de responder a él, el olor de su cuerpo y como lo hacía sentir, lo tenía cautivado. No le importaba si ella no era de su mismo estatus y que su familia se opusiera a que estuvieran juntos, él no dependía del dinero de sus padres y sabía que al final, después de unas cuantas disputas, cederían.

Rindiéndose, se levantó conteniendo su molestia, se estaba haciendo tarde y tenía que empezar a preparar el equipaje. A pesar que la reunión era dentro de tres días, había decidido salir con antelación, pues Leo se había encargado de avisarle que las reservaciones por esas fechas estaban agotadas y tendría que buscar alojamiento personalmente lo antes posible. Ni siquiera con todo el desarrollo tecnológico que existía uno podía relajarse.

No caminó ni dos pasos cuando el celular sonó y cubrió la distancia en menos de un segundo y contestó.

-Puedes ...puedes venir a buscarme- la voz temblorosa de la mujer al otro lado de la línea le indicó que no estaba en su mejor condición.

Ahogó un gruñido.

-¿Dónde estás?-

Se demoró más de lo que él quería para responder.

-En el parque del condado, detrás del centro comercial- la oyó sollozar.

-No te muevas de ahí- y colgó agarrado las llaves del auto.

***

Silver miró la pantalla de su teléfono y no sabía si había cometido un error. No tenía tanta confianza con ninguna persona que considerara amiga, su vida se había enfocado principalmente en el trabajo. Tampoco tenía muchas ganas de buscar un lugar para quedarse, y no podía ignorar que no quería estar sola en estos momentos.

Talvez había sido por el impulso, pero una calma acogedora envolvió su pecho. Quizás no se había equivocado y había hecho lo correcto dejándose llevar por aquel instinto que cada vez se despertaba más.

Un auto se detuvo delante de ella minutos más tarde y antes que pudiera incorporarse por sus propios medios, ya se encontraba contra el pecho masculino y rodeada por los brazos de Falcon. Sintió como el alfa la envolvía con sus olor, pero no le resultó nada bien, en vez de ser hormonas para tranquilizarla, estás parecían destilar la rabia y la impotencia del alfa

-Falcon- apenas pudo hablar mientras se estremecía contra su pecho- tus hormonas, contrólalas- le pidió con un susurro.

Las ganas de vomitar estaban presentes y se arremolinaban en el inicio de su garganta.
El alfa pareció darse cuenta pues las disminuyó hasta casi ser imperceptibles.

-Lo siento preciosa, estoy algo indignado por lo que debió haberte pasado, no pensé que eso te afectaría- besó su sien mientras recorría la espalda con sus dedos sintiendo como la tensión desaparecía y se recostaba contra él.

-Hiciste bien en llamarme, vamos a casa, cuidaré de ti- la soltó lentamente y limpió el rastro de lágrimas de sus ojos dirigiéndola al asiento del copiloto, para después guardar sus pertenecías. Hacerlo lo llenó de satisfacción.

No hablaron en todo el viaje. Ella no parecía muy dispuesta a entablar una conversación. Solo miraba por la ventanilla fijamente y alguna que otra lágrima se escapaba, lágrimas que el limpiaba cada vez que se detenían en algún semáforo.

Apagó el auto al detenerse en el estacionamiento subterráneo de su edificio.

-Te ayudaré a subir tus cosas y las dejaré en la habitación de invitados- le dijo al ayudarla a bajar.

Ella sintió con un movimiento de la cabeza pero aun así no lo miraba. Falcon la volvió a abrazar procurando que su olor no la volviera a afectar. Enredó sus manos en la parte baja de su espalda mientras le hablaba.

-La familia puede ser algo complicado, no pienses mucho en ello, es contraproducente-

La sintió tragar duro.

-Yo no te traicionaré -besó su frente- tienes mi palabra-

No recibió respuesta y suspiró.

La guio hacia su apartamento y hasta el cuarto que ella conocía y dejó sus cosas sobre la cama.  

-Puedes bañarte, utiliza lo que quieras, te traeré toallas nuevas. ¿Quieres comer algo?-

Silver se sentó en la cama y movió su cuello como si le doliera

-Gracias, solo tomaré una ducha y dormiré un rato, creo que no lo he hecho en toda una semana- el agotamiento que la invadía ni siquiera le permitía sentirse nerviosa por donde estaba.

Falcon se sentó a su lado y tomó su mano.

-Te dejaré algo preparado por si te entra hambre en la noche, si deseas algo más tómalo de la nevera, tengo algunas cosas atractivas allí- le sonrió para intentar relajarla -Estaré en mi habitación si deseas algo, no te preocupes, tu misma lo dijiste, iremos despacio-

Las palabras de Falcon parecían cargadas de sinceridad.

-Gracias- por primera vez en toda la noche ella le sonrió a él.

-Eso está mucho mejor- el alfa le besó la mano, la palma y la soltó antes de que fuera demasiado tarde como para detenerse.

Tenía que reconocer que se estaba poniendo la soga al cuello, teniendo a su omega a solo unos pocos metros y no poder sobrepasarse con ella, o simplemente devorarla. Eso y la frustración de los días sin desahogarse en el sexo, le estaba pasado factura, pero Silver era muy impredecible y era mejor ir con cuidado.

Se levantó y salió dejándola sola. 

La chica observó a su alrededor analizando donde estaba realmente. Le había prometido no tocarla, aunque con los últimos acontecimientos no creía que eso fuera tan real. Se sobó la frente. Su cabeza dolía otra vez. Decidió que se daría un baño y después dormiría. Mañana era otro día y con la mente fría analizaría sus próximos pasos.
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Un sonoro ruido la despertó cuando faltaban minutos para que la alarma la despertara. Se incorporó de golpe y soltó un agudo chillido de sorpresa mientras se resguardaba con la sábana.

-Buenos días, querida- la voz que provenía de alguien que no era Falcon se escuchó desde a puerta con demasiado prepotencia- mueve el trasero que tú, tu pareja y yo tenemos mucho de que hablar-

Nota: ¿Alguna idea de quien fue el que apareció? Esa forma de hablar ya la hemos visto antes.

YOMEGA. Destinada a ser suya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora