Falcon se removió en la cama encontrando que no estaba el acostumbrado peso en su brazo. Sus ojos se abrieron de golpe y se sentó demasiado rápido en la cama. Miró hacia todos los lados de la habitación encontrando que solo estaba él.
-¿Silver?- frunció el ceño.
Se levantó de la cama con rapidez buscando en el baño con el mismo resultado.
-Mierda- gruñó y se puso un pantalón y la camisa a medio abrochar y salió corriendo.
Después de lo ocurrido anoche la idea de que su omega estuviera lejos de él lo volvía loco. Aquella casa, donde vivió durante muchos años y que consideró su hogar, ahora no era un lugar seguro. No con su madre dando vueltas. Corrió por al pasillo buscándola, siguiendo su olor hasta que en la primera planta encontró a su padre en el lobby que parecía de salida.
-Falcon, buenos días- este le saludó con una calma innata.
-¿Has visto a mi omega?- el alfa estaba tenso y su respiración salió en bocanadas de su boca al detenerse.
Su padre inclinó la cabeza.
-Se supone que debería estar contigo. Y no, no la he visto- se giró hacia el mayordomo- Búsquenla- ordenó.
Pero el hombre no dio un paso más lejos cuando Reish escuchó el reconocible llamado omega de su omega, uno que alarmaba la parte alfa dentro de él. Su rostro se giró en dirección a la puerta y esta vez fue él el que salió corriendo. Su esposa estaba en peligro.
Silver le dio la espalda a Ofelia después de decir todo lo que tenía por dentro. El peso que venía teniendo sobre sus hombros se aligeró. No porque esa omega tuviera más dinero que ella podía creer que podía hacer lo que le viniera en gana. Al menos no con ella. Que por lo menos se alegrara que no interfiriera con su relación con su hijo, aunque no tenía que hacer mucho. La misma Ofelia se encargaba de alejarlo con sus locas acciones.
Escuchó los sonoros pasos de la omega detrás de ella y se giró rápidamente, quizás que quisiera lanzarla a la piscina. Sus instintos se habían activado de momento pero solo pudo ver como el pie de la omega se doblaba y el cuerpo de esta caía directo dentro de la piscina.
-Wao- solo pudo decir Silver cruzando los brazos sobre su pecho- No quiero parecer la bruja en todo esto, pero recibir la ración de tu propia medicina como que no es nada agradable ¿verdad Ofelia?-
La miró desde la orilla sin moverse. Se imaginó que ahora seguro diría que ella misma la había empujado. Seguro, seguro, y nuevamente su alfa se molestaría y ella tendría que hacer maravillas para calmar a Falcon. Vaya salida que estaban teniendo, dios. Ya comenzaba a molestarse.
-Sal…va…me…ayu…da- la voz de Ofelia se escuchó extraña mientras el agua entraba por su boca.
Silver la enfocó por unos segundos. ¿En serio? ¿La omega no sabía nadar? Suspiró.
-Sé que me voy a arrepentir de esto- dijo entre dientes Silver y quitándose los zapatos de aguja negra se lanzó a la piscina.
Nadó hacia la mujer y se puso detrás de ella para sujetarla, pero entre el ajetreo de la omega una de sus uñas arañó el rostro de Silver dejando una marcada línea en su mejilla.
-Quédese quieta de una vez- Silver le gritó, si seguía agitándose así, ni podría salvarla y serían dos la que terminarían en el fondo de la piscina.
Su grito pareció sacar de su estado a Ofelia que se tranquilizó de pronto. Oportunidad que aprovechó Silver para patear en dirección a la orilla. Para su suerte o desgracia, su alfa y el de la omega en sus brazos se acercaban corriendo en dirección a ellas. Ahora comenzaba el verdadero espectáculo.
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YOMEGA. Destinada a ser suya (omegaverse)
RomansÉl es un alfa y afirma que ella es su pareja destinada. Pero hay dos problemas. Primero: él esta comprometido Segundo: Ella es una beta. O eso le han hecho creer toda su vida.