Muerta?

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Muerta, muerta, la palabra resonaba una y otra vez en su cabeza. No podía creer lo que estaba oyendo. Acaso ellos habían sido capaz de...Su cuerpo comenzó a temblar y una fina capa de sudor apareció haciendo que el cabello de su frente se pegara a la piel. Llevó las manos a su regazo y las apretó fuertemente.

Primero la habían engañado ocultándole la verdad sobre su verdadero estado, era una omega, no una beta. Después el tema de un noviazgo y un compromiso casi impuesto del que no podía sacar prácticamente nada positivo y por último las pastillas. Las llevaba tomando años, por Dios. ¿Y si no hubiera conocido a Falcon qué hubiera pasado? ¿Ellos pretendían dejarla morir así de simple? 

Las uñas se le enterraron en la piel sin percatarse. Estaba tan centrada en sus pensamientos que no se había dado cuenta de su exterior. Falcon puso una mano sobre ella y la agarró impidiéndole hacerse más daño.

-Cálmate- se acercó un poco y la agarró de la barbilla- respira lentamente-

La recién omega parpadeó e intentó regular su respiración para después de unos segundos sentir un leve dolor por sus músculos al haberlos tensados demasiado. 

-¿Quieres que siga?- Zacarias había estado todo el tiempo callado viendo su reacción sin comenta, no tenía tacto, pero conocía la naturaleza frágil de los omegas.

Ella asintió levemente con la cabeza, era mejor saber todo de una vez para no sufrir prolongadamente, además quería llegar a la raíz de todo. El alfa mayor respiró y continuó.

-Como te decía, no entiendo la razón por la que te hayan dado estas pastillas, pero dime, ¿con qué frecuencia las tomas?-

-Las tomaba todos los días sin falta- vio como el ceño de Zacarias se arrugaba de forma poco agradable

-¿Por cuánto tiempo?-

-Desde que era niña y tuve un accidente, me dijeron que debía seguir el tratamiento el mayor tiempo posible, no sabía que ocasionarían...-

-¿Dónde las conseguías?- el alfa tomó un sorbo de café.

-Mi madre siempre era la que las traía, nunca le presté mucha atención, pensé que las compraba en la farmacia-

-Ya veo, pues quiero informarte que no son medicamentos comunes, son supresores- los ojos de Falcon se abrieron ante la explicación de su amigo- y unos no muy gentiles-

Tal vez ella no tenía mucha idea del tema de los supresores pues hasta el otro día era beta y no tenía que interesarle, pero todo alfa y omega sabía muy bien que no debían abusar de estas sustancias. Podían ser efectivas durante el celo, pero nada era gratis, a tiempo prolongado podían causar estragos. Mientras fueran alfas no había tanto problema, su celo se efectuaba una vez cada seis meses y solo duraba 24 horas, la utilización de supresores solo era en casos necesarios. 

En cuanto a los omegas la situación era más complicada después de todo de delicado tenían todo, aun si no lo demostraban. A largo plazo podían ocasionarles abortos espontáneos, o simplemente volverlos estériles temporalmente, sin quitar las náuseas, vómitos y dolores de cabeza como efectos secundarios. 

Por estas razones algunos omegas solo se recluían mientras fuera posible en vez de tomar estos medicamentos. Imaginarse a un omega tomarlos durante años todos los días los estremeció.
Falcon la miró con seria preocupación.

-¿Zacarías, ella va a estar bien?-

-Por el momento no parece llevarlo mal pero me preocupa su interior, su sangre está demasiado contaminada, además me contaste sobre sus reacciones hacia ti. Sobre todo los últimos días, si ha dejado de tomar las pastillas se sentirá como si se estuviera desintoxicando, así que creo que es normal-

YOMEGA. Destinada a ser suya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora