Despertar?

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Erika se quedó en shock después de oír aquellas palabras proviniendo del mismo alfa que conocía hace tiempo. O ella estaba medio dormida todavía y estaba teniendo alucinaciones o a Zacarias realmente le ocurría algo.

Agarró la crema corporal y se trepó en la cama acercándose a él. El cuerpo del alfa era realmente grande en comparación con el suyo y no solo por su altura. Su ancha e irregular espalda por los músculos desarrollados, que descendía en una estrecha cintura, unas nalgas redondeadas perfectas que rogaban ser agarradas con fuerza y unas largas y fibrosas piernas. Era el alfa que todo o toda omega quisiera como su pareja. Y allí desnudo entre sus sábanas era toda una deliciosa tentación, más ella no se hizo ilusiones.

Puso una mano en su hombro y se ayudó para pasar una pierna por sobre él para sentarse a horcajadas sobre la espalda baja. Los muslos de ella acariciaron la cintura del alfa y lo sintió ronronear con los ojos cerrados.

-¿Zacarias, seguro que todo está realmente bien?- había preocupación en su voz.

-Estoy perfecto chiquita, por qué tendría que pasarme algo-

-No, por nada- ella echó una buena cantidad de crema entre sus manos y la calentó antes de esparcirla por la piel aún húmeda del alfa.

Inmediatamente los músculos tensos comenzaron a relajarse bajo su tacto. Zacarias se removió acomodándose mejor y abrazando la almohada. Los dedos de ella masajeaban su espalda intentando abarcar la mayor parte de él y presionando donde encontraba nudos. Apretó la zona de la nuca y e hizo movimientos circulares con los pulgares oyéndolo gemir de placer por esto.

-Así nena, se siente realmente bien ahí-

Debido a que en su trabajo se trataba todo lo que tuviera que ver con la estética personal había un salón de masaje y ella había aprendido algunos trucos en sus tiempos libres. Sabía que el alfa que se uniera con ella llegaría algunos días tensos pues ellos también tenían sus problemas solo pro su estatus y ella podría ayudar a relajarlo. Solo que nunca se imaginó que el alfa que estaría entre sus piernas sería Zacarias. Era verdad que ella se lo había propuesto pero en primera él había venido a mitad de la noche y segundo no se había negado, todo lo contrario.

Bajó sus manos por el centro de su espalda masajeando sus omóplatos hasta estar satisfecha y después desplazó sus dedos hasta los bordes de su cintura donde comenzó movimientos de arriba abajo. Esta zona de Zacarias estaba dura por los músculos trabajados por lo que se levantó ligeramente para poder ejercer más presión.

-No te esfuerces tanto chiquita, solo con lo que has hecho estoy en el cielo- su voz soñolienta casi se apagaba entre las sábanas.

-Estás seguro, aún tienes algunos nudos aquí- señaló la zona con un puchero, era de las que le gustaba hacer su trabajo bien.

Zacarias abrió los ojos ligeramente y moviendo su brazo la agarró y la tiró hacia la cama poniendo la espalda de ella contra su pecho. Buscó el borde de la colcha a ciegas y al encontrarlo los tapó a ambos.

-Ahora si puedo dormir- abrazó a Erika y enterró su cabeza contra la nuca de la omega aspirando su aroma con los ojos tan pesados que ya no podía volver a abrirlos.

Erika se quedó quieta por unos minutos sintiendo que la respiración del alfa se hacía pesada contra su nuca despertando cierto deseo en ella. Esa era una de las zonas más sensibles de los omegas y más cuando era estimulada por un alfa. El cuerpo grande y desnudo de Zacarias se pegó más a ella introduciendo una pierna entre las suyas desde atrás, el miembro de tamaño razonable para ser alfa ligeramente excitado quedó atrapado entre sus nalgas solo evitando el contacto por la fina ropa que hacía de barrera. No tenía intenciones de dejarla ir y ella por su parte se sentía protegida bajo su calor y estimulada, pero ¿Por qué si se sentía tan bien, dolía tanto?

YOMEGA. Destinada a ser suya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora